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domingo, 13 de agosto de 2023

Claves para un envejecimiento activo y saludable

Cuanto más pronto empecemos a ser conscientes de un estilo de vida saludable, más exitoso será nuestro envejecimiento. Y en este sentido, la Gerontología preventiva tiene como objetivos:

  • Reducir la mortalidad prematura originada por enfermedades agudas o crónicas.
  • Mantener la independencia funcional.
  • Aumentar la esperanza de vida activa.
  • Mejorar la calidad de vida.
1. Envejecimiento saludable

Es el que tendría lugar en las mejores condiciones posibles físicas, psicológicas y sociales, teniendo en cuenta los múltiples factores genéticos y ambientales que intervienen en el proceso de envejecimiento. Se caracteriza porque se producirían pocas pérdidas y baja probabilidad de incidencia de enfermedades.

Para que se produzca es imprescindible que desde la juventud se favorezca la promoción de la salud física psicológica, un estilo de vida saludable, sin hábitos tóxicos, con ejercicio físico y una dieta equilibrada, entrenamiento de capacidades cognitivas, con relaciones interpersonales que favorezca la salud emocional, con una vida sentimental y sexual satisfactoria, etc. Todo esto hace que tengamos una buena calidad de vida con buenas condiciones físicas, psicológicas y sociales, experimentando por tanto, un envejecimiento saludable.

2. El Envejecimiento Activo

Lo definió como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (OMS, 2002).

El Envejecimiento Activo fomenta procesos de envejecimiento socialmente activos y no sólo personalmente activos.

El término “activo” hace referencia a una participación continua en las dimensiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, y no sólo a la capacidad para estar físicamente activo. Objetivos:
  • Ampliar la esperanza de vida saludable.
  • Y la calidad de vida, mientras se envejece, incluyendo personas en situación de fragilidad y/o discapacidad o que necesiten atención.

martes, 24 de mayo de 2022

La investigación en la enfermedad de Alzheimer

1. Prevalencia e impacto

Atendiendo a los diferentes estudios epidemiológicos se estima que en la actualidad hay 50 millones de PcD a nivel mundial, de las que casi un 70% están afectadas de enfermedad de Alzheimer y se calcula 152 millones para el 2050.

En el caso de España, la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) estima que en la actualidad, entre enfermos y familiares hay 4,5 millones de personas afectadas por el Alzheimer y su impacto, de los cuales 1,2 millones padecen la enfermedad, y de estos el 9% tienen menos de 65 años. La carga económica familiar para atender un enfermo es de alrededor de 31.000€.
En 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la demencia como una prioridad de salud pública. En mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025. El Plan es un marco integral de referencia para las instancias normativas; los asociados internacionales, regionales y nacionales, y la OMS en las siguientes esferas: la evaluación de la demencia como prioridad para la salud pública; la concienciación y la puesta en marcha de iniciativas para satisfacer las necesidades de las personas afectadas; la reducción de riesgos; el diagnóstico, el tratamiento y la atención; los sistemas de información; el apoyo a los cuidadores, y la investigación y la innovación.

A día de hoy, el Alzheimer no tiene cura y, esta sólo se puede conseguir con la investigación. Pero a pesar de los datos de prevalencia y del impacto económico y social no se destinan lo recursos suficientes. No obstante, numerosas instituciones hacen enormes esfuerzos invirtiendo en investigación consciente de que al Alzheimer sólo se puede vencer desde la investigación biomédica.

2. La investigación biomédica

La investigación biomédica es la investigación científica destinada a obtener conocimientos y proponer soluciones a problemas de salud de las personas y la población. Tiene por objeto generar conocimientos que ayuden al diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades en humanos. Hay varios tipos de investigación biomédica:
  1. Investigación básica: tratando de consolidar e incrementar conocimiento sobre los mecanismos de la enfermedad, generando evidencia científica que sirva de base para pasar a la fase clínica. Se suele realizar en el laboratorio con animales.
  2. Investigación clínica: es la que se realiza con la participación de personas para evaluar nuevos métodos diagnósticos y tratamientos.
  3. Investigación traslacional: enlaza la investigación básica con la clínica. Que facilita la transición de la investigación básica en aplicaciones clínicas, from bench to bed-side, llevando la ciencia desde el laboratorio al paciente. Concebida como una herramienta científica que sirve de puente y evita que los resultados de la investigación básica en se pierdan, favoreciendo su llegada a la clínica, a los pacientes, cerrando de manera eficiente el ciclo productivo de la inversión en investigación biomédica.
  4. Investigación epidemiológica: tiene como objetivo generar conocimiento acerca de todos aquellos aspectos que influyen en la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas por el Alzheimer y otras demencias, paciente-cuidador. La implementación de los resultados en esta investigación permiten realizar una asistencia adecuada y específica para establecer políticas y recursos sociosanitarios, implementar y validar intervenciones o terapias no farmacológicas y, en definitiva, elaborar un plan asistencial global de la enfermedad.

