}}

martes, 10 de enero de 2012

El sueño y sus funciones

1. Descanso y sueño
El descanso es un estado de actividad física y psíquica “reducido” en el que la persona se siente mejor, con más ganas de continuar con sus actividades diarias, es decir está descansado.

No hay que confundir el descanso con la inactividad, se puedo esta realizando una actividad y se puede estar descansando, aunque requiere tranquilidad, relajación libre de estrés emocional y de ansiedad.

Cada persona entiende el descanso de manera diferente. Unos leen, otros hacen ejercicios de relajación, otros pasean o van a alguna actividad lúdica o cultural.

Según Narrow(1997) podemos descansar cuando:
  • Sentimos que las cosas están bajo control.
  • Nos sentimos aceptados.
  • Entendemos lo que está pasando.
  • Estamos libres de molestias e irritaciones.
  • Realizamos un número satisfactorio de actividades concretas.
  • Sabemos que recibiremos ayuda cuando la necesitemos.
Además es necesario comodidad física, eliminar las preocupaciones y sueño suficiente.
El sueño ha interesado al ser humano desde el principio de la Humanidad, la ciencia lleva años tratando de contestar a las preguntas: ¿por qué dormimos? y ¿para qué dormimos? Los conocimientos actuales sobre el sueño son muchos, pero no tenemos una respuesta definitiva sobre la función del sueño.

El sueño es una de las necesidades humana básica ya descrita por Abraham Maslow, psicólogo humanista, en 1970, quien estableció su jerarquización. Esta clasificación, fue perfeccionada por Kalish, detalla los elementos que pertenecen a cada una de las necesidades. Así, las fisiológicas las coloca en la base de su pirámide y comprenden: agua, alimento, aíre, eliminación, reposo, sueño y la conservación de la temperatura y la evitación del dolor.

También Virginia Henderson, partiendo desde un punto de vista humanista, establece sus 14 necesidades humanas básicas, siendo la primera respirar adecuadamente, las últimas se refieren a todo lo que es autorrealización del ser humano, y colocando en quinto lugar la necesidad de descansar y dormir.

Así pues, descansar y dormir es una necesidad fisiológica básica y, por tanto, dormir bien es fundamental para nuestra salud y bienestar y también para quienes nos rodean. Si no se satisface la necesidad de sueño y descanso aparecen problemas de salud que incluso puede tener consecuencias personales, familiares y sociales muy graves.


2. Importancia del sueño
Nos pasamos durmiendo una tercera parte de nuestras vidas. Sabemos que durante el sueño tienen lugar cambios en las funciones somáticas y en los procesos mentales de vital importancia para el equilibrio psíquico y físico de las personas. El cuerpo y la psiquis se recuperan con las distintas fases del sueño, por el contrario la falta inciden en el buen funcionamiento de nuestras actividades cognitivas como son la atención, la memoria y la creatividad.

Los estudios sobre la epidemiología de las alteraciones del sueño son muy dispares y más sin cabe cuando se refiere a niños. En general un 40% de la población tiene trastornos del sueño. Por otro lado, los trastornos del sueño aumentan con la edad, más del 50% de las personas mayores de 65 años tienen problemas para dormir; hay autores que afirman que a los 95 años el 100% de la población presenta dificultades con el sueño.

3. Fases del sueño
El sueño puede definirse como un estado fisiológico con supresión casi completa de la actividad consciente y de relación y la depresión de las actividad vegetativa, con pocos movimientos de los músculos voluntarios, es cíclico, ritmo circadiano, cada 24 horas, más o menos, todas las personas tienen necesidad dormir.

De este modo se alterna fases de actividad-vigilia-luz y fases de descanso-sueño-oscuridad.
Estado de vigilia.
Cuatro fases de sueño sin movimientos oculares de los ojos (NMOC o NREM):


Fase 1: adormecimiento (5% del total de sueño). Se puede tener alucinaciones.
Fase 2: sueño ligero (50% del sueño). Disminuyen las frecuencias cardiacas y respiratorias.
Estas dos primeras fases son de sueño superficial.
Fase 3 y Fase 4: sueño profundo no REM (20% del sueño)
Se produce en la primera mitad de la noche. Su función es la recuperación física.
Fase 5: Sueño paradójico. Sueño MOR (movimientos rápidos de los ojos, 25% del sueño) o REM (Rapid Eye Movement) conocido también como sueño desincronizado o D. Se produce en la segunda mitad de la noche y su función es la recuperación psíquica.


