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lunes, 9 de abril de 2012

Alimentación de la persona con enfermedad de Alzheimer


Las alteraciones del comportamiento alimentario son muy frecuentes en la enfermedad de Alzheimer, y según diversos estudios alcanza el 60 % de los casos. Puede ocurrir que el apetito aumente o, también, que disminuya en las fases inicial y moderada de la enfermedad.


Conforme avanza la enfermedad la persona pierde peso, adelgaza y la modificación de su aspecto físico es evidente, sobre todo en la fase grave de la enfermedad de Alzheimer. En estas fases avanzadas hay una incapacidad para el manejo de los cubiertos (apraxia), no pueden manipular la comida adecuadamente y por otro lado apenas pueden masticar y tragar.


La pérdida de memoria y los problemas en el reconocimiento de objetos y lugares (agnosia) conlleva una alteración del comportamiento y en especial de la conducta alimentaria.



Así, en los trastornos del comportamiento alimentario a la persona con enfermedad de Alzheimer le puede ocurrir entre otras alteraciones las siguientes:
  • Que disminuya o pierda el interés por la comida.
  • Que tenga disminución o aumento del apetito.
  • Que pierda peso.
  • Que rechace algunos alimentos.
  • Que tenga reacciones catastróficas.
  • Prefiere los alimentos que siempre le han gustados.
  • Rechaza los alimentos que nunca ha comido.
En las etapas iniciales el propio acto de comer no suele presentar alteración ya que las capacidades práxicas y gnósicas se conservan (manejo y reconocimiento de objetos). Por el contrario, pueden aparecer problemas relacionados con la pérdida de memoria y falta de conciencia del paso del tiempo que pueden producir que la sensación de apetito sea percibida como si no se hubiera comido nada y desee comer varias veces. Incluso, algunos enfermos pueden comer a escondidas. Otros, pueden comer en exceso, con glotonería e incluso quitan los alimentos del platos de los demás. En la fase grave de la demencia, cuando ya sea instaurado el síndrome afásico-agnósico-apráxico (apenas habla, no reconece y no puede realizar prácticamente ninguna actividad) ya no encuentra los cubiertos y tampoco sabe usarlos. A veces, tiran la comida a la basura, sobre el plato de otra persona e incluso por la ventana.


Si hacemos un recorrido más exhaustivo del comportamiento de una persona enferma de Alzheimer con la alimentación, se va modificando con el tiempo, a medida que progresa la enfermedad. Los problemas más frecuentes, relacionados con la alimentación, en las diferentes fases de la enfermedad son:

Fase inicial:


Por lo general, los pacientes comen solos, pero la pérdida de memoria les hace olvidarse de la comida, de los horarios, etc. La falta de atención conlleva una pérdida de tomas de comidas.


Intervención. En este estadio de la enfermedad es muy importante fomentar su autonomía: pidiéndole su colaboración en la elección del menú, en la elaboración de la comida, en la preparación de la mesa, en la recogida y en el lavado de los platos. Al mismo tiempo que vamos conversando con el enfermo sobre la propia actividad que estamos realizando o cualquier otro tema que sepamos que le gusta.

Con estas actividades se retrasa la pérdida de las capacidades fásicas, gnósicas y práxicas.


Fase media:


Existe dependencia parcial, necesitando ayuda para comer y beber. En ocasiones es posible que aparezcan problemas para masticar y tragar.


Aparece una disminución de la percepción de los olores y sabores, que junto con una disminución de la salivación y sequedad de la boca, provoca en estos pacientes un rechazo a la comida.


No son capaces de manejar correctamente los cubiertos.


Si hay problemas visuales dificultan la identificación correcta de los alimentos.

Intervención. En esta fase la autonomía del enfermo disminuye, existe una dependencia parcial, necesita ayuda en el acto de comer, y por supuesto en la elaboración y preparación de la comida.

Si tiene dificultad en el manejo de cubiertos y si traga los alimentos sin mayor dificultad se le pueden preparar algunos que se coman con los dedos: patatas, trocitos de calamares y otros muchos.

Aparecen los problemas de masticación y deglución: hay que partir los alimentos en trozos muy pequeños y si es necesario triturarlo. Si presenta dificulta a la ingesta de líquido, es necesario experimentar con espesantes tipo gelatina.

