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lunes, 31 de diciembre de 2012

Alzheimer 2012

1. Aspectos terminológicosAunque en la actualidad sabemos que el término demencia ha evolucionado y no significa lo mismo que hace 50 años, es frecuente encontrarse en muchas publicaciones que se dedican a la promoción y educación para la salud, algunas muy populares como blogs, páginas de Facebook y otras, en las que podemos leer: demencia presenil o senil (Alzheimer). Mucho peor es cuando el profesional de la salud, emplea estos términos, bien porque no conoce el diagnóstico (por falta de tiempo o de recursos) y se apresuran a considerar que los olvidos de memoria y desorientación de una persona adulta mayor lo identifican con una posible demencia senil.

Estos términos de presenil y senil no se deben emplear porque no tienen ningún valor diagnóstico al no establecer la causa de las alteraciones, y además da la sensación de que la demencia se debe al propio proceso de envejecimiento. Y las consecuencias de todo esto son graves porque retrasan la instauración de un tratamiento, si no para curar (la EA no tiene cura por ahora) si para retrasar su evolución.

Hasta mediado del siglo la EA se la denominaba demencia degenerativa presenil porque se pensaba que solo afectaba a personas alrededor de los 50 años. Y demencia senil a las personas que la padecían a partir de los 75 años.

Cuando se descubrió que las alteraciones neurodegenerativas de la demencia degenerativa presenil y demencia senil eran iguales, se propuso el término de Demencia Tipo Alzheimer (DTA), en la que distinguíamos la Enfermedad de Alzheimer (EA) en personas más jóvenes y la Demencia senil tipo Alzheimer (DSTA) en los más mayores.

En la actualidad simplemente hablamos de Enfermedad de Alzheimer (EA), que puede ser de Inicio Precoz o temprana (antes de los 65 años) y de Inicio Tardío (después de los 65 años).

2. El envejecimiento y las demenciasEntre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará, y pasará de aproximadamente el 11% al 22%. Se prevé que el número absoluto de personas mayores de 60 años pase de 605 millones a dos mil millones, durante el mismo periodo.
 
En la Unión Europea, los mayores de 65 años se estima que en 2050 alcanzará un 27,5%. Por lo que respecta a España, en esta misma facha alrededor del 35% de la población superará los 65 años; y los mayores de 80 años, siguen la misma progresión y serán más del 4% en 2025 y más del 8% en 2050.

Este envejecimiento poblacional se produce a nivel mundial, y será más rápido en los países de ingresos medios y bajos. En la América Latina el envejecimiento es elevado como ocurre en Uruguay con 17,7% de personas mayores de 60 años.

El envejecimiento demográfico se puede ver como un problema, pero en sí, no lo es, todo lo contrario, es una riqueza, eso sí plantea necesidades de orden personal, familiar, de salud, socioeconómicas, etc. Así que lo que plantea el aumento de las personas mayores es un reto, al que hay que da respuestas con políticas adecuadas e innovadoras, pero teniendo en cuenta que los verdaderos protagonistas son los mayores.

Un informe titulado “Dementia: a Public Health Priority” (“Demencia: una Prioridad de la Salud Pública”) de la Organización Mundial de la salud (OMS/WHO) publicado en el 2012, insta a los países a considerar a las demencias como prioridad de salud pública. En este informe podemos extraer interesantes datos.

3. Frecuencia
A nivel mundial la prevalencia de las demencias, aumenta de forma exponencial entre 65 y 85 años y se multiplica por 2 cada 5 años, alcanzando un 20% para personas mayores de 80 años, y un 25% para personas mayores de 85 años, es decir una de cada cuatro personas.

Son muchos los estudios que confirman que la demencia más frecuente es la que provoca la enfermedad Alzheimer (EA), llegando hasta el 86%, le sigue la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy y la demencia fronto-temporal. Si quieren ampliar estos datos.

4. Los nuevos criterios en el diagnóstico de EA
Las investigaciones llevadas a cabo entorno al Deterioro Cognitivo Leve (DCL) y la EA han hecho que cambien los criterios para el diagnóstico de esta enfermedad. Por primera vez en 27 años se han actualizado las directrices para el diagnóstico clínico de la enfermedad de Alzheimer. Actualmente hay datos suficientes para confirmar que el Alzheimer es un proceso continuo de etapas, definiéndose tres estadios de la misma. Así para llegar a tener una demencia la secuencia sería envejecimiento normal (con estado cognitivo normal), un envejecimiento con signos patológicos leves (DCL) y demencia que dependiendo del subtipo de DCL pueden evolucionar a diferentes tipos de demencia.