3. Líneas de investigación en la Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad compleja de la cual todavía no se conocen las causas. Hay múltiples líneas de investigación activas, tanto pre-clínicas o básicas como clínicas (se investigan en personas, sanas o pacientes).  Algunas de estas líneas son:
  • Estudio de fármacos contra las proteínas b-amiloide y tau.
  • Investigación en la fase pre-clínica.
  • Genética de la enfermedad de Alzheimer.
  • Estudios de la relación del envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas
3.1 Estudio de fármacos contra las proteínas β-amiloide y tau

Las proteínas β-amiloide y tau se acumulan en el cerebro de los enfermos de Alzheimer. Se están investigando numerosos posibles tratamientos para la EA. Actualmente hay cuatro medicamentos que se utilizan habitualmente, que ayudan a paliar los síntomas de la enfermedad, pero sus resultados son muy limitados (Donepezilo, Galantamina, Rivastigmina y Memantina, aprobados entre 1989 y 2003). 

La Food and Drug Administration (FDA) aprobó otro medicamento en EE.UU (Aducanumab, 2021) que reduce las placas de b-amiloide en regiones corticales del cerebro, pero sus resultados son muy dudosos, de hecho, en Europa no ha sido aprobado por la European Medicines Agency (EMA). 

Para que un medicamento pueda ser comercializado en Europa, debe ser evaluado y aprobado por la (EMA). El 17 de diciembre de 2021 la EMA rechazó la autorización para la comercialización en Europa del fármaco aducanumab, como tratamiento para la enfermedad de Alzheimer. Según la (EMA) los resultados de los ensayos clínicos de fase III en los que se ha testado el medicamento, la evidencia de los estudios “no demuestra que aducanumab sea efectivo para el tratamiento de personas en fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer”. La agencia considera que, aunque reduce la presencia de amiloide en el cerebro, la investigación actual no relaciona este hecho con una mejora clínica de los pacientes. También, argumenta que no existe una clara evidencia de que los posibles beneficios del medicamento sobrepasen los posibles riesgos.
Así pues, la busqueda de nuevos fármacos es una línea de investigación fundamental. El objetivo es prevenir los cambios que hacen posible la muerte de neuronas con lo que se pretende parar su destrucción y revertir el daño de las que aún no están totalmente deterioradas. 

También se trabaja en la investigación de una “vacuna” u otro tipo de fármaco que bloquee la producción de b-amiloide y Tau patológicos, que reaccione con estas proteínas ya acumuladas y las evacuen del cerebro. El ritmo de la investigación es importante: actualmente, la FDA de EEUU tiene registrados 2275 estudios para tratamiento de la EA y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) tiene registrados  105 estudios clínicos sobre el Alzheimer. 

Muchos de estos trabajos están basados en la posible interacción de anticuerpos monoclonales con las proteínas b-amiloide y Tau. Hay otros tres medicamentos similares al aducanumab –todos son anticuerpos monoclonales que imitan las defensas de un cerebro sano– de los laboratorios Roche (gantenerumab), Lilly (donanemab) y Eisai (lecanemab) en estudios de fase III. Estos estudios son muy esperanzadores y abre un hilo de esperanza aunque con todas la reserva. Hay otros estudios con otras líneas de investigación.


3.2 Investigaciones en la fase pre-clínica

La enfermedad de Alzheimer se inicia en el cerebro décadas antes de que el paciente empiece a presentar síntomas. En esta fase se han descrito la acumulación progresiva de proteínas en el cerebro y cambios sutiles de la estructura cerebral pero no hay manifestación clínica de la enfermedad.