La hiposalia (disminución de saliva) que tanto dificultad la deglución de los alimentos, se puede corregir dando algún producto ácido que favorecen la producción de saliva, caramelos de limón, pequeños cubitos (con un palito) de limonadas y refrescos que previamente hemos puesto en el congelador.

Se pude potenciar el color, sabor y olor de los alimentos con los condimentos adecuados, que sepamos que le gustan, pero estando seguro que no le van a producir alteraciones de ningún tipo.

Hay que prestar atención a la higiene de la boca, en caso de que lleve prótesis dentarias, estas deberán estar correctamente ajustadas.

En caso que lleve lentes deberán estar adecuadamente graduadas.


Fase grave:


La dependencia para que le alimenten es total.


Aparece dificultad para tragar tanto alimentos sólidos como líquidos con riesgo de atragantamiento, por lo que el enfermo rechaza la comida.


El aparato digestivo tiene alteraciones de peristaltismo con funciones enlentecidas y dificultades de evacuación por estreñimiento.
Intervención. El enfermo ha perdido la autonomía en todas las actividades de la vida diaria y también en el acto de comer y por tanto necesita ayuda. Los alimentos, generalmente, hay que triturarlos pero no se deben mezclar demasiadas texturas, ni sabores ni olores distintos.

Muchas veces, los problemas de deglución hace necesario que le sea colocada una sonda nasogástrica, aunque en este sentido debe prevalecer siempre la consideración ética previa de la persona enferma. Y en caso contrario se debe valorar adecuadamente la idoneidad de una sonda.


En esta etapa de la enfermedad, por lo general, existe el síndrome de inmovilidad, con todo lo que conlleva: contracturas, riesgo de úlceras por presión, infecciones de aparatos y sistemas, estreñimiento, etc.


Aquí la alimentación y nutrición adecuada desempeña un papel fundamental en la calidad de vida de la persona y debe cumplir una serie de condiciones para conseguir los siguientes objetivos:
  • Administrar una dieta con los nutrientes necesarios para cubrir todas sus necesidades nutricionales.
  • Un hidratación adecuada
  • Preparación de las comidas para evitar problemas de atragantamiento.
  • Fomentar su independencia, intentando que coma él sólo.
  • Evitar el estreñimiento.
Como cualquier persona, un enfermo de Alzheimer debe seguir una dieta saludable que cumple las siguientes características:


1. Completa, que contenga todos los grupos de alimentos que, en combinación, aporten todos los nutrientes necesarios.


2. Equilibrada, que incorpore cantidades apropiadas de alimentos, pero sin excesos.


3. Suficiente, que cubra las necesidades del organismo para permitir las funciones vitales y mantener el peso corporal en los límites aconsejables en adultos.


4. Variada, que proporcione los aportes necesarios de vitaminas y minerales, al incluir diferentes grupos de alimentos. Y,


5. Adecuada a las características del individuo y a sus circunstancias, como la edad, el sexo, la constitución corporal, la actividad física, los hábitos alimentarios, el lugar, la época del año y la historia clínica de cada persona.


Las personas de edad avanzada presentan una disminución de las necesidades energéticas, pero no de las necesidades proteicas y, precisamente los enfermos de Alzheimer, necesitan aumentar las necesidades tanto energéticas como proteicas. Se estima que un 50% de estos enfermos tienen malnutrición. Las proteínas deben constituir al menos una cuarta parte de los alimentos totales diarios. Si además existe otra patología (diabetes, colesterol, hipertensos,..) la dieta también se adaptará ella.