El criterio original ponía el foco en la última etapa, en la que los síntomas de demencia eran ya evidentes.
Las tres etapas o fases serían:
  • Preclínica: no hay sintomatología pero si puede haber cambios a niveles moleculares y celulares.
  • Deterioro cognitivo leve (DCL): síntomas leves.
  • Enfermedad de Alzheimer: con sintomatología manifiesta.
En la fase preclínica si bien no hay síntomas, si hay cambio cerebrales. Aparecen placas amiloide que se pueden detectar con escáneres funcionales como PET (tomografía por emisión de positrones). También se puede emplear la Tomografía por emisión de fotón único (SPECT) que mide imágenes tridimensionales del metabolismo cerebral.

En el liquido cefalorraquídeo (LCF) se pueden detectar elementos que son verdaderos biomarcadores.

Los criterios de Petersen se han considerados demasiado restrictivos; lo que ha llevado al Grupo de Trabajo de DCL del Consorcio Europeo sobre la Enfermedad de Alzheimer, a proponer nuevos criterios que fueron publicado en el Journal of Neurology, Neurosurgery & Psichiatry (2006)
 
Estos criterios diagnósticos son:
  • Quejas cognitivas procedente de los pacientes o sus familiares.
  • La presentación de una disminución de la función cognitiva en relación a las capacidades previas durante los 12 últimos meses por el paciente o informante.
  • Los trastornos cognitivos como se evidencia por la evaluación clínica (deterioro de la memoria o en otro dominio cognitivo).
  • Ausencia de grandes repercusiones en las actividades de la vida diaria, aunque el paciente puede referir dificultades en las actividades diaria complejas.
  • Ausencia de demencia.
Seguidamente se establece el subtipo de DCL: amnésico, no amnésico de multidominios cognitivos, no amnésico de un solo dominio cognitivo.

Y finalmente identificar el subtipo etiopatogénico. El subtipo amnésico evolucionaría a AE. El subtipo único no amnésico podría evolucionar a demencia frontotemporal, demencia cuerpos de Lewy, demencia vascular o Afasia primaria progresiva. En la afectación multidominio podría evolucionar a EA, demencia vascular, seguir como un envejecimiento normal o depresión.

El problema de basarse en los criterios establecidos para determinar el DCL qué pacientes evolucionaran a EA de las personas con , un DCL, el 10-15% evolucionan a EA al cabo de un año; tras tres años de seguimiento desarrollaran la enfermedad el 50%; otros a los distintos tipos demencias vistos anteriormente; y, en algunos, incluso puede desaparecer el DCL.

Esta fase Prodrómica de la enfermedad suele ser larga, hasta 10 años, y algunas investigaciones detectan cambios cerebrales hasta 15, 20 o más años antes de que aparezcan los primeros síntomas de la EA.

Si quieren ampliar los nuevos criterios para el diagnóstico puede hacerlo aquí.

El diagnóstico preclínico de la EA prácticamente solo se emplea en los proyectos de investigación. Las técnicas son muy complejas y muy costosas para aplicar en la práctica clínica de manera rutinaria.

Podemos afirmar que el diagnóstico preclínico de la EA (personas sin síntomas) se puede realizar en la actualidad. Muchas personas a las que se le analizan su LCR en busca de biomarcadores, dan positivos, siendo indicio de que en su cerebro se han producido alteraciones compatibles con la EA pero sin presentar síntomas ni deterioro cognitivo. El problema radica en averiguar que personas desarrollaran la EA y que factores de riesgos intervienen. En definitiva, la cuestión es elaborar perfiles de riesgos de personas a las que se les pueda aplicar tratamientos específicos preventivos. Esto sería lo ideal porque estaríamos ante una prevención primaria. Pero es necesario encontrar algún biomarcador fiable y especifico.

Por ahora se sigue realizando el diagnóstico habitual cuando han aparecidos los síntomas de la enfermedad que lleva al paciente y/o familiar a las primeras consultas médicas.

Mi blog
En este mismo blog podéis encontrar artículos sobre el envejecimiento en general y la EA en particular. Así, Habilidades Comunicativas en general y Alteraciones del Lenguaje en la EA, En cuanto capacidades cognitivas los Sistemas de Memoría y Alteraciones de la Memoria en la EA.
 
En cuanto a los trastornos psicológicos y conductuales: la Apatía en la EA, Trastornos de la Conducta Alimentaria, Síntomas Psicológicos en la EA.

Sabido es que la EA la padece la persona enferma y la sufre los familiares. En este sentido el cuidador principal debe de formarse, informarse y cuidarse, en el Impacto en el Cuidador de la EA, encontrará algunas pautas importantes.

También en temas como Diabetes y Deterioro Cognitivo, la Anosmia en la EA, Aproximación a la Enfermedad de Parkinson, La Disfagia encontraréis conceptos y herramientas de manejo de la persona co Alzheimer.

Y otros artículos que creo que le puede resultar interesante.
 
Fuentes:
En el blog también hay referencias importantes en las que se basan los artículos.

