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martes, 24 de mayo de 2022

La investigación en la enfermedad de Alzheimer

1. Prevalencia e impacto

Atendiendo a los diferentes estudios epidemiológicos se estima que en la actualidad hay 50 millones de PcD a nivel mundial, de las que casi un 70% están afectadas de enfermedad de Alzheimer y se calcula 152 millones para el 2050.

En el caso de España, la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) estima que en la actualidad, entre enfermos y familiares hay 4,5 millones de personas afectadas por el Alzheimer y su impacto, de los cuales 1,2 millones padecen la enfermedad, y de estos el 9% tienen menos de 65 años. La carga económica familiar para atender un enfermo es de alrededor de 31.000€.
En 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la demencia como una prioridad de salud pública. En mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025. El Plan es un marco integral de referencia para las instancias normativas; los asociados internacionales, regionales y nacionales, y la OMS en las siguientes esferas: la evaluación de la demencia como prioridad para la salud pública; la concienciación y la puesta en marcha de iniciativas para satisfacer las necesidades de las personas afectadas; la reducción de riesgos; el diagnóstico, el tratamiento y la atención; los sistemas de información; el apoyo a los cuidadores, y la investigación y la innovación.

A día de hoy, el Alzheimer no tiene cura y, esta sólo se puede conseguir con la investigación. Pero a pesar de los datos de prevalencia y del impacto económico y social no se destinan lo recursos suficientes. No obstante, numerosas instituciones hacen enormes esfuerzos invirtiendo en investigación consciente de que al Alzheimer sólo se puede vencer desde la investigación biomédica.

2. La investigación biomédica

La investigación biomédica es la investigación científica destinada a obtener conocimientos y proponer soluciones a problemas de salud de las personas y la población. Tiene por objeto generar conocimientos que ayuden al diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades en humanos. Hay varios tipos de investigación biomédica:
  1. Investigación básica: tratando de consolidar e incrementar conocimiento sobre los mecanismos de la enfermedad, generando evidencia científica que sirva de base para pasar a la fase clínica. Se suele realizar en el laboratorio con animales.
  2. Investigación clínica: es la que se realiza con la participación de personas para evaluar nuevos métodos diagnósticos y tratamientos.
  3. Investigación traslacional: enlaza la investigación básica con la clínica. Que facilita la transición de la investigación básica en aplicaciones clínicas, from bench to bed-side, llevando la ciencia desde el laboratorio al paciente. Concebida como una herramienta científica que sirve de puente y evita que los resultados de la investigación básica en se pierdan, favoreciendo su llegada a la clínica, a los pacientes, cerrando de manera eficiente el ciclo productivo de la inversión en investigación biomédica.
  4. Investigación epidemiológica: tiene como objetivo generar conocimiento acerca de todos aquellos aspectos que influyen en la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas por el Alzheimer y otras demencias, paciente-cuidador. La implementación de los resultados en esta investigación permiten realizar una asistencia adecuada y específica para establecer políticas y recursos sociosanitarios, implementar y validar intervenciones o terapias no farmacológicas y, en definitiva, elaborar un plan asistencial global de la enfermedad.

3. Líneas de investigación en la Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad compleja de la cual todavía no se conocen las causas. Hay múltiples líneas de investigación activas, tanto pre-clínicas o básicas como clínicas (se investigan en personas, sanas o pacientes).  Algunas de estas líneas son:
  • Estudio de fármacos contra las proteínas b-amiloide y tau.
  • Investigación en la fase pre-clínica.
  • Genética de la enfermedad de Alzheimer.
  • Estudios de la relación del envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas
3.1 Estudio de fármacos contra las proteínas β-amiloide y tau

Las proteínas β-amiloide y tau se acumulan en el cerebro de los enfermos de Alzheimer. Se están investigando numerosos posibles tratamientos para la EA. Actualmente hay cuatro medicamentos que se utilizan habitualmente, que ayudan a paliar los síntomas de la enfermedad, pero sus resultados son muy limitados (Donepezilo, Galantamina, Rivastigmina y Memantina, aprobados entre 1989 y 2003). 

La Food and Drug Administration (FDA) aprobó otro medicamento en EE.UU (Aducanumab, 2021) que reduce las placas de b-amiloide en regiones corticales del cerebro, pero sus resultados son muy dudosos, de hecho, en Europa no ha sido aprobado por la European Medicines Agency (EMA). 

Para que un medicamento pueda ser comercializado en Europa, debe ser evaluado y aprobado por la (EMA). El 17 de diciembre de 2021 la EMA rechazó la autorización para la comercialización en Europa del fármaco aducanumab, como tratamiento para la enfermedad de Alzheimer. Según la (EMA) los resultados de los ensayos clínicos de fase III en los que se ha testado el medicamento, la evidencia de los estudios “no demuestra que aducanumab sea efectivo para el tratamiento de personas en fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer”. La agencia considera que, aunque reduce la presencia de amiloide en el cerebro, la investigación actual no relaciona este hecho con una mejora clínica de los pacientes. También, argumenta que no existe una clara evidencia de que los posibles beneficios del medicamento sobrepasen los posibles riesgos.
Así pues, la busqueda de nuevos fármacos es una línea de investigación fundamental. El objetivo es prevenir los cambios que hacen posible la muerte de neuronas con lo que se pretende parar su destrucción y revertir el daño de las que aún no están totalmente deterioradas. 

También se trabaja en la investigación de una “vacuna” u otro tipo de fármaco que bloquee la producción de b-amiloide y Tau patológicos, que reaccione con estas proteínas ya acumuladas y las evacuen del cerebro. El ritmo de la investigación es importante: actualmente, la FDA de EEUU tiene registrados 2275 estudios para tratamiento de la EA y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) tiene registrados  105 estudios clínicos sobre el Alzheimer. 

Muchos de estos trabajos están basados en la posible interacción de anticuerpos monoclonales con las proteínas b-amiloide y Tau. Hay otros tres medicamentos similares al aducanumab –todos son anticuerpos monoclonales que imitan las defensas de un cerebro sano– de los laboratorios Roche (gantenerumab), Lilly (donanemab) y Eisai (lecanemab) en estudios de fase III. Estos estudios son muy esperanzadores y abre un hilo de esperanza aunque con todas la reserva. Hay otros estudios con otras líneas de investigación.


3.2 Investigaciones en la fase pre-clínica

La enfermedad de Alzheimer se inicia en el cerebro décadas antes de que el paciente empiece a presentar síntomas. En esta fase se han descrito la acumulación progresiva de proteínas en el cerebro y cambios sutiles de la estructura cerebral pero no hay manifestación clínica de la enfermedad.