En este sentido, el avance en diagnóstico precoz es fundamental. Disponemos desde hace más de una década de diversas pruebas o “marcadores” como los de imagen (PET y RMN, sobre todo) o los biomarcadores presentes en LCR (b-amiloide,  Tau y P-Tau). Se investiga, también, nuevos marcadores de LCR y sangre que permiten detectar sustancias que nos indican las alteraciones que se producen en el cerebro: algunos de estos biomarcadores son precisamente las proteínas b-amiloide y Tau que se pueden también rastrear en sangre, aunque con dificultades para medirlos y estandarizarlos. Además, los neurofilamentos de cadena ligera (NF-L), que son marcadores de daño neuronal, están siendo muy estudiados. Otros biomarcadores de inflamación como las citocinas, citocina-I-309, se cree que son indicadores de progresión del Deterioro Cognitivo Leve a Alzheimer. En la saliva se estudia biomarcadores, como la detección de lactoferrina.        

3.3 Genética de la Enfermad de Alzheimer 

Los pacientes con enfermedad de Alzheimer genética nacen con la alteración genética, aunque los síntomas se manifiesten décadas más tarde. 

Que la EA puede ser hereditaria preocupa a los descendientes de un familiar con la enfermedad. Sin embargo, el alzhéimer no es hereditario en la inmensa mayoría de los casos.

Los estudios de la relación que  hay entre genética y Alzheimer comienza en 1987 cuando se publicó el primer ligamiento en el brazo largo del cromosoma 21. Este resultado indicaba que en una región del cromosoma 21 existía un gen que explicaría una proporción de las formas familiares de la EA. Pero no fue hasta 1991 cuando se hallaron en el gen de la proteína precursora del péptido β-amiloide (APP) las primeras mutaciones que se relacionaron de manera indiscutible con la EA familiar.

Tanto el gen de la presenilina 1 (PSEN1), cromosoma 14, como el gen de la presenilina 2 (PSEN2), cromosoma 1 se descubrieron en 1993.

Los genes asociados a la EA son de dos tipos:

• Genes de riesgos, aumentan la probabilidad de padecer la EA.
• Genes determinantes, son causa segura de desarrollar la E, estos son muy raro.

El gen más frecuente asociado con la forma más prevalente de EA es un gen (cromosoma 19) de riesgo llamado apolipoproteína E (APOE), que tiene tres formas comunes: 

• APOE e2 (la menos común en la población y que parece disminuir el riesgo de Alzheimer).
• APOE e3 (la más común y que no parece incidir en el riesgo de Alzheimer).
• APOE e4 (frecuencia intermedia entre las dos anteriores, se relaciona con  incremento del riesgo de padecer Alzheimer). 

Cada persona tiene dos copias de cada gen, una de cada progenitor. Como heredamos un gen APOE de cada progenitor, tendremos dos copias o alelos. Tener una copia APOE e4 aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y, si se tienen dos, el riesgo es mayor. 

El hecho de que esté presente no implica, por sí sola, que vayamos a desarrollar la E. Hay otros factores de riesgo (modificables) que  también influyen y que hemos visto en otras publicaciones.

3.3.1¿En qué casos puede considerarse la herencia genética como causa?

Solo el 1% o menos de los casos de Alzheimer, lo que se conoce como Alzheimer “familiar”,  las causas pueden atribuirse de manera exclusiva a un factor genético o hereditario.

No todos los casos de inicio son genéticamente determinados, sino  que los casos de Alzheimer esporádicos, también puede aparecer en esta franja de edad.
El patrón familiar se caracteriza  por, al menos, tres casos en dos o más generaciones consecutivas y diagnosticados antes de 60 años.
Cuando el Alzheimer está genéticamente determinado, la persona afectada es portadora de una mutación genética que, en la mayoría de los casos, provocará la aparición de la enfermedad a una edad precoz.

Hay 3 genes causantes:
  • el gen de la proteína precursora del amiloide (APP), cromosoma 21.
  • el gen de la presenilina 1 (PSEN1), cromosoma 14.
  • gen de la presenilina 2 (PSEN2), cromosoma 1.
Los hijos de los portadores de una de estas mutaciones genéticas tendrán un 50% de probabilidades de heredarla. Este es un patrón de herencia autosómica dominante.
En muchos casos los síntomas son distintos a los habituales de la EA y el diagnóstico se demora.