En los últimos años se ha incrementado los estudios y la investigación sobre la EA en particular y las demencias en general, sobresaliendo el diagnóstico y la búsqueda de biomarcadores, la etiopatogenia, aceptándose que su causa es compleja y multifactorial, la genética de la EA ha avanzado notablemente hasta el punto de que hace 15 años no conocíamos nada de los mecanismos genéticos de esta enfermedad. A partir del 2004 aparecen los biomarcadores.

Por otro lado la OMS, consiente de los retos que plantea las demencias ha instado a los países llevar a cabo políticas comunitarias en la que concreticen Planes Nacionales que presten atiendan a estas enfermedades de una manera global e integral, desde la investigación a la atención Sociosanitaria Centrada en la persona.

Quiero hacer mención aparte de Alzheimeruniversal 2.0, extraordinario Blog de referencia.

Las Afas (asociaciones de familiares de Alzheimer) desempeñan una labor muy importante de información, formación y asistencia, en la que los familiares y cuidadores encuentran apoyo constante.

Evidentemente para las personas con formación en la búsqueda de información pueden acudir a las Bases de datos especializados.

Deseo que esta última publicación del 2012 sea de vuestro interés.

FELIZ 2013.

miércoles, 4 de enero de 2012

La anosmia y el Alzheimer

La anosmia y el Alzheimer
El sentido del olfato junto con el del gusto reacciona a sustancias químicas, que son detectadas en una terminaciones nerviosas, llamadas quimiorreceptores. La parte superior de las fosas nasales está cubierta por la membrana pituitaria que está plagada de terminaciones nerviosas que a través del nervio olfatorio (I par craneal) conduce los impulsos nerviosos hasta el bulbo olfatorio y tracto olfatorio y de aquí al sistema límbico e hipotálamo y al neocórtex donde estas sensaciones se harán conscientes. Sabemos que estas estructuras cerebrales están relacionadas con los impulsos e instintos, emociones y sentimientos. Igualmente estas zonas cerebrales son fundamentales en el procesamiento de la información (memoria), así como en la regulación del sistema endocrino.
Los trastornos del olfato
Puede ocurrir que disminuya la capacidad para oler (hiposmia), que se pierda totalmente (anosmia) y que dicha capacidad aumente (hiperosmia).
También puede haber trastornos en la percepción y así hay personas en que aparecen cambios en olores y aromas que antes le eran familiares se distorsionan o que un olor que antes era agradable se hace insoportable, e incluso percibir olores que anteriormente no olían.
Atendiendo a la etiología de los trastornos en el olfato puede ser congénito u obedecer a causas secundarias. Si es congénita es incurable (no se desarrolló el nervio olfatorio), otros problemas desde el mismo nacimiento o poniéndose de manifiesto por traumatismo craneoencefálicos.
Casi siempre aparece cuando el paciente ya ha cumplido los 10 años, y se diagnóstica porque el enfermo presenta problemas de salud que están asociados al olfato, como anorexia y que no perciben los distintos olores. Los casos idiopáticos (causas desconocidas) también entran en este tipo de trastornos del olfato.
En cuanto a la anosmia secundaria (que se deriva de otra enfermedad) podemos distinguir los siguientes tipos:
Anosmia pasajera: muy frecuentes en refriados y rinitis por agentes virales y alergias.
Anosmia temporal: se afecta el nervio olfativo por virus o bacterias o traumatismos sobre dicho nervio (desviación del tabique nasal, pólipos o tumores). También pueden indicarnos otras enfermedades de las fosas nasales (sinusitis, rinitis, etc) o ser consecuencia patologías graves como enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer o enfermedad de Refsum. Los fumadores también pueden presentar este tipo de trastorno olfativo temporal. Otras muchas enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión, malnutrición, la esclerosis múltiple y la psicosis de Korsakoff están todas asociadas o dan como síntomas trastornos del olfato.
La anosmia permanente: cuando las causas anteriormente se complican puede conllevar una anosmia permanente por quedar dañado el nervio olfativo. También al proceso de envejecimiento se asocia una disminución en la capacidad olfativa como ocurre en los demás sentidos.
La anosmia como biomarcador
Las pruebas tradicionales de detección de trastornos del olfato son subjetivas, consiste presentar al paciente un frasco con aromas y en un formulario escribe sus percepciones, pero no es un método objetivo porque es imposible regular la cantidad de producto aromático suministrado ni la distancia a la que se pone la sustancia. Todo esto ha llevado a un grupo de investigadores perteneciente al Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y la Fundación Hospital de Alcorcón al desarrollo de un Olfatómetro que unido a un equipo de Resonancia Magnética Funcional (RMF). Con este equipo se visualiza y se mide la actividad cerebral en el mismo momento que la persona percibe los estímulos olorosos.
En la Fundación CIEN se está investigando si el olfato puede ser uno de los biomarcadores que permitan la detección precoz del Alzheimer.
Referencias:
Fundación 100.
Psiquiatria.com.
National Institutes of Health. Institute on Deafness and Other Communication Disorders.