Algunas sugerencias para alimentar correctamente a una una persona con Alzheimer:
  • Como en cualquier persona, la alimentación, debe cumplir las funciones de nutrición, placer y relación.
  • Realizar comidas frecuentes, nutritivas y poco abundantes.
  • Preparar los platos que resalten cromáticamente y con buen olor.
  • Preparar algunos alimentos que se puedan comer con las manos.
  • La hidratación es fundamental, si existe problema de deglución a los líquidos, utilizar espesantes.
  • Combinar y variar todo lo posible los alimentos para evitar carencias nutricionales.
  • En caso de que sea necesario triturar los alimentos, no mezcla demasiadas texturas y, sobre todo olores y sabores.
  • Es positivo mantener los hábitos que tuviera anteriormente, que participe en comidas familiares (aniversarios, fiestas, restaurantes…).
  • Es fundamental que la persona con Alzheimer mantenga el sentido de comer en grupo. En caso que se distraiga demasiado, o tenga reacciones catastróficas, tirar la comida, mezclar los alimentos, es mejor que coma solo y presentar los alimentos uno a uno.
  • En caso en que lleve sonda, el cuidador informal debe está adecuadamente entrenado, observando una exquisita higiene, evitando obturaciones de la misma y úlceras en fosas nasales.
  • Hay medicamentos que pueden interaccionar con los alimentos, la información médica se hace imprescindible.
  • Mantener una buena higiene de la boca.
  • Si hay riesgo de que la persona enferma se lesione, utilizar utensilios de plástico u otro material parecido.
Para terminar, hoy sabemos, a ciencia cierta que una alimentación saludable previene y mantiene la salud, y actúa como prevención en la enfermedad de Alzheimer. También sabemos que los procesos de envejecimiento son paralelos a los demás procesos de nuestro ciclo vital, por lo que en este sentido para vivir un envejecimiento satisfactorio es necesario desarrollar un estilo de vida saludable y muy especialmente una alimentación saludable.

Referencias:
  1. Camina Martín, S. Barrera Ortega, L. Domínguez Rodríguez, C. Couceiro Muiño, B. de Mateo Silleras y Redondo del Río, M.P. Presencia de malnutrición y riesgo de malnutrición en ancianos institucionalizados con demencia en función del tipo y estadío evolutivo. Nutr. Hosp. vol. 27 nº2 Madrid mar.-abr. 2012.
  2. Aranceta Bartrina J: Alimentación normal. En: Rubio MA(ed): Manual de alimentación y nutrición en el anciano.Scien-tific Communication Management2002: 65-74. 
  3. Botella Trelis JJ, Ferrero López MI: Manejo de la disfagia enel anciano institucionalizado: situación actual.Nutr Hosp2002, XVII(3):168-174
  4. Ferrero López MI, Botella Trelis JJ: Alimentación y nutriciónen la enfermedad de Alzheimer.Nutr Hosp2000, 15:280-290. 
  5. Ruipérez Cantera I: ¿Se nutren bien las personas mayores?Med Clin2003, 120(5):175-6 
  6. Fundación Reina Sofía.(2011)  https://www.fundacionreinasofia.es/Lists/Documentacion/Attachments/13/Guia%20practica%20familiares%20de%20enfermos%20de%20Alzheimer_final.pdf