3.3.2 Actualidad de la investigación genética
  1. Se están estudiando, además de los genes del APOE y las presenilinas, otros como PICALM, CLU, CR1, BIN1, ABCA7, ... Las técnicas del GWAS (Genome-wide association study-Estudio de asociación del genoma completo) permiten analizar y comparar a la vez cientos o miles de genes y polimorfismos en un gran número de individuos, con enfermedad o sin ella.
  2. Recientemente, una investigación realizada por un consorcio europeo, publicada en la revista Nature Genetics
  3. , han analizados datos genómicos de 111.326 personas con demencias y 677.663 controles sanos, encontrándose 75 alteraciones genéticas relacionadas con el Alzheimer, 42 desconocidas y 33 ya se conocían de estudios anteriores, que aumentan el riesgo de padecer la EA.

4. Estudios de la relación entre el envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas

La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas aumentan con la edad, siendo afectadas, una de cada 10 personas de más de 65 años y al menos a un tercio de las mayores de 85 años. Envejecer es, pues, el principal factor de riesgo para sufrirla. Conocer la relación entre el envejecimiento y las enfermedades degenerativas y por qué unas personas desarrollan estas enfermedades y otras no, puede ayudar a aclarar las causas.

El Azheimer y otras causas de demencia es una pandemia a nivel global, así lo considera la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el 2012. Que insta a los gobiernos e instituciones a que hagan un esfuerzo, ya que hoy por hoy, es insuficiente, más si se compara con otras patologías de menor coste. Tanto es así que el esfuerzo en investigación no es proporcional al impacto y coste de esta enfermedad.

La enfermedad de Alzheimer no es consecuencia del envejecimiento pero si que va ligada a este. Los datos epidemiológicos no dejan lugar a dudas.

Referencias:

Artículos evolución histórica sobre la genética del Alzheimer

1. St George-Hyslop PH, Tanzi RE, Polinsky RJ, Haines JL, Nee L, Watkins PC, et alii (et al.). The genetic defect causing  familial Alzheimer’s disease maps on chromosome 21. Science 1987;235:885-90

2. Goldgaber D, Lerman MI, McBride OW, Saffiotti U, Gajdusek DC: Characterization and chromosomal localization of a cDNA encoding brain amyloid of Alzheimer's disease. Science 1987; 235(4791):877-880.

3. Chartier-Harlin MC, Crawford F, Houlden H, Warren A, Hughes D, Fidani L, et alii (et al.). Early-onset Alzheimer’s disease caused by mutations at codon 717 of the beta-amyloid precursor protein gene. Nature 1991;353:844-6.

4. Goate A, Chartier-Harlin MC, Mullan M, Brown J, Crawford F, Fidani L, et alii (et al.). Segregation of a missense mutation in the amyloid precursor protein gene with familial Alzheimer’s disease. Nature 1991;349:704-6

Información sobre tratamiento farmacológico

5. Cummings J, Lee G, Zhong K, Fonseca J, Taghva K.  Alzheimer’s disease drug development pipeline: 2021. Alzheimer’s Dement. Alzheimer's & Dementia: Translational Research & Clinical Interventions 2021;7: e12179.  https://doi.org/10.1002/trc2.12179

Información sobre biomarcadores
6. Altuna-Azkargorta, y Mendioroz-Iriarte. Biomarcadores sanguíneos en la enfermedad de Alzheimer. Neurología 2021. 36 (2021) 704—710.  https://doi.org/10.1016/j.nrl.2018.03.006

Actualidad en investigación genética del Alzheimer
7. Bellenguez, C., Küçükali, F., Jansen, IE et al. Nuevos conocimientos sobre la etiología genética de la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas. Nat Genet 54, 412–436 (2022). https://doi.org/10.1038/s41588-022-01024-z
 8. URL para ensayos clínicos sobre la Enfermedad de Alzheimer registrados en EE.UU
https://clinicaltrials.gov/ct2/results?cond=Alzheimer&Search=Apply&age_v=&gndr=&type=Intr&rslt=
 