En este sentido, el avance en diagnóstico precoz es fundamental. Disponemos desde hace más de una década de diversas pruebas o “marcadores” como los de imagen (PET y RMN, sobre todo) o los biomarcadores presentes en LCR (b-amiloide,  Tau y P-Tau). Se investiga, también, nuevos marcadores de LCR y sangre que permiten detectar sustancias que nos indican las alteraciones que se producen en el cerebro: algunos de estos biomarcadores son precisamente las proteínas b-amiloide y Tau que se pueden también rastrear en sangre, aunque con dificultades para medirlos y estandarizarlos. Además, los neurofilamentos de cadena ligera (NF-L), que son marcadores de daño neuronal, están siendo muy estudiados. Otros biomarcadores de inflamación como las citocinas, citocina-I-309, se cree que son indicadores de progresión del Deterioro Cognitivo Leve a Alzheimer. En la saliva se estudia biomarcadores, como la detección de lactoferrina.        

3.3 Genética de la Enfermad de Alzheimer 

Los pacientes con enfermedad de Alzheimer genética nacen con la alteración genética, aunque los síntomas se manifiesten décadas más tarde. 

Que la EA puede ser hereditaria preocupa a los descendientes de un familiar con la enfermedad. Sin embargo, el alzhéimer no es hereditario en la inmensa mayoría de los casos.

Los estudios de la relación que  hay entre genética y Alzheimer comienza en 1987 cuando se publicó el primer ligamiento en el brazo largo del cromosoma 21. Este resultado indicaba que en una región del cromosoma 21 existía un gen que explicaría una proporción de las formas familiares de la EA. Pero no fue hasta 1991 cuando se hallaron en el gen de la proteína precursora del péptido β-amiloide (APP) las primeras mutaciones que se relacionaron de manera indiscutible con la EA familiar.

Tanto el gen de la presenilina 1 (PSEN1), cromosoma 14, como el gen de la presenilina 2 (PSEN2), cromosoma 1 se descubrieron en 1993.

Los genes asociados a la EA son de dos tipos:

• Genes de riesgos, aumentan la probabilidad de padecer la EA.
• Genes determinantes, son causa segura de desarrollar la E, estos son muy raro.

El gen más frecuente asociado con la forma más prevalente de EA es un gen (cromosoma 19) de riesgo llamado apolipoproteína E (APOE), que tiene tres formas comunes: 

• APOE e2 (la menos común en la población y que parece disminuir el riesgo de Alzheimer).
• APOE e3 (la más común y que no parece incidir en el riesgo de Alzheimer).
• APOE e4 (frecuencia intermedia entre las dos anteriores, se relaciona con  incremento del riesgo de padecer Alzheimer). 

Cada persona tiene dos copias de cada gen, una de cada progenitor. Como heredamos un gen APOE de cada progenitor, tendremos dos copias o alelos. Tener una copia APOE e4 aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y, si se tienen dos, el riesgo es mayor. 

El hecho de que esté presente no implica, por sí sola, que vayamos a desarrollar la E. Hay otros factores de riesgo (modificables) que  también influyen y que hemos visto en otras publicaciones.

3.3.1¿En qué casos puede considerarse la herencia genética como causa?

Solo el 1% o menos de los casos de Alzheimer, lo que se conoce como Alzheimer “familiar”,  las causas pueden atribuirse de manera exclusiva a un factor genético o hereditario.

No todos los casos de inicio son genéticamente determinados, sino  que los casos de Alzheimer esporádicos, también puede aparecer en esta franja de edad.
El patrón familiar se caracteriza  por, al menos, tres casos en dos o más generaciones consecutivas y diagnosticados antes de 60 años.
Cuando el Alzheimer está genéticamente determinado, la persona afectada es portadora de una mutación genética que, en la mayoría de los casos, provocará la aparición de la enfermedad a una edad precoz.

Hay 3 genes causantes:
  • el gen de la proteína precursora del amiloide (APP), cromosoma 21.
  • el gen de la presenilina 1 (PSEN1), cromosoma 14.
  • gen de la presenilina 2 (PSEN2), cromosoma 1.
Los hijos de los portadores de una de estas mutaciones genéticas tendrán un 50% de probabilidades de heredarla. Este es un patrón de herencia autosómica dominante.
En muchos casos los síntomas son distintos a los habituales de la EA y el diagnóstico se demora.

3.3.2 Actualidad de la investigación genética
  1. Se están estudiando, además de los genes del APOE y las presenilinas, otros como PICALM, CLU, CR1, BIN1, ABCA7, ... Las técnicas del GWAS (Genome-wide association study-Estudio de asociación del genoma completo) permiten analizar y comparar a la vez cientos o miles de genes y polimorfismos en un gran número de individuos, con enfermedad o sin ella.
  2. Recientemente, una investigación realizada por un consorcio europeo, publicada en la revista Nature Genetics
  3. , han analizados datos genómicos de 111.326 personas con demencias y 677.663 controles sanos, encontrándose 75 alteraciones genéticas relacionadas con el Alzheimer, 42 desconocidas y 33 ya se conocían de estudios anteriores, que aumentan el riesgo de padecer la EA.

4. Estudios de la relación entre el envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas

La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas aumentan con la edad, siendo afectadas, una de cada 10 personas de más de 65 años y al menos a un tercio de las mayores de 85 años. Envejecer es, pues, el principal factor de riesgo para sufrirla. Conocer la relación entre el envejecimiento y las enfermedades degenerativas y por qué unas personas desarrollan estas enfermedades y otras no, puede ayudar a aclarar las causas.

El Azheimer y otras causas de demencia es una pandemia a nivel global, así lo considera la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el 2012. Que insta a los gobiernos e instituciones a que hagan un esfuerzo, ya que hoy por hoy, es insuficiente, más si se compara con otras patologías de menor coste. Tanto es así que el esfuerzo en investigación no es proporcional al impacto y coste de esta enfermedad.

La enfermedad de Alzheimer no es consecuencia del envejecimiento pero si que va ligada a este. Los datos epidemiológicos no dejan lugar a dudas.

Referencias:

Artículos evolución histórica sobre la genética del Alzheimer

1. St George-Hyslop PH, Tanzi RE, Polinsky RJ, Haines JL, Nee L, Watkins PC, et alii (et al.). The genetic defect causing  familial Alzheimer’s disease maps on chromosome 21. Science 1987;235:885-90

2. Goldgaber D, Lerman MI, McBride OW, Saffiotti U, Gajdusek DC: Characterization and chromosomal localization of a cDNA encoding brain amyloid of Alzheimer's disease. Science 1987; 235(4791):877-880.