miércoles, 7 de marzo de 2012

Alimentación. Consejos en geriatría

1 alimentación y nutrición 

Se llama alimentación al acto de proporcionar al cuerpo alimentos e ingerirlos para su mantenimiento. Es un proceso voluntario y consciente, por tanto está en nuestras manos modificarlo, es educable.
La nutrición es el conjunto de procesos fisiológicos mediante los cuales el organismo recibe, transforma e incorpora en sus estructuras una serie de sustancias contenidas en los alimentos, para obtener energía, construir y reparar las estructuras orgánicas, y regular procesos metabólicos. Es un proceso involuntario e inconsciente que depende de procesos corporales como la digestión, la absorción y el transporte de los nutrientes de los alimentos hasta los tejidos.
 2 Los alimentos están integrados por nutrientes
  • De carbono (HC) o glúcidos
  • Grasas o lípidos
  • Proteínas o proteidos
  • Sales minerales
  • Vitaminas
  • Agua
  • Fibra
3 Los alimentos se clasifican en grupos
I. Carnes y pescados
II. Lácteos
III. Grasas y aceites
IV. Farináceos
V. Frutas y legumbres
VI. Verduras y hortalizas
4 Alimentación equilibrada
Es la ingestión en proporciones adecuadas, en cantidad y calidad, de los alimentos que contengan los nutrientes necesarios para el mantenimiento de la salud en el joven y en el viejo.
4.1 Hiponutrición
La hiponutrición consiste en que la alimentación no contiene los nutrientes adecuados ni en cantidad o cualidad. Puede ser aguda o crónica. Por ejemplo, el no beber agua llevaría a una deshidratación y la muerte. Con la hiponutrición crónica aparecen enfermedades carenciales y infecciones, y posteriormente puede llevar a la muerte.
4.2 Hipernutrición
Es lo contrario de la hiponutrición y consiste en una alimentación excesiva, sobrealimentación. Puede llevar a la obesidad, con las complicaciones que esta enfermedad puede originar. Y puede ser un factor de riesgo en enfermedades como la arteriosclerosis, que a su vez es terreno abonado para el infarto de miocardio. Por tanto, de una forma o de otra puede llevarnos a la muerte.
4.3 Nutrición óptima
La nutrición óptima tiene que ser suficiente (cantidad) y completa (cualidad), es decir, equilibrada. Además tiene que ser armónica, adecuada, ordenada. Todo esto será fuente de salud.
La nutrición equilibrada tiene que estar en función de la edad, sexo, situación fisiológica, esfuerzo físico y situación patológica.
También la alimentación debe de ser distinta con aportaciones concretas en: la lactancia, infancia, adolescencia, adultez, embarazo y ancianidad.
Una alimentación saludable, ha de cumplir las siguientes condiciones:
  • Completa, que contega todos los grupos de alimentos que, en combinación, aporten todos los nutrientes necesarios.
  • Equilibrada, que incorpora cantidades apropiadas de alimentos, pero sin excesos.
  • Suficiente, que cubre las necesidades del organismo para permitir el crecimiento y el desarrollo en los niños y mantener el peso corporal en los límites aconsejables en adultos.
  • Variada, que proporcione los aportes necesarios de vitaminas y minerales, al incluir diferentes grupos de alimentos.
  • Adecuada a las características del individuo y a sus circunstancias, como la edad, el sexo, la complexión corporal, la actividad física y la historia clínica de cada persona, así como los hábitos alimentarios, el estilo de vida, la situación socioeconómica, el lugar de residencia y la época del año.
Además de la condiciones que hemos visto, para una alimentación saludable hay seguir los siguientes consejos generales:
  • Realizar a lo largo del día de cuatro a cinco comidas poco abundantes (desayuno y/o media mañana, almuerzo, merienda y cena) e intentar no picar entre ellas.
  • Mantener una adecuada hidratación. Se recomienda beber de 1,5 a 2 litros de líquidos al día.
  • Comer despacio, masticando bien los alimentos y en un ambiente relajado y tranquilo.
  • Moderar el consumo de alcohol y evitar las bebidas de alta graduación
  • Utilizar métodos sencillos para la cocción de los alimentos, con poca grasa y poca sal.
Además de la alimentación saludable, los pilares del estilo de vida sano son la actividad física, la ausencia de tóxicos y un descanso adecuado.

5 Consejos para una dieta ideal
  • Una dieta "ideal" ha de tener en cuenta:
  • Control del sobrepeso.
  • Limitación en ácidos grasos saturados (AGS).
  • Limitación colesterol a 300mg.
  • Alimentación rica en ácidos grasos poliinsaturados.
  • Aporte adecuado de proteínas.
  • Aporte adecuado glúcidos.
  • Aporte adecuado de fibra, vegetales y frutas.
  • Limitar la sal.
  • Limitar el alcohol.
6. Características de la alimentación en la ancianidad
  • Una dieta adecuada para la persona anciana ha de tener en cuenta:
  • Evitar modificaciones bruscas.
  • Evitar “comilonas”.
  • Atención a la cantidad (malnutrición o sobrealimentación).
  • Atención a la masticación.
  • Evitar exceso de grasa.
  • Cantidad de fibra suficiente.
  • Distribución de las comidas.
  • Moderación en el alcohol.
  • Descanso postpandrial.
  • Alimentación post-enfermedad.

domingo, 2 de octubre de 2011

Alimentación y ejercicio

A. La alimentación
La alimentación (el comer y beber) es una necesidad fisiológica básica, que dependiendo de nuestros hábitos alimenticios construye o destruye salud día a día. Una sobrealimentación, es decir un aumento continuado en la ingesta puede desembocar en un síndrome metabólico, con obesidad, HTA, colesterol alto, diabetes… con peligro elevado de enfermedad cardiovascular. Por el contrario una malnutrición puede llevar también a numerosos problemas de salud. Así, que lo ideal sería una alimentación óptima, cosa nada fácil de conseguir, la calidad de la alimentación depende de factores: sociales, económicos, culturales, geográficos, religiosos entre otros.