Las distintas fases del sueño tienen características EEG (electroencefalograma) específicas. Así al conjunto formado por las fases 3 y 4 del sueño NREM se denomina sueño de ondas lentas (SOL), delta o profundo.

El sueño REM se caracteriza por un EEG de baja amplitud y de frecuencia mixta similar al de la fase 1 del NREM. En este contexto, se producen brotes de actividad más lenta (3 a 5 Hz) con deflexiones negativas superficiales ("ondas en diente de sierra") que se superponen con frecuencia a este patrón. El EOG (electrooculograma) da muestras de sueño REM similares a las que se observan cuando la persona en cuestión permanece despierta y con los ojos abiertos. La actividad del EMG (electromiograma) permanece ausente reflejando la atonía muscular completa de la parálisis motora descendente característica de este estado.

Aunque desconocemos muchas cosas de sueño, gracias a las numerosas investigaciones conocemos otras muchas como que en la fase REM se produce los ensueños. También aumenta la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca y la respiratoria. La “actividad sexual inconsciente” como erecciones nocturnas o el aumento de temperatura del clítoris durante el sueño no son a causa de los ensueños o de los deseos sexuales reprimidos, como creía la teoría psicoanalista, sino que todo esto se debe a la actividad que desarrolla el sistema nervioso durante la fase REM.

En definitiva, el sueño no es un proceso pasivo, sino que es un proceso fisiológico activo que produce la recuperación física y psíquica en el que el sistema nervioso sigue trabajando e integrando las experiencias y conocimientos previamente aprendido.


4. Técnicas de registro del sueño o polisomnografía
Se registra de forma continua y se mide: las ondas cerebrales (Electroencefalograma, EEG), la actividad eléctrica alrededor de los ojos (Electrooculograma, EOG), actividad eléctrica en algunos músculos (Electromiograma, EMG), electrocardiograma (ECG), oxígeno en sangre (Oximetría) y el flujo de aire inspirado.

5. Funciones de sueño
El sueño tiene funciones de restauración y protección y sirve para reajustar o conservar los sistemas biológicos. Para que el sueño cumpla su función se necesita una cantidad de sueño digamos característica de cada persona. Así, un recién nacido puede ser de hasta 20 horas y muy fragmentadas, siendo un 50% sueño REM y el otro 50% NREM III y IV; en el adolescentes duermen entre 8-9 horas; en el adulto entre 6-8 horas, disminuyendo el tiempo total de sueño a expensas de la fase IV NREM; y en las personas mayores entre 6 y 7 horas. En esta etapa de la vida la necesidad de descanso aparece antes que la de sueño. La duración de tiempo nocturno de sueño disminuye, con acortamiento de la fase REM y reducción de las fases III y IV NREM, con un sueño fragmentado, necesitando más tiempo para conciliar el sueño.

En los niños existe una relación entre sueño y crecimiento. Y es que a mayor calidad en el sueño mayor secreción de la hormona del crecimiento o somatotropina. Esta hormona actúa sobre muchos tejidos del cuerpo, influyendo sobre el desarrollo de células y tejidos y regula el metabolismo de las proteínas.

La hormona del crecimiento se segrega en mayor cantidad a los 50 o 60 minutos de haberse iniciado el sueño nocturno, es decir en la Fase NREM IV (aunque parece que durante las siestas largas también ocurre esto). Los niños que duermen de forma intranquila con múltiples periodos a lo largo de la noche están en desventaja con aquellos que consiguen hacerlo de una sola vez.

Por otro lado la somatotropina, está relacionada con la alimentación, concretamente con la concentración de azúcar en sangre, debiendo haber un equilibrio entre el hambre, el ejercicio y el estrés, para que permitan al niño llegar al máximo de su potencial de crecimiento.