3. Chartier-Harlin MC, Crawford F, Houlden H, Warren A, Hughes D, Fidani L, et alii (et al.). Early-onset Alzheimer’s disease caused by mutations at codon 717 of the beta-amyloid precursor protein gene. Nature 1991;353:844-6.

4. Goate A, Chartier-Harlin MC, Mullan M, Brown J, Crawford F, Fidani L, et alii (et al.). Segregation of a missense mutation in the amyloid precursor protein gene with familial Alzheimer’s disease. Nature 1991;349:704-6

Información sobre tratamiento farmacológico

5. Cummings J, Lee G, Zhong K, Fonseca J, Taghva K.  Alzheimer’s disease drug development pipeline: 2021. Alzheimer’s Dement. Alzheimer's & Dementia: Translational Research & Clinical Interventions 2021;7: e12179.  https://doi.org/10.1002/trc2.12179

Información sobre biomarcadores
6. Altuna-Azkargorta, y Mendioroz-Iriarte. Biomarcadores sanguíneos en la enfermedad de Alzheimer. Neurología 2021. 36 (2021) 704—710.  https://doi.org/10.1016/j.nrl.2018.03.006

Actualidad en investigación genética del Alzheimer
7. Bellenguez, C., Küçükali, F., Jansen, IE et al. Nuevos conocimientos sobre la etiología genética de la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas. Nat Genet 54, 412–436 (2022). https://doi.org/10.1038/s41588-022-01024-z
 8. URL para ensayos clínicos sobre la Enfermedad de Alzheimer registrados en EE.UU
https://clinicaltrials.gov/ct2/results?cond=Alzheimer&Search=Apply&age_v=&gndr=&type=Intr&rslt=
 
URL en España para ensayos clínicos sobre Enfermedad de Alzheimer
9. REEC (2022). Registro español de estudios clínicos 2022.
Registro Español de Estudios Clínicos (aemps.es) (https://reec.aemps.es/reec/public/list.html)

Para actualización sobre genes en la Enfermedad de Alzheimer
10. Alzgene (2022). Sinopsis de campo de los estudios de asociación genética en la EA 2022. http://www.alzgene.org/

Instituciones
12. OMS (2012). Demencia: una prioridad de salud pública 2012. https://www.who.int/entity/mental_health/publications/dementia_report_2012/es/index.html

13. CEAFA (2022). Alzheimer: la enfermedad 2022. https://www.ceafa.es/es/el-alzheimer/la-enfermedad-alzheimer

14. EMA (2021). Refusal of the marketing authorisation for Aduhelm (aducanumab) 2021.https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/withdrawn-applications/aduhelm 


lunes, 9 de mayo de 2022

Primeras señales de alertas del Alzheimer

Por lo general, son los familiares los que detectan los primeras señales del Alzheimer, porque los que lo padecen no suelen ser conscientes de ellos.

Otras veces, ocurre que la persona se da cuenta de los primeros síntomas, pero los disimula y retrasa todo lo que puede hasta que la enfermedad ya es manifiesta. También ocurre que los esconde por miedo a perder el control sobre su vida, el estigma social y por la posible institucionalización.

Es muy importante tener en cuenta actitudes y comportamientos que no eran habituales en la persona.

También hemos de saber que lo más probable de un síntoma de forma aislada signifique nada grave, lo preocupante es cuando aparecen varios a la vez y la frecuencia de los mismos y,  qué no estén justificados por alguna situación importante.

¿Cuáles son las señales de alertas del Alzheimer?

Es importante estar atento a las siguientes situaciones que podrían indicar síntomas del Alzheimer:

Olvidarse o tener dificultades para recordar información reciente. Por ej., dudar acerca de qué ha comido u olvidar detalles importantes de situaciones o conversaciones recientes, olvidar fechas de eventos relevantes o mostrar frecuentes confusiones con el día de la semana, el mes, o el año en curso.

Desorientarse en lugares conocidos. Puede ocurrir que la persona se muestre desconcertada en un trayecto habitual, o que se confunda sobre los lugares en los que ha estado o el lugar donde se encuentra en ese preciso momento.

Cometer errores en la percepción del paso del tiempo. Puede darse, por ejemplo, que confunda a conocidos actuales con otros que forman parte de su pasado personal.

Necesitar distintos tipos de agenda. Por ejemplo, una mayor necesidad que antes de recurrir a agendas, calendarios o alarmas para realizar las actividades de forma eficiente y no olvidarlas.

Hacer preguntas repetitivas. No recordar que ya la había hecho y se le había respondido. O regresar sobre un mismo tema una y otra vez.

Tener problemas con las AIVD. Como el manejo del dinero y cocinar, realizar la compra o tomar una medicación de manera correcta. Un indicio puede ser que la persona necesite ayuda para hacer cosas que antes hacía sola, que necesite bastante más tiempo para hacerlas o que cometa frecuentes errores.

Problema para seguir una conversación. Un indicio de alerta puede ser que el lenguaje sea más pobre, que cada vez sean más frecuentes las dificultades para evocar ciertas palabras o para nombrar objetos o, tal vez, que se abandone una conversación sin ser consciente de ello. 

Perder objetos personales o dinero. Hay que prestar atención a si es algo más frecuente de lo que pudiera ser habitual en esa persona, o que las dificultades para encontrar cosas personales (llaves, gafas, monedero...) sean cada vez mayores.

Alteración en la capacidad de juicio. De modo que sea especialmente vulnerable o más susceptible de caer en engaños por parte de otras personas.

Descuido en el aspecto personal. Se puede hacer evidente una menor preocupación por el aspecto y la higiene personal o, quizás, del hogar. En el modo de vestir, dejar de usar prendas o usar otras que no son habituales. 

Perder el interés por actividades. Que antes le gustaban o tener dificultades para llevarlas a cabo.

Cambios en las relaciones. Dificultades  para interpretar bromas o para entender el estado de ánimo de otras personas. Tal vez se muestre más reservada, con menos ganas de interactuar con otras personas. 

Cambios en el estado de ánimo o en el humor. A menudo la persona puede mostrarse más desconfiada, fácilmente irritable o triste, enfadarse, incluso llorar sin motivo aparente.

Nerviosismo en ambientes y situaciones nuevas. Puede ser que incluso trate de evitarlas, quizás poniendo excusas. 