Hay que distinguir entre alimentación y nutrición. Se llama alimentación al acto de proporcionar al cuerpo alimentos e ingerirlos para su mantenimiento. Es un proceso voluntario y consciente, por tanto esta en nuestras manos modificarlo, mediante el aprendizaje de hábitos alimentarios saludables.

La nutrición es el conjunto de procesos metabólicos mediante los cuales el organismo recibe, transforma e incorpora los nutrientes contenidos en los alimentos, para obtener energía, construir y reparar las estructuras orgánicas, y regular procesos metabólicos. La nutrición es un proceso involuntario e inconsciente que depende de procesos corporales como la digestión, la absorción y el transporte de los nutrientes de los alimentos hasta los tejidos.

El estado de salud de una persona depende de la calidad de la nutrición de las células que constituyen sus tejidos. Puesto que es bastante difícil actuar voluntariamente en los procesos de nutrición, si queremos mejorar nuestro estado nutricional sólo podemos hacerlo teniendo hábitos alimentarios saludables.

Para llevar a cabo todos los procesos que nos permiten estar vivos, el organismo humano necesita un suministro continuo de materiales que debemos ingerir: los nutrientes.
Sin embargo, estos nutrientes no se ingieren directamente, sino que forman parte de los alimentos. Se puede hacer una primera distinción entre los componentes de cualquier alimento en base a las cantidades en que están presentes: los llamados macronutrientes, que son los que ocupan la mayor proporción de los alimentos, y los llamados micronutrientes, que sólo están presentes en pequeñísimas cantidades.

Los macronutrientes son las proteínas, glúcidos (o hidratos de carbono) y lípidos (o grasas). También se podría incluir a la fibra y al agua, que están presentes en cantidades considerables en la mayoría de los alimentos, pero como no aportan calorías no suelen considerarse nutrientes.

Entre los micronutrientes se encuentran las vitaminas y los minerales. Son imprescindibles para el mantenimiento de la vida, a pesar de que las cantidades que necesitamos se miden en milésimas, o incluso millonésimas de gramo (oligoelementos).

Otra clasificación es la de los nutrientes en cuanto a la función que realizan en el metabolismo. Un primer grupo lo forman aquellos compuestos que se usan normalmente como combustible celular. Se les llama nutrientes energéticos y prácticamente coinciden con el grupo de los macronutrientes. De ellos se obtiene energía al oxidarlos "quemarlos" en el interior de las células con el oxígeno que transporta la sangre. La mayor parte de los nutrientes que ingerimos se utiliza con estos fines.

Un segundo grupo está formado por los nutrientes que utilizamos para construir y regenerar nuestro propio cuerpo. Son los llamados nutrientes plásticos y pertenecen, la mayor parte, al grupo de las proteínas, aunque también se utilizan pequeñas cantidades de otros tipos de nutrientes.

Un tercer grupo se compone de todos aquellos nutrientes cuya función es facilitar y controlar las funciones bioquímicas que tienen lugar en el interior de los seres vivos. Este grupo está constituido por las vitaminas y los minerales, de los que se dice que tienen funciones de regulación. Por último, habría que considerar al agua, que actúa como disolvente de otras sustancias, participa en las reacciones químicas más vitales y, además, es el medio de eliminación de los productos de desecho del organismo.

El valor energético de los alimentos se mide en calorías, que es la cantidad de calor necesario para aumentar en un grado la temperatura de un gramo de agua. Como su valor resulta muy pequeño, en dietética se toma como medida la kilocaloría (1 Kcal. = 1.000 calorías). A veces –y erróneamente, por cierto–, a las kilocalorías también se las llama Calorías (con mayúscula). Cuando oigamos decir que un alimento tiene 100 Calorías, en realidad debemos interpretar que dicho alimento tiene 100 kilocalorías por cada 100 gr. de peso.