Un reciente estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chicago (USA), publicado en "Annals of Internal Medicine", afirma que dormir poco puede estimular la obesidad. Al parecer, la cantidad de sueño condiciona el nivel en el organismo de dos hormonas, la leptina y la grelina, de modo que, en individuos que han dormido poco, disminuye la primera y aumenta la segunda. La leptina tiende a suprimir el apetito, con lo que su disminución supone una mayor tendencia a comer. La grelina provoca sensación de hambre, pero en este caso la falta de sueño produce un aumento de esta hormona, por lo que su efecto se suma al anterior, influyendo la unión de ambas en un aumento del apatito.

En cuanto al sueño REM facilita y consolida el aprendizaje, efectos beneficiosos sobre la memoria, mejora la adaptación conductual y, gestionamos mejor nuestras emociones.

De un modo general podemos decir que durante el sueno NREM se produce la recuperación física y en el sueño REM la recuperación psíquica.

 

Fuente:
Guyton – Hall. Tratado de Fisiología Médica. 11 edición.
Insomnio,...www.imserso.es/InterPresent1/groups/imserso/.../s305calidad_vida.pd
Sociedad Española de Neurología.

jueves, 5 de enero de 2012

Algunas teorías sociales del envejcimiento

  • Teoría de la desvinculación o retraimiento
  • Teoría de la actividad
  • Teoría de la continuidad
  • Teoría de la subcultura
  • Teoría del medio social
  • Teoría de las minorías
  • El interaccionismo simbólico
  • Teoría del etiquetaje
  • Teoría fenomenológica
1.Teoría de la desvinculación o retraimiento
La teoría de la desvinculación, también llamada de desacoplamiento (The theory of desngagement) fue presentada en principio por E. Cumming y W.E. Henry en el año 1961. En resumen viene a decir que se produce una desvinculación mutua entre el individuo y la sociedad a la que pertenece. El sujeto va dejando de representar su rol y la sociedad cada vez le da menos oportunidades. En principio parece que para que la sociedad progrese los individuos más viejos tengan que dejar pasos a los más jóvenes, como dice Bazo, M.T (1986) existe un cierto funcionalismo sociológico.

Algunos autores creen que son los ancianos los que comienza por si mismo la desvinculación de la sociedad; otros, mantienen una postura opuesta, que es la sociedad la que aparta progresivamente a los más mayores.

Aunque fue aceptada en su formulación original, muy pronto se hicieron revisiones y las investigaciones sobre ella han sido significativas. Ya en 1964 W.E. Henry reconsidera la teoría del retraimiento como proceso mutuo entre individuo y sociedad, y piensa que la perdida de roles se basaría en una causalidad interna del proceso. En el mismo año Havighurst, Neugarten y Tobin analizando las variables individuales que darían lugar a una vejez satisfactoria llegan a la conclusión que esta depende del grado de satisfacción conseguido con anterioridad durante su vida más activa y con la situación presente. Siendo la personalidad del individuo determinante, unos estarían satisfechos con el distanciamiento, mientras que otros lo pasarían realmente mal.

Lehr, U. 1969 habla de desvinculación transitoria, la cual coincidiría con acontecimientos importantes, por ejemplo la jubilación, una vez superada el evento, comenzarían otra vez las relaciones sociales.

Otra reformulación de la teoría de la desvinculación, desde mi punto de vista muy interesan ante, es la presentada por Aragó, J.M. (1987) que considera que se produce un deterioro progresivo que arranca con acontecimientos determinantes. El área social sufriría un deterioro tal que provocaría un retraimiento por la disminución de relaciones ... Por otra parte, Aragó, J.M. (1987) relaciona el distanciamiento social con el grado de satisfacción personal, si la sociedad pudiera satisfacer todas las necesidades de la vejez, los ancianos no tendrían interés por la actividad. Este sería el caso de las instituciones donde se garantizan las necesidades fundamentales: sanitarias, de la vida diaria, etc. Sin embargo, investigaciones efectuadas por García-Pérez, M.C. y Tous, J.M. (1992) no confirmarían la hipótesis de Aragó.