¿Cómo actuar si creemos que estamos antes un posible deterioro cognitivo?

 Si sospechamos un inicio de Alzheimer, o de cualquier otra forma de deterioro cognitivo, es conveniente acudir al médico de familia, geriatra o neurólogo para que pueda valorar su relevancia y actuar  convenientemente.

Tenemos que tener presente, que algunas síntomas pueden confundirse con dificultades propias del envejecimiento.




lunes, 2 de mayo de 2022

Los miedos y temores de la persona con demencia

Aunque la mayoría de las personas, antes y después del diagnóstico, intentan aparentar normalidad, muchos nos permiten conocer, a través de sus testimonios, sus miedos:

  • Abandono. Cuando la persona tome consciencia de que conforme avance la enfermedad, la dependencia será mayor y dependerá del cuidado de su familia, de que algún familiar tendrá que dedicar a cuidarlo/a, prácticamente, todo el tiempo o que sus recursos económicos no le permitan tener persona cuidadora profesional, piensa que puede ser abandonado.
  • Al fracaso e inutilidad. Con la evolución de la enfermedad, toma consciencia de la enorme dificultad que tiene para realizar las ac­tividades cotidianas más simples. Por lo que , evitará hacer cosas por miedo a equivocarse, de que en cualquier momento hará algo mal, con lo que su sentimiento de valía y autoestima se verá disminuido.
  • Al Aislamiento social. Conforme siga avanzando la enfermedad las dificultades en el reconocimiento y las alteraciones del lenguaje harán que tenga problemas en conocer y comunicarse con los familiares y amigos.
  • A perderse. La desorientación espacial y temporal y la pérdida de memoria harán que el temor a no saber dónde estar y con quién, puede ser muy angustioso.
  • Perder la independencia. En general, las personas en­fermas, con la evolución de la enfermedad, son conscientes de la pérdida de capacidades. Tienen miedo a la institucionalización.
Tratar de conocer los miedos de la persona con demencia, su mundo interior, es fundamental para cuidar con emoción.

Diana Freil, "Vivir en el laberinto" (1994). Fue la primera enferma diagnosticada de Alzheimer (1992) que relatos sus sentimientos.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Plan Nacional de Alzhéimer y Otras Demencias

Última actualización 18 de Mayo de 2022

España se suma a la treintena de países que cuenta con un plan contra la 
demencia. Por fin el pasado 10 de Octubre de 2019, el Gobierno y las autonomías aprobaron el Plan Nacional de Alzhéimer y Otras Demencias 2019-2023 a través de sus representantes en el Consejo Territorial de Servicios Sociales. Este plan, el primero de su clase en España, recoge los objetivos y las medidas con las que se pretende aumentar el diagnóstico temprano de esta dolencia, que padecen unos 800.000 españoles, aunque entre el 30 o 40 por ciento están sin diagnosticar, cifra que aumenta hasta el 80 por ciento para los casos leves, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). También se pretende mejorar la atención integral a los afectados por la enfermedad y sus familiares que los cuidan.

La secretaria de Estado de Servicios Sociales, Ana Lima, que presidió el consejo territorial por la ausencia de la ministra, explicó que el documento establece un único marco de actuación nacional para enfrentar la apodada como «epidemia silenciosa del siglo XXI» y los objetivos generales y las acciones preferentes que las administraciones deben potenciar y ejecutar entre 2019 y 2023 -plazo de vigencia del plan- para mejorar la vida de enfermos y familias. El fin es impulsar nuevas iniciativas para una mejor atención y aumentar la eficacia mediante la mayor coordinación del Estado con las autonomías y de los servicios sanitarios con los servicios sociales y otros departamentos y colectivos sociales implicados.

El plan aprobado se ha elaborado a lo largo de más de un año por el Grupo Estatal de Demencias, la Fiscalía General del Estado, las principales sociedades científicas, organizaciones profesionales, centros de investigación, y las afals (asociaciones que representan a los enfermos y sus familias), entre otros agentes y colectivos.

1. Ejes de actuación

 El primer objetivo que se enmarca en este plan nacional va enfocado a sensibilizar y transformar el entorno con el propósito de cambiar la visión que la sociedad tiene del Alzheimer. 

El segundo consiste en situar a la persona en el centro de la atención sanitaria y social, y por eso tendrá en cuenta a los profesionales y su formación.
 

El tercero apunta a hacer prevalecer los derechos, la ética y la dignidad de la persona afectada mejorando los servicios, apoyos y prestaciones destinados a la atención. 

Y, finalmente, en el cuarto se recogen medidas para impulsar la investigación, la innovación y el conocimiento.

2. Preparar para el futuro
La estrategia para el próximo cuatrienio busca también obtener una imagen real de la dimensión actual del problema para saber cuáles y cuántas son las necesidades ahora y en el futuro. Realizará actuaciones para mejorar el conocimiento relativo a la dimensión y necesidades de las personas con alzhéimer y de sus familias, de la investigación biomédica, social y sanitaria para enfrentar estas dolencias, y de la innovación en soluciones y respuestas. Las proyecciones apuntan a que, debido al envejecimiento acelerado de la población española, estas patologías podrían afectar en 2050 hasta a dos millones de ciudadanos. Nada extraño si se tiene en cuenta que la prevalencia actual del alzhéimer es del 5% en los mayores de 60 años, del 20% en los mayores de 80, y del casi el 40% en los mayores de 90.


3. El Plan nace sin presupuesto
La Secretaria de Estado, Lima admitió que el plan no nace con una dotación presupuestaria específica, pero aseguró que hay un «compromiso expreso» para mejorar en los Presupuestos del Estado de 2020 y de años siguientes las partidas que ya se destinan a la lucha contra las demencias -10 millones de euros en 2019- y añadir dinero adicional para financiar las iniciativas de nuevo cuño que incluye el documento.

La aprobación de un plan que no cuenta con ningún recurso específico y real, no sirve para nada. Esperemos que pronto el tan deseado plan durante tantos años, cuente con una dotación económica suficiente y con todos los medios necesarios para su implantación.

Han transcurrido tres años desde que se aprobó el Plan Nacional de Alzhéimer y otras demencias y seguimos sin dotación presupuestarias. En los presupuestos del 2021 se asignó una partida de algo más de 1 millón de euros, desde luego, algo ridículo. 

Fuente:
- Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias(2019-2023). Ministerio de Sanidad, 2019.
- Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025. OMS, 2117.
- Plan Nacional Alzheimer. AlzheimerCatalunya, 2019.

jueves, 27 de febrero de 2020

Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025.