Cada grupo de nutrientes energéticos –glúcidos, lípidos o proteínas– tiene un valor calórico diferente y más o menos uniforme en cada grupo. Para facilitar los cálculos del valor energético de los alimentos se toman unos valores estándar para cada grupo: un gramo de glúcidos o de proteínas libera al quemarse unas cuatro calorías, mientras que un gramo de grasa produce nueve. De ahí que los alimentos ricos en grasa tengan un contenido energético mucho mayor que los formados por glúcidos o proteínas. De hecho, toda la energía que acumulamos en el organismo como reserva a largo plazo se almacena en forma de grasas.

B. Algunos consejos prácticos para una alimentación saludable y ejercicio.

1. Condiciones de una alimentación saludable:
  • Completa, porque contiene todos los grupos de alimentos que, en combinación, aportan todos los nutrientes necesarios.
  • Equilibrada, porque incorpora cantidades apropiadas de alimentos, pero sin excesos.
  • Suficiente, porque cubre las necesidades del organismo para permitir el crecimiento y el desarrollo en los niños y mantener el peso corporal en los límites aconsejables en adultos.
  • Variada, porque proporciona los aportes necesarios de vitaminas y minerales, al incluir diferentes grupos de alimentos.
  • Adecuada a las características del individuo y a sus circunstancias, como la edad, el sexo, la complexión corporal, la actividad física y la historia clínica de cada persona, así como los hábitos alimentarios, el estilo de vida, la situación socioeconómica, el lugar de residencia y la época del año.
2. Haz 5 comidas al día: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. De esa forma se evita el picoteo entre comidas y disminuye el riesgo de engordar.

4. Una alimentación rica en lácteos es fundamental para prevenir la osteoporosis. Los desnatados son igual de efectivos. Si no te gustan o no puedes tomar lácteos, hay otros muchos alimentos recomendables como almendras, salmón, sardinas, legumbres, cereales y tofu entre otros.

5. No te dejes engañar por las dietas milagro y consejos alimenticios que oigas de personas no especializadas. Asesórate siempre por tu médico o por el especialista en nutrición si debes perder peso.

6. Practica ejercicio físico todos los días, al menos una hora y realízalo a una intensidad moderada. No es necesario que esa hora de ejercicio sea seguida, es igual de efectivo que al final del día sumes 60 minutos realizando ejercicio en bloques de no menos de 10 minutos.

7. Elije la actividad física más adecuada a tu edad, condición física y entorno. No es mejor para tu salud estar agotado al finalizar una actividad física. Incluso puede ser peligroso.

8. La práctica de actividad física regular como caminar, trotar, senderismo,...ayudan a prevenir la atrofia muscular, el aumento de peso graso y la ostoporosis.

9. Haz ejercicio cuando te sientas bien, no lo hagas si tienes fiebre, gripe o enfermedad aguda. Cuando haga calor, haz ejercicio a un ritmo más moderado de lo habitual y, sobre todo, elige los momentos más frescos del día.

10. El ejercicio físico regular moderado y una alimentación saludable son los pilares básicos en la prevención y tratamiento de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo2, las enfermedades cardiovaculares y la osteoporosis.

Además:
  • Coma alimentos reales y a ser posible de cercanía.
  • Aumente la ingesta de fibra, con legumbres y verduras.
  • Coma al menos, tres frutas y dos verduras al día.
  • Reduzca las grasas animales. Utilice aceite vegetales, principalmente de oliva.
  • Coma embutidos y ahumados de menera ocasional.
  • Elimine las bebidas de alta graduación. Y vino o la cerveza muy poco, una de copita  o botellín al día.
  • No fume.
  • Hay que hacer lo posible por comer las frutas y las verduras crudas.
  • Los adultos deben comer diariamente 30 grs. de fibra al día.
  • Se debe tomar suficiente líquido: aproximadamente 8 vasos al día.
  • Modere el consumo de sal en las comidas
  • Mantenga un peso de acuerdo a la complexión y estatura.
  • Evite el exceso de azúcar. 
No olvide que la aliamentación sana y el ejerció adecuado y regular, son determinantes para un envejecimiento saludable y activo que reducen el riesgo de pedecer enfermedades y, por tanto, contribuyen a prevenir la dependencia.

Fuentes:
-FAO (Organización de las Naciones Unidads para la agricultura y la Alimentación)
-OMS (Organización Mudial de la salud)
-SENC (Sociedad Española de Alimentación Comunitaria)
-SEGG (Sociedad Española de geriatría y Gerontología)