Desde el inicio de la teoría se ha planteados varias cuestiones, desde mi punto de vista, destaco las siguientes: primera, si es voluntariamente iniciada por los ancianos implicados; segunda, si se debe a deterioro progresivo de sus capacidades; tercera, si esta desvinculación es buena para los ancianos; y, cuarta, que números de ancianos inician este distanciamiento.

2. La teoría de la actividad
Hay cierta conjunción en la paternidad de la teoría de la actividad mientras que Aragó, J.M. (1987) señala que su formulación originaria se debe a Cavan en el año 1949, otros como Bazo, MT.(1990) afirman que originariamente se debe R. Havighurst et al. (1968). En resumen este modelo postula que los ancianos con un proceso de envejecimiento fisiológico implican seguir con los mismos roles de la edad adulta o en todo caso sustituir los perdidos por otros. Esto implica mantenerse activo. Casi todos los estudios realizados parecen confirman los presupuestos teóricos.

4.Teoría de la continuidad
Formulada por Atchley, R.C. (1972) sostiene que en el proceso de envejecimiento hay una tendencia natural al mantenimiento de los roles que ha venido desempeñando durante su vida. Es decir, que la adaptación a la vejez dependería de su pasado. En este sentido cada anciano tendría un modelo propio. Los estudios empíricos prácticamente no existen.

5.Teoría de la subcultura
Presentada por Rose, A. (1965) sostuvo que la edad creaba una subcultura en los ancianos. Esta subcultura de la edad como cualquier grupo aislado tiene características específicas, entre las cuales sus propias normas de conductas. Riley. M (1968) con sus investigaciones confirmó que es mejor estudiar los grupos de ancianos tomando extractos según la edad, que según la clase. En este orden de cosa se explicaría la proliferación de asociaciones y demás grupos diversos de personas de edad que buscan su propia identidad.

6.Teoría del medio social
Gubrium, J. (1973) considera que la conducta en la vejez estaría relacionada con algunas condiciones biológicas y sociales (Mishara, B.L. , Riedel, R.G. 1986) como la salud, el dinero y los apoyos sociales. Según esta teoría la salud seria un factor determinante ya que muchas personas están muy limitadas por las enfermedades crónicas, estando algunas totalmente imposibilitada.

En cuanto al dinero una situación precaria seria otra condición negativa que actuaría como factor limitante en la actividad de los ancianos. En muchos países, desarrollados, hay un porcentaje elevado de personas de edad que perciben unos ingresos que apenas llegan para la subsistencia.

Por lo que respecta a apoyos sociales, la desintegración familiar, por muerte de uno de los cónyuges, o la falta de relaciones sociales actuarían condicionando la conducta de los ancianos.

En resumen, según J. Gubrium todos los factores del medio social que actúen limitando la actividad son negativos para la vejez.
 
7.Teoría de las minorías
Este modelo, propuesto por Strieb, G. (1965) es muy parecido al de Rose (Mishara, B.L. , Riedel, R.G., 1986), refiriéndose a la sociedad estadounidense, pero que puede ser válido para otras sociedades, cree que las personas de edad se ven forzadas a formar una minoría , lo mismo que los negros o indios, por compartir algunas características biológicas. Además, tendrían los rasgos de los grupos minoritarios, inmovilismo, pobreza, segregación e impotencia., que producirían reacciones que irían desde el pasivismo absoluto hasta activismos exacerbados como el político.
 
8.El interaccionismo simbólico
Lo que se llamó más tarde interaccionismo simbólico tiene su origen en las teorías desarrolladas por G.H. Mead, Ch. Cooley y W. Thomas que vienen a decir que los seres humanos, con su comunicación simbólica, aprenden la conducta de las otras personas con las que conviven en un ambiente físico y social determinado (Bazo, M.T., 1990). La comunicación simbólica actuaría como proceso de socialización desde el nacimiento, en el que el lenguaje desempeñaría una función primordial. En el interacionismo simbólico hay que distinguir la definición de la situación (W.Tomas), el Yo-espejo (C.H. Cooley) y la interpretación de si mismo.