A. El impacto de la demencia

1. Datos y cifras
La demencia es un síndrome, crónico o progresivo, que afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo y la capacidad de aprendizaje. A perte del deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el trastornos del control, el comportamiento social o la motivación.

Aunque no conocemos la causa de la demencia, si sabemos los factores de riesgos y las enfermedades y lesiones que afectan al cerebro que pueden desembocar de forma primaria o secundaria, en una demencia, como la enfermedad de Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares.

La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo. Puede resultar abrumadora no solo para quienes la padecen, sino también para sus cuidadores y familiares. A menudo hay una falta de concienciación y comprensión de la demencia, lo que puede causar estigmatización y suponer un obstáculo para que las personas acudan a los oportunos servicios de diagnóstico y atención. El impacto de la demencia en los cuidadores, la familia y la sociedad puede ser de carácter físico, psicológico, social y económico.

Conviene resaltar los siguientes datos:

  • La demencia es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria.
  • La demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento.
  • El número de personas con demencia está aumentando rápidamente.
  • La enfermedad de Alzheimer, que es la forma más común de demencia, acapara entre un 60% y un 70% de los casos.
  • La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en el mundo entero.
  • La mayoría de los cuidadores de personas con demencia son familiares.
2. Formas más comunes de demencia
Las formas de la demencia son múltiples y diversas. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos. Otras formas frecuentes son la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy (agregados anormales de proteínas en el interior de las células nerviosas) y un grupo de enfermedades que pueden contribuir a la demencia frontotemporal (degeneración del lóbulo frontal del cerebro). Los límites entre las distintas formas de demencia son difusos y frecuentemente coexisten formas mixtas.

2. Frecuencia de demencia
La demencia afecta a nivel mundial a unos 50 millones de personas, de las cuales alrededor del 60% viven en países de ingresos bajos y medios. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos.

Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.

Se prevé que el número total de personas con demencia alcance los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050. Buena parte de ese incremento puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más.

3. Factores de riesgo y prevención
Aunque la edad es el principal factor de riesgo de demencia, la enfermedad no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Además, no afecta exclusivamente a personas mayores. La demencia de inicio temprano (aparición de los síntomas antes de los 65 años) representa hasta un 9% de los casos.

Los estudios demuestran que se puede reducir el riesgo de padecer demencia haciendo ejercicio con regularidad, no fumando, evitando el uso nocivo del alcohol, controlando el peso, tomando una alimentación saludable y manteniendo una tensión arterial y unas concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa, es decir, llevando un estilo de vida saludable. En definitiva, todo lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Por tanto, reduce el riesgo de padecer demencia. Otros factores de riesgo potencialmente modificables son la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social y la inactividad cognitiva.

4. Impactos sociales y económicos
La demencia tiene importantes repercusiones a nivel social y económico. Según la revisión de algunos estudios, el análisis diferencia entre costes directos (el coste de la atención médica y la asistencia social pagada), indirectos (como el cuidado informal y la reducción de la productividad de los cuidadores que no pueden trabajar) y los costes intangibles, incluyendo la reducción de la calidad de vida que experimentan tanto las personas con demencia como sus cuidadores.

Actualmente, a nivel mundial, se estima que la demencia cuesta cada año 1 billón de dólares en todo el mundo, mientras que para la economía de los Estados Unidos supone unos 290.000 millones de dólares anuales, y, para el Reindo Unido, 26.000 millones de libras.

Según estimaciones actuales, sitúan el coste de las demencias en España en unos 60 millones de euros diarios, con un coste total anual de 20.800 millones de euros y unos 24.184 euros por persona afectada al año.

Así pues, el Alzheimer, y las demencias en general, se encuentran entre las enfermedades de más impacto económico, aun sin tener en cuenta todos los costes ocultos que los estudios resaltan.

Impacto en las familias y los cuidadores
La demencia tiene un efecto devastador en las familias de las personas afectadas y sus cuidadores. A menudo surgen presiones físicas, emocionales y económicas que pueden causar mucho estrés a las familias y cuidadores, que necesitan recibir apoyo por parte de los servicios sanitarios, sociales, financieros y jurídicos adecuados.

5. Derechos humanos
Con frecuencia a las personas que padecen demencia se les deniegan libertades y derechos básicos de los que las demás personas disfrutan sin problema. En muchos países, el uso de medios de inmovilización o contención tanto físicos como químicos es habitual en las resisdencias personas mayores o en los servicios de cuidados intensivos, aunque haya en vigor normativas que defienden el derecho de las personas a ver preservada su libertad y tomar sus propias decisiones.

Hace falta un marco legislativo apropiado y favorable basado en normas de derechos humanos internacionalmente aceptadas para garantizar la máxima calidad en la prestación de servicios a las personas con demencia y sus cuidadores.

B. Respuesta de la OMS a la demencia

La OMS ha elaborado un Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025.

La OMS reconoce la demencia como una prioridad de salud pública. En mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó el Plan. Este plan es un marco integral de referencia para las instancias normativas; los asociados internacionales, regionales y nacionales, y la OMS en las siguientes esferas:
  • La evaluación de la demencia como prioridad para la salud pública.
  • La concienciación y la puesta en marcha de iniciativas para satisfacer las necesidades de las personas afectadas.
  • La reducción de riesgos.
  • El diagnóstico, el tratamiento y la atención.
  • Los sistemas de información.
  • El apoyo a los cuidadores.
  • Y la investigación y la innovación.
Se ha creado para los planificadores de políticas y los investigadores una plataforma internacional de vigilancia, el Observatorio Mundial de las Demencias, que facilitará el seguimiento y el intercambio de información sobre las políticas relacionadas con la demencia, la prestación de servicios, la epidemiología y la investigación.

El documento Towards a dementia plan: a WHO guide («Hacia un plan sobre la demencia: una guía de la OMS») proporciona orientaciones a los Estados Miembros para establecer y aplicar un plan sobre esta enfermedad. Está muy relacionado con el Observatorio Mundial de la Demencia de la OMS y proporciona varias herramientas, como una lista de verificación para preparar, elaborar y aplicar un plan sobre la demencia. Además, se puede utilizar para conocer cuáles son las partes interesadas y para establecer prioridades.

Las Directrices de la OMS para la reducción del riesgo de deterioro cognitivo y de demencia ofrecen recomendaciones basadas en datos científicos sobre intervenciones que reducen los factores de riesgo modificables de la demencia, como el sedentarismo y las dietas no saludables, así como sobre problemas de salud relacionados con la demencia, como la hipertensión y la diabetes.