URL en España para ensayos clínicos sobre Enfermedad de Alzheimer
9. REEC (2022). Registro español de estudios clínicos 2022.
Registro Español de Estudios Clínicos (aemps.es) (https://reec.aemps.es/reec/public/list.html)

Para actualización sobre genes en la Enfermedad de Alzheimer
10. Alzgene (2022). Sinopsis de campo de los estudios de asociación genética en la EA 2022. http://www.alzgene.org/

Instituciones
12. OMS (2012). Demencia: una prioridad de salud pública 2012. https://www.who.int/entity/mental_health/publications/dementia_report_2012/es/index.html

13. CEAFA (2022). Alzheimer: la enfermedad 2022. https://www.ceafa.es/es/el-alzheimer/la-enfermedad-alzheimer

14. EMA (2021). Refusal of the marketing authorisation for Aduhelm (aducanumab) 2021.https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/withdrawn-applications/aduhelm 


lunes, 9 de mayo de 2022

Primeras señales de alertas del Alzheimer

Por lo general, son los familiares los que detectan los primeras señales del Alzheimer, porque los que lo padecen no suelen ser conscientes de ellos.

Otras veces, ocurre que la persona se da cuenta de los primeros síntomas, pero los disimula y retrasa todo lo que puede hasta que la enfermedad ya es manifiesta. También ocurre que los esconde por miedo a perder el control sobre su vida, el estigma social y por la posible institucionalización.

Es muy importante tener en cuenta actitudes y comportamientos que no eran habituales en la persona.

También hemos de saber que lo más probable de un síntoma de forma aislada signifique nada grave, lo preocupante es cuando aparecen varios a la vez y la frecuencia de los mismos y,  qué no estén justificados por alguna situación importante.

¿Cuáles son las señales de alertas del Alzheimer?

Es importante estar atento a las siguientes situaciones que podrían indicar síntomas del Alzheimer:

Olvidarse o tener dificultades para recordar información reciente. Por ej., dudar acerca de qué ha comido u olvidar detalles importantes de situaciones o conversaciones recientes, olvidar fechas de eventos relevantes o mostrar frecuentes confusiones con el día de la semana, el mes, o el año en curso.

Desorientarse en lugares conocidos. Puede ocurrir que la persona se muestre desconcertada en un trayecto habitual, o que se confunda sobre los lugares en los que ha estado o el lugar donde se encuentra en ese preciso momento.

Cometer errores en la percepción del paso del tiempo. Puede darse, por ejemplo, que confunda a conocidos actuales con otros que forman parte de su pasado personal.

Necesitar distintos tipos de agenda. Por ejemplo, una mayor necesidad que antes de recurrir a agendas, calendarios o alarmas para realizar las actividades de forma eficiente y no olvidarlas.

Hacer preguntas repetitivas. No recordar que ya la había hecho y se le había respondido. O regresar sobre un mismo tema una y otra vez.

Tener problemas con las AIVD. Como el manejo del dinero y cocinar, realizar la compra o tomar una medicación de manera correcta. Un indicio puede ser que la persona necesite ayuda para hacer cosas que antes hacía sola, que necesite bastante más tiempo para hacerlas o que cometa frecuentes errores.

Problema para seguir una conversación. Un indicio de alerta puede ser que el lenguaje sea más pobre, que cada vez sean más frecuentes las dificultades para evocar ciertas palabras o para nombrar objetos o, tal vez, que se abandone una conversación sin ser consciente de ello. 

Perder objetos personales o dinero. Hay que prestar atención a si es algo más frecuente de lo que pudiera ser habitual en esa persona, o que las dificultades para encontrar cosas personales (llaves, gafas, monedero...) sean cada vez mayores.

Alteración en la capacidad de juicio. De modo que sea especialmente vulnerable o más susceptible de caer en engaños por parte de otras personas.

Descuido en el aspecto personal. Se puede hacer evidente una menor preocupación por el aspecto y la higiene personal o, quizás, del hogar. En el modo de vestir, dejar de usar prendas o usar otras que no son habituales. 

Perder el interés por actividades. Que antes le gustaban o tener dificultades para llevarlas a cabo.

Cambios en las relaciones. Dificultades  para interpretar bromas o para entender el estado de ánimo de otras personas. Tal vez se muestre más reservada, con menos ganas de interactuar con otras personas. 