Aplicando los conceptos antes citados a los ancianos estos adoptarían una conducta determinada según que interpretación hicieran de la situación, que interpretación y respuesta dieran al yo-espejo y que presentación decidirán más adecuada en determinadas circunstancias.

9.Teoría del etiquetaje
Bengston, V. (1973) cree que la teoría del etiquetaje explicaría algunas conductas de los ancianos como las derivadas de etiquetar a una persona como senil o dependiente, siendo tratada según el significado social de la etiqueta que condicionaría la conducta de la persona que vera como se modifican sus roles, status e identidad (Bazo, MT., 1990).
 
10.Teoría fenomenológica
Tiene su origen en Alemania y fue elaborada inicialmente por E. Hurssel, siendo su idea fundamental que para entender la conducta humana hay que comprender el mundo perceptivo de la persona. Según el sistema perceptivo y el proceso de socialización así cada uno entenderá el mundo. Es una teoría de elevado nivel de abstracción con evidentes problemas para la investigación empírica pero muy compresiva y completa (Bazo, TM. ,1990).

Alguna bibliografia para una visión retrospectiva de la gerontologia soacial


Fuente:

A.A.V.V. (1994) Envejecimiento y psicología de la salud. Siglo XXI de España Editores. S.A. Madrid.

A.A.V.V.(1997) Guía sociosanitaria para personas mayores. Fundación Matia. San Sebastián.

BERMEJO GARCIA, L. (1993) Hogar, dulce hogar. Como mejorar su vivienda haciéndola más sana y segura. Editorial Popular. Madrid.

CAPELLI, M.P.; DRAGUI, V.B. (2001) Aprendizaje y vejez. Cuestionando mitos. Revista electrónica Tiempo nº 8 agosto.

COSTA, M.; LOPEZ, E. (1986) Salud comunitaria. Ediciones Martínez Roca. Barcelona.

CONDE SALAS, J.L. (2001) Vivir la vejez positivamente. Primer Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento. Lectura complementaria.

G. de VIGUERA, V. (2001) ¿Es útil aprender a envejecer?. La educación para el envejecimiento. Primer Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento, clase 3

G. de VIGUERA, V. (2001) El proceso de envejecimiento. Primer Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento, clase 4 y 5.

G. de VIGUERA, V. (2001) Cambios psicológicos y sociales. Primer Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento, clases 6 y 7.

G. de VIGUERA, V. (2000) identidad y Autoestima en los Adultos Mayores. Revista electrónica Tiempo nº 5 junio.

MONCHIETTI, A.; KRZEMIEN, D. (2000) Participación social y estilo de vida. Su relación con la calidad de vida en la vejez. Revista electrónica Tiempo nº 6 noviembre.

MURRAY PARKES, C. (1999) Duelo y salud mental en la vejez. Primer Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento. Lectura complementaria. http://www.psiconet.com/tiempo/educacion localizado en Revista del Climaterio 1999; 1 (5) (noviembre-diciembre) 225- 231

Fuente original :Bereavement and mental health in the elderly. Reviews in Clinical Gerontology 1997, 7 (1) 47-53

PEREZ FERNÁNDEZ, R. (1998) Sobre los derechos de las personas de edad. Seminario Temas de Psicogerontologia II clase 17.

POSADA F. Beneficios y sentido de la formación en la vejez. Seminario Temas de Psicogerontología II clase 185.

RODRÍGUEZ ESTRADA, M; PELLICER DE FLORES, G.; DOMÍNGUEZ EYSSAUTIER, M. (1988) Autoestima: Clave del éxito personal. Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V. México.

RUBIO HERRERA, R., DOSIL, A. (1994) Desarrollo de la inteligencia en la vejez. Cap 26 pags. 463 – 475 En: BERMEJO V. (1994) Desarrollo cognitivo. Editorial Síntesis. Psicología. Madrid.

VARGAS, J.H. (2001) La formación de la ciudadanía emancipada de adultos mayores. Revista electrónica Tiempo nº 7 abril.