La demencia es una de las enfermedades prioritarias del Programa de Acción Mundial para Superar las Brechas en Salud Mental (mhGAP, por sus siglas en inglés), un instrumento que pueden utilizar los médicos de cabecera, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos, para atender directamente a las personas con trastornos mentales, neurológicos o relacionados con el uso de sustancias.

La OMS ha creado iSupport, una solución de cibersalud que ofrece información y capacitación a los cuidadores de las personas con demencia. iSupport ya se utiliza en varios países.

Fuentes:
- OMS. (2017). Demencia y plan de acción mundial de salud pública. Ginebra.
   https://www.who.int /mental_health/neurology/dementia /infographic_dementia/es/#
- Naciones Unidas. (2019).World Population Prospects 2019. New York, EEUU.                           https://population.un.org/wpp/


























martes, 17 de septiembre de 2013

OMS, demencia: una prioridad de salud pública

Entre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará, y pasará de aproximadamente el 11% al 22%. Se prevé que el número absoluto de personas mayores de 60 años pase de 605 millones a dos mil millones, durante el mismo periodo.

En la Unión Europea, los mayores de 65 años se estima que en 2050 alcanzará un 27,5%. Por lo que respecta a España, en esta misma facha alrededor del 35% de la población superará los 65 años; y los mayores de 80 años, siguen la misma progresión y serán más del 4% en 2025 y más del 8% en 2050.

Este envejecimiento poblacional se produce a nivel mundial, y será más rápido en los países de ingresos medios y bajos. En la América Latina el envejecimiento es elevado como ocurre en Uruguay con 17,7% de personas mayores de 60 años.

El envejecimiento demográfico se puede ver como un problema, pero en sí, no lo es, todo lo contrario, es una riqueza, eso sí plantea necesidades de orden personal, familiar, de salud, socioeconómicas, etc. Así que lo que plantea el aumento de las personas adultas mayores es un reto, al que hay que da respuestas con políticas adecuadas e innovadoras, pero teniendo en cuenta que los verdaderos protagonistas son las personas mayores.

Un informe titulado “Dementia: a Public Health Priority” (“Demencia: una Prioridad de la Salud Pública”) de la Organización Mundial de la salud (OMS/WHO) publicado en el 2012, insta a los países a considerar a las demencias como prioridad de salud pública. En este informe podemos extraer interesantes datos.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Alzheimer 2012

1. Aspectos terminológicosAunque en la actualidad sabemos que el término demencia ha evolucionado y no significa lo mismo que hace 50 años, es frecuente encontrarse en muchas publicaciones que se dedican a la promoción y educación para la salud, algunas muy populares como blogs, páginas de Facebook y otras, en las que podemos leer: demencia presenil o senil (Alzheimer). Mucho peor es cuando el profesional de la salud, emplea estos términos, bien porque no conoce el diagnóstico (por falta de tiempo o de recursos) y se apresuran a considerar que los olvidos de memoria y desorientación de una persona adulta mayor lo identifican con una posible demencia senil.

Estos términos de presenil y senil no se deben emplear porque no tienen ningún valor diagnóstico al no establecer la causa de las alteraciones, y además da la sensación de que la demencia se debe al propio proceso de envejecimiento. Y las consecuencias de todo esto son graves porque retrasan la instauración de un tratamiento, si no para curar (la EA no tiene cura por ahora) si para retrasar su evolución.

Hasta mediado del siglo la EA se la denominaba demencia degenerativa presenil porque se pensaba que solo afectaba a personas alrededor de los 50 años. Y demencia senil a las personas que la padecían a partir de los 75 años.

Cuando se descubrió que las alteraciones neurodegenerativas de la demencia degenerativa presenil y demencia senil eran iguales, se propuso el término de Demencia Tipo Alzheimer (DTA), en la que distinguíamos la Enfermedad de Alzheimer (EA) en personas más jóvenes y la Demencia senil tipo Alzheimer (DSTA) en los más mayores.

En la actualidad simplemente hablamos de Enfermedad de Alzheimer (EA), que puede ser de Inicio Precoz o temprana (antes de los 65 años) y de Inicio Tardío (después de los 65 años).

2. El envejecimiento y las demenciasEntre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará, y pasará de aproximadamente el 11% al 22%. Se prevé que el número absoluto de personas mayores de 60 años pase de 605 millones a dos mil millones, durante el mismo periodo.
 
En la Unión Europea, los mayores de 65 años se estima que en 2050 alcanzará un 27,5%. Por lo que respecta a España, en esta misma facha alrededor del 35% de la población superará los 65 años; y los mayores de 80 años, siguen la misma progresión y serán más del 4% en 2025 y más del 8% en 2050.

Este envejecimiento poblacional se produce a nivel mundial, y será más rápido en los países de ingresos medios y bajos. En la América Latina el envejecimiento es elevado como ocurre en Uruguay con 17,7% de personas mayores de 60 años.

El envejecimiento demográfico se puede ver como un problema, pero en sí, no lo es, todo lo contrario, es una riqueza, eso sí plantea necesidades de orden personal, familiar, de salud, socioeconómicas, etc. Así que lo que plantea el aumento de las personas mayores es un reto, al que hay que da respuestas con políticas adecuadas e innovadoras, pero teniendo en cuenta que los verdaderos protagonistas son los mayores.

Un informe titulado “Dementia: a Public Health Priority” (“Demencia: una Prioridad de la Salud Pública”) de la Organización Mundial de la salud (OMS/WHO) publicado en el 2012, insta a los países a considerar a las demencias como prioridad de salud pública. En este informe podemos extraer interesantes datos.

3. Frecuencia
A nivel mundial la prevalencia de las demencias, aumenta de forma exponencial entre 65 y 85 años y se multiplica por 2 cada 5 años, alcanzando un 20% para personas mayores de 80 años, y un 25% para personas mayores de 85 años, es decir una de cada cuatro personas.

Son muchos los estudios que confirman que la demencia más frecuente es la que provoca la enfermedad Alzheimer (EA), llegando hasta el 86%, le sigue la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy y la demencia fronto-temporal. Si quieren ampliar estos datos.

4. Los nuevos criterios en el diagnóstico de EA
Las investigaciones llevadas a cabo entorno al Deterioro Cognitivo Leve (DCL) y la EA han hecho que cambien los criterios para el diagnóstico de esta enfermedad. Por primera vez en 27 años se han actualizado las directrices para el diagnóstico clínico de la enfermedad de Alzheimer. Actualmente hay datos suficientes para confirmar que el Alzheimer es un proceso continuo de etapas, definiéndose tres estadios de la misma. Así para llegar a tener una demencia la secuencia sería envejecimiento normal (con estado cognitivo normal), un envejecimiento con signos patológicos leves (DCL) y demencia que dependiendo del subtipo de DCL pueden evolucionar a diferentes tipos de demencia.