Cambios en el estado de ánimo o en el humor. A menudo la persona puede mostrarse más desconfiada, fácilmente irritable o triste, enfadarse, incluso llorar sin motivo aparente.

Nerviosismo en ambientes y situaciones nuevas. Puede ser que incluso trate de evitarlas, quizás poniendo excusas. 

¿Cómo actuar si creemos que estamos antes un posible deterioro cognitivo?

 Si sospechamos un inicio de Alzheimer, o de cualquier otra forma de deterioro cognitivo, es conveniente acudir al médico de familia, geriatra o neurólogo para que pueda valorar su relevancia y actuar  convenientemente.

Tenemos que tener presente, que algunas síntomas pueden confundirse con dificultades propias del envejecimiento.




lunes, 2 de mayo de 2022

Los miedos y temores de la persona con demencia

Aunque la mayoría de las personas, antes y después del diagnóstico, intentan aparentar normalidad, muchos nos permiten conocer, a través de sus testimonios, sus miedos:

  • Abandono. Cuando la persona tome consciencia de que conforme avance la enfermedad, la dependencia será mayor y dependerá del cuidado de su familia, de que algún familiar tendrá que dedicar a cuidarlo/a, prácticamente, todo el tiempo o que sus recursos económicos no le permitan tener persona cuidadora profesional, piensa que puede ser abandonado.
  • Al fracaso e inutilidad. Con la evolución de la enfermedad, toma consciencia de la enorme dificultad que tiene para realizar las ac­tividades cotidianas más simples. Por lo que , evitará hacer cosas por miedo a equivocarse, de que en cualquier momento hará algo mal, con lo que su sentimiento de valía y autoestima se verá disminuido.
  • Al Aislamiento social. Conforme siga avanzando la enfermedad las dificultades en el reconocimiento y las alteraciones del lenguaje harán que tenga problemas en conocer y comunicarse con los familiares y amigos.
  • A perderse. La desorientación espacial y temporal y la pérdida de memoria harán que el temor a no saber dónde estar y con quién, puede ser muy angustioso.
  • Perder la independencia. En general, las personas en­fermas, con la evolución de la enfermedad, son conscientes de la pérdida de capacidades. Tienen miedo a la institucionalización.
Tratar de conocer los miedos de la persona con demencia, su mundo interior, es fundamental para cuidar con emoción.

Diana Freil, "Vivir en el laberinto" (1994). Fue la primera enferma diagnosticada de Alzheimer (1992) que relatos sus sentimientos.

lunes, 18 de octubre de 2021

Prevención del Alzheimer

Se estima que adoptando unos hábitos de vida saludables se podrían prevenir casi uno de cada tres casos.
El Alzheimer es la causa de alrededor del 70 por ciento de todas las demencias. Se caracteriza por un deterioro cognitivo importante, con pérdida de memoria, alteraciones en el lenguaje, pérdida del sentido de la orientación temporal y espacial, dificultades para la planificación y realización de tareas o la resolución de problemas. Además, suele haber cambios en el comportamiento y la personalidad.
Conforme evoluciona la enfermedad, la persona tendrá problemas para realizar las actividades de la vida diaria. Cada vez será más dependiente, necesitando ayuda y cuidados continuados.

Las lesiones neurodegenerativas
A nivel cerebral se produce lesiones muy características: la
acumulación de placas de proteína beta-amiloide y de
ovillos neurofibrilares de proteína Tau. Además, junto a estas
lesiones típicas de la enfermedad Alzheimer, en muchos pacientes se pueden observar lesiones vasculares que muy probablemente también contribuyen a los síntomas clínicos de demencia.

En la actualidad, no existe tratamiento curativo para esta enfermedad, pero si que podemos actuar en los factores de riesgos relacionados con la enfermedad de Alzheimer.

Los factores de riesgos
Los factores de riesgo relacionados con la enfermedad de Alzheimer son de dos tipos: no modificables y modificables.

Los factores de riesgo no modificables que se relacionan con la enfermedad de Alzheimer son, principalmente, la edad y la genética.

La edad es el principal factor de riesgo para padecer Alzheimer, pero su desarrollo no es una consecuencia inevitable del envejecimiento.