VARGAS, J.H. (2001) La participación social de los adultos mayores. Una práctica de la libertad cotidiana. Revista electrónica Tiempo nº 8 agosto.

miércoles, 4 de enero de 2012

La anosmia y el Alzheimer

La anosmia y el Alzheimer
El sentido del olfato junto con el del gusto reacciona a sustancias químicas, que son detectadas en una terminaciones nerviosas, llamadas quimiorreceptores. La parte superior de las fosas nasales está cubierta por la membrana pituitaria que está plagada de terminaciones nerviosas que a través del nervio olfatorio (I par craneal) conduce los impulsos nerviosos hasta el bulbo olfatorio y tracto olfatorio y de aquí al sistema límbico e hipotálamo y al neocórtex donde estas sensaciones se harán conscientes. Sabemos que estas estructuras cerebrales están relacionadas con los impulsos e instintos, emociones y sentimientos. Igualmente estas zonas cerebrales son fundamentales en el procesamiento de la información (memoria), así como en la regulación del sistema endocrino.
Los trastornos del olfato
Puede ocurrir que disminuya la capacidad para oler (hiposmia), que se pierda totalmente (anosmia) y que dicha capacidad aumente (hiperosmia).
También puede haber trastornos en la percepción y así hay personas en que aparecen cambios en olores y aromas que antes le eran familiares se distorsionan o que un olor que antes era agradable se hace insoportable, e incluso percibir olores que anteriormente no olían.
Atendiendo a la etiología de los trastornos en el olfato puede ser congénito u obedecer a causas secundarias. Si es congénita es incurable (no se desarrolló el nervio olfatorio), otros problemas desde el mismo nacimiento o poniéndose de manifiesto por traumatismo craneoencefálicos.
Casi siempre aparece cuando el paciente ya ha cumplido los 10 años, y se diagnóstica porque el enfermo presenta problemas de salud que están asociados al olfato, como anorexia y que no perciben los distintos olores. Los casos idiopáticos (causas desconocidas) también entran en este tipo de trastornos del olfato.
En cuanto a la anosmia secundaria (que se deriva de otra enfermedad) podemos distinguir los siguientes tipos:
Anosmia pasajera: muy frecuentes en refriados y rinitis por agentes virales y alergias.
Anosmia temporal: se afecta el nervio olfativo por virus o bacterias o traumatismos sobre dicho nervio (desviación del tabique nasal, pólipos o tumores). También pueden indicarnos otras enfermedades de las fosas nasales (sinusitis, rinitis, etc) o ser consecuencia patologías graves como enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer o enfermedad de Refsum. Los fumadores también pueden presentar este tipo de trastorno olfativo temporal. Otras muchas enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión, malnutrición, la esclerosis múltiple y la psicosis de Korsakoff están todas asociadas o dan como síntomas trastornos del olfato.
La anosmia permanente: cuando las causas anteriormente se complican puede conllevar una anosmia permanente por quedar dañado el nervio olfativo. También al proceso de envejecimiento se asocia una disminución en la capacidad olfativa como ocurre en los demás sentidos.
La anosmia como biomarcador
Las pruebas tradicionales de detección de trastornos del olfato son subjetivas, consiste presentar al paciente un frasco con aromas y en un formulario escribe sus percepciones, pero no es un método objetivo porque es imposible regular la cantidad de producto aromático suministrado ni la distancia a la que se pone la sustancia. Todo esto ha llevado a un grupo de investigadores perteneciente al Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y la Fundación Hospital de Alcorcón al desarrollo de un Olfatómetro que unido a un equipo de Resonancia Magnética Funcional (RMF). Con este equipo se visualiza y se mide la actividad cerebral en el mismo momento que la persona percibe los estímulos olorosos.
En la Fundación CIEN se está investigando si el olfato puede ser uno de los biomarcadores que permitan la detección precoz del Alzheimer.
Referencias:
Fundación 100.
Psiquiatria.com.
National Institutes of Health. Institute on Deafness and Other Communication Disorders.