El criterio original ponía el foco en la última etapa, en la que los síntomas de demencia eran ya evidentes.
Las tres etapas o fases serían:
  • Preclínica: no hay sintomatología pero si puede haber cambios a niveles moleculares y celulares.
  • Deterioro cognitivo leve (DCL): síntomas leves.
  • Enfermedad de Alzheimer: con sintomatología manifiesta.
En la fase preclínica si bien no hay síntomas, si hay cambio cerebrales. Aparecen placas amiloide que se pueden detectar con escáneres funcionales como PET (tomografía por emisión de positrones). También se puede emplear la Tomografía por emisión de fotón único (SPECT) que mide imágenes tridimensionales del metabolismo cerebral.

En el liquido cefalorraquídeo (LCF) se pueden detectar elementos que son verdaderos biomarcadores.

Los criterios de Petersen se han considerados demasiado restrictivos; lo que ha llevado al Grupo de Trabajo de DCL del Consorcio Europeo sobre la Enfermedad de Alzheimer, a proponer nuevos criterios que fueron publicado en el Journal of Neurology, Neurosurgery & Psichiatry (2006)
 
Estos criterios diagnósticos son:
  • Quejas cognitivas procedente de los pacientes o sus familiares.
  • La presentación de una disminución de la función cognitiva en relación a las capacidades previas durante los 12 últimos meses por el paciente o informante.
  • Los trastornos cognitivos como se evidencia por la evaluación clínica (deterioro de la memoria o en otro dominio cognitivo).
  • Ausencia de grandes repercusiones en las actividades de la vida diaria, aunque el paciente puede referir dificultades en las actividades diaria complejas.
  • Ausencia de demencia.
Seguidamente se establece el subtipo de DCL: amnésico, no amnésico de multidominios cognitivos, no amnésico de un solo dominio cognitivo.

Y finalmente identificar el subtipo etiopatogénico. El subtipo amnésico evolucionaría a AE. El subtipo único no amnésico podría evolucionar a demencia frontotemporal, demencia cuerpos de Lewy, demencia vascular o Afasia primaria progresiva. En la afectación multidominio podría evolucionar a EA, demencia vascular, seguir como un envejecimiento normal o depresión.

El problema de basarse en los criterios establecidos para determinar el DCL qué pacientes evolucionaran a EA de las personas con , un DCL, el 10-15% evolucionan a EA al cabo de un año; tras tres años de seguimiento desarrollaran la enfermedad el 50%; otros a los distintos tipos demencias vistos anteriormente; y, en algunos, incluso puede desaparecer el DCL.

Esta fase Prodrómica de la enfermedad suele ser larga, hasta 10 años, y algunas investigaciones detectan cambios cerebrales hasta 15, 20 o más años antes de que aparezcan los primeros síntomas de la EA.

Si quieren ampliar los nuevos criterios para el diagnóstico puede hacerlo aquí.

El diagnóstico preclínico de la EA prácticamente solo se emplea en los proyectos de investigación. Las técnicas son muy complejas y muy costosas para aplicar en la práctica clínica de manera rutinaria.

Podemos afirmar que el diagnóstico preclínico de la EA (personas sin síntomas) se puede realizar en la actualidad. Muchas personas a las que se le analizan su LCR en busca de biomarcadores, dan positivos, siendo indicio de que en su cerebro se han producido alteraciones compatibles con la EA pero sin presentar síntomas ni deterioro cognitivo. El problema radica en averiguar que personas desarrollaran la EA y que factores de riesgos intervienen. En definitiva, la cuestión es elaborar perfiles de riesgos de personas a las que se les pueda aplicar tratamientos específicos preventivos. Esto sería lo ideal porque estaríamos ante una prevención primaria. Pero es necesario encontrar algún biomarcador fiable y especifico.

Por ahora se sigue realizando el diagnóstico habitual cuando han aparecidos los síntomas de la enfermedad que lleva al paciente y/o familiar a las primeras consultas médicas.

Mi blog
En este mismo blog podéis encontrar artículos sobre el envejecimiento en general y la EA en particular. Así, Habilidades Comunicativas en general y Alteraciones del Lenguaje en la EA, En cuanto capacidades cognitivas los Sistemas de Memoría y Alteraciones de la Memoria en la EA.
 
En cuanto a los trastornos psicológicos y conductuales: la Apatía en la EA, Trastornos de la Conducta Alimentaria, Síntomas Psicológicos en la EA.

Sabido es que la EA la padece la persona enferma y la sufre los familiares. En este sentido el cuidador principal debe de formarse, informarse y cuidarse, en el Impacto en el Cuidador de la EA, encontrará algunas pautas importantes.

También en temas como Diabetes y Deterioro Cognitivo, la Anosmia en la EA, Aproximación a la Enfermedad de Parkinson, La Disfagia encontraréis conceptos y herramientas de manejo de la persona co Alzheimer.

Y otros artículos que creo que le puede resultar interesante.
 
Fuentes:
En el blog también hay referencias importantes en las que se basan los artículos.

En los últimos años se ha incrementado los estudios y la investigación sobre la EA en particular y las demencias en general, sobresaliendo el diagnóstico y la búsqueda de biomarcadores, la etiopatogenia, aceptándose que su causa es compleja y multifactorial, la genética de la EA ha avanzado notablemente hasta el punto de que hace 15 años no conocíamos nada de los mecanismos genéticos de esta enfermedad. A partir del 2004 aparecen los biomarcadores.

Por otro lado la OMS, consiente de los retos que plantea las demencias ha instado a los países llevar a cabo políticas comunitarias en la que concreticen Planes Nacionales que presten atiendan a estas enfermedades de una manera global e integral, desde la investigación a la atención Sociosanitaria Centrada en la persona.

Quiero hacer mención aparte de Alzheimeruniversal 2.0, extraordinario Blog de referencia.

Las Afas (asociaciones de familiares de Alzheimer) desempeñan una labor muy importante de información, formación y asistencia, en la que los familiares y cuidadores encuentran apoyo constante.

Evidentemente para las personas con formación en la búsqueda de información pueden acudir a las Bases de datos especializados.

Deseo que esta última publicación del 2012 sea de vuestro interés.

FELIZ 2013.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Trastornos de la memoria en la Enfermedad de Alzheimer

"Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad".(Johann Christoph Friedrich von Schiller).

Sabemos que a lo llamamos memoria, en realidad son diferentes memorias que consiste en registrar, almacenar y utilizar la información que percibimos por los diferentes canales sensoriales: visual, auditivo, epidérmico, etc.
Una de las características más importantes de nuestra memoria es que no es un estado sino un proceso activo, mediante el cual no nos limitamos a guardar la información tal cual, como si fuera un almacén donde ponemos cosas, sino que la consolidamos y modificamos.
Pero la memoria, esta maravillosa capacidad cognitiva, puede fallar. Imaginemos que tenemos un accidente cerebrovascular (ACV) o una enfermedad neurodegenerativa, pues toda la información que olvidamos antes de la enfermedad es lo que llamamos amnesia retrógada; y, la incapacidad para aprender algo, fijar algo nuevo, es lo que se denomina amnesia anterógrada.

En el caso de la EA el déficit de memoria es el trastorno fundamental que define la enfermedad, es como su marca, pero cuidado, la EA y otras demencias pueden iniciarse con otros síntomas, como apatía, anosmia, depresión y ansiedad, irritabilidad, conducta sexual inapropiada, etc. Dicho de otro modo, podemos tener Alzheimer sin problemas de memoria, y es que hay que diferenciar que no es lo mismo EA que demencia. La EA es la enfermedad orgánica neurodegenerativa que nos conduce inexorablemente a la demencia, que la manifestación de un conjunto de síntomas que constituyen el síndrome demencial, entre los que se encuentran, el afásico-apráxico-agnósico (no habla, ha perdido las habilidades instrumentales y no conoce) esto es en término generales, porque la enfermedad se manifiesta de manera muy diferente en cada persona.

¿Y cómo afecta el alzheimer a nuestra memoria?

1. Memoria episódica
Pues lo primero que se afecta es la memoria episódica que es de carácter explicito, es decir, consciente. Se manifiesta por olvidos progresivos de los acontecimientos vividos (amnesia anterógrada). Inicialmente, estos olvidos afectan a los acontecimientos vividos en la actualidad más reciente. Más adelante se van borrando recuerdos cada vez más antiguos (amnesia retrógrada), siguen la Ley de Ribot. Estas alteraciones contribuyen, en parte, a la desorientación en el tiempo y el espacio que sufren los enfermos de Alzheimer. 

El trastorno de la memoria episódica da lugar a síntomas como: haber ido a visitar a un amigo y no recordarlo, preguntar repetidamente sobre algo, olvidar los encargos o las citas, leer un libro y al día siguiente no recordar lo leído, negar hechos recientes… Estos ejemplos corresponden a fallo de la memorización, es decir, a la amnesia anterógrada. Cuando los trastornos son más graves, los pacientes pueden olvidar el nombre de los hijos, el fallecimiento de un familiar ocurrido muchos años antes, el lugar donde trabajaron o vivieron… Estos ejemplos corresponden a la supresión de información ya registrada, es decir, a la amnesia retrograda. Cuando falla la memoria más reciente y aún está preservada la remota pueden darse situaciones como, por ej haber olvidado que hace poco se ha celebrado las bodas de oro, pero recordar relativamente bien detalles del día de la boda. 

Los correlatos neuroanatómicos de la memoria episódica son la corteza entorrinal, el hipocampo y el circuito límbico que incluye el cíngulo, los fórnix, tálamo anterior y cuerpos mamilares.

Esta memoria se explora pidiendo al enfermo que aprenda una determinada información: una dirección, una historia corta,… y haciendo que la recuerde después de un tiempo. Si no la recuerda, se puede hacer la prueba de administrarle pistas. Si aun así no la recuerda tiene un déficit de fijación de la información: patrón amnésico hipocámpico del Alzheimer.

Si el rendimiento mejora con las pistas, el déficit es de evocación (patrón frontosubcortical característico de la depresión o la enfermedad vascular subcortical y otras demencias subcorticales).

Los estudios de neuroimagen muestran atrofia precoz  de estas zonas cerebrales.

2. Memoria operativa o de trabajo
Es la capacidad de mantener temporalmente la información en la mente y manipularla mientras se realizan tareas mentales. Constituye otro elemento habitual en las fases iniciales de la enfermedad de alzheimer. En la EA se altera la capacidad propia del sistema de planificación y control atencional. 

El trastorno de las capacidades de memoria de trabajo se manifiesta en tareas cognitivas de la vida diaria básicas, instrumentales y avanzadas (AVD-B-I-A), como el cálculo del dinero en una compra, la compresión de frases complejas, el razonamiento y la resolución de problemas o el seguimiento  de una conversación entre varias personas. Los pacientes fallan, en especial, en las tareas que requieren planificación y control, es decir, las habilidades ejecutivas.

3. Trastorno de la memoria semántica
La memoria semántica es la de los conocimientos y no está sujeta ni al tiempo ni al espacio. 

La alteración de esta memoria se manifiesta por olvido progresivo de los conocimientos adquiridos a lo largo de la vida. Se va perdiendo el conocimiento de los  objetos, de su uso, de los gestos, de la palabra. Este trastorno aparece en múltiples situaciones: la persona es capaz de repetir o leer una palabra pero no poder evocar su significado, mostrar extrañeza ante un objeto y no saber manipularlo (semántica de uso), etc.

4. Trastorno de la memoria procidemental
Es una memoria de procedimientos automáticos, de aprendizajes no conscientes, como montar en bicicleta. Se encuentra preservada en la EA, al menos en las fases iniciales. En estos casos, el paciente es capaz de realizar aprendizajes de tareas, aunque es incapaz de recordar las sesiones y el proceso de aprendizaje: el aprendizaje se realiza a nivel no consciente.

Esta memoria no declarativa no tiene correlaciones anatómicas con los lóbulos temporales mediales y diencéfalo, motivo por el que muchos pacientes con EA pueden tener alteraciones en estas zonas del cerebro con amnesia  de memoria episódica o semántica pero pueden conservar habilidades motoras como la de tocar el piano, etc.

Fuentes: 
  1. López-Pousa S, Vilalta Franch J, Llinàs Reglà J (eds.). Manual de Demencias, 2ª Edición. Prous Science, Barcelona 2001
  2. WEINER-Lipton. Manual de la enfermedades de alzheimer y otras demencias. .Editorial Médica Panamericana S.A.; Edición: 1 (16 de junio de 2010)