En cuanto, a la genética, es importante saber que el Alzheimer no es una enfermedad hereditaria, no está genéticamente determinada. Sólo el 1%, puede atribuirse directamente a la genética. En el resto de casos, el 99%, hay ciertos genes que pueden conferir una mayor vulnerabilidad para desarrollar la enfermedad, pero, en sí mismos, no son determinantes. Este efecto genético, está condicionado y modulado por los factores de riesgo modificables.


Factores de riesgo modificables:
  • Adecuada alimentación y nutrición
  • Incorporar ejercicios y actividades físicas
  • Actividad cognitiva, bienestar emocional, relación social
  • Hábitos saludables (eliminar tabaco, alcohol,..)
  • Descanso y sueño adecuados
  • Control de la salud (TA, diabetes, colesterol, obesidad,..)
En estos factores que están relacionados con la salud cardiovascular y el estilo de vida, es donde podemos incidir para prevenir la enfermedad de Alzheimer.

Por otra parte, sin investigación no hay curación ni prevención posible:
  • Los estudios de cohortes
  • Las técnicas de neuroimagen
  • La investigación en biomarcadores
  • Los ensayos clínicos de fármacos preventivos
Sabemos, por numerosos estudios que la enfermedad de Alzheimer, tiene una larga fase Preclínica, hasta 20 años, donde no se manifiesta la enfermedad. Cuando aparecen los primeros síntomas, el daño cerebral ya es irreversible. De ahí la importancia de estos estudios que irían a conocer que ocurre en esta etapa preclínica de la enfermedad.
  1. Miranda A, Gómez-Gaete C, Mennickent S. Dieta mediterránea y sus efectos benéficos en la prevención de la enfermedad de Alzheimer [Role of Mediterranean diet on the prevention of Alzheimer disease]. Rev Med Chil. 2017;145(4):501-507. doi:10.4067/S0034-98872017000400010
  2. Bermejo-Pareja F, Llamas-Velasco S, Villarejo-Galende A. Alzheimer's disease prevention: A way forward. Prevención de la enfermedad de Alzheimer: un camino a seguir. Rev Clin Esp (Barc). 2016;216(9):495-503. doi:10.1016/j.rce.2016.05.010
  3. Bermejo-Pareja F, Llamas-Velasco S, Villarejo-Galende A. Alzheimer's disease prevention: A way forward. Prevención de la enfermedad de Alzheimer: un camino a seguir. Rev Clin Esp (Barc). 2016;216(9):495-503. doi:10.1016/j.rce.2016.05.010





domingo, 17 de octubre de 2021

Edadismo y sexualidad en personas mayores

Entorno a las personas mayores y el proceso de envejecimiento existen muchos esteriotipos y prejuicios que constituyen verdaderos edadismos. Esto empeora cuando nos referimos a la sexualidad. Y es que existen muchos mitos que niegan la sexualidad a los hombres y las mujeres mayores. 


Lo que piensa la sociedad es que: "El amor y el sexo es cosa de jovenes". 

Esta descriminación empieza por la propia familia, las instituciones, los medios de comunicación social y la sociedad en general, que niegan no sólo la expresión de la sexualidad y la afectividad en las personas mayores, sino la capacidad de una respuesta sexual satisfactoria.

Vivimos en una sociedad, en que todo lo bueno esta ligado a la juventud, parecer joven es una prioridad que alimentan los medios de comunicación y la publicidad. Hay que perecer joven a toda costa, porque se considera que lo bello y lo productivo va ligado a la juventud. Y a las personas mayores se le consideras frágiles y débiles (vulnerables), sin atractivo físico y personal, sin capacidad sexual. La sociedad siempre ha intentado, negar su sexualidad. Y esto empeora en el caso de la mujer mayor, pero no hay que permitir que estas actitudes sociales, mitos, estereotipos y creencias religiosas, incluso refranes populares, impidan el desarrollo con normalidad de la sexualidad en esta etapa de la vida.

Afortunadamente, no todas las personas tienen la misma imagen de las personas mayores y poco a poco esto va cambiando. La información y educación sexual de los más jóvenes tiene importancia capital, porque solo, desde un conocimiento verdadero de la sexualidad, como puede cambiar estas actitudes.

En este sentido, ha sido la gerontología y geriatría, las que están contribuyendo de manera fundamental en las erradicación de estos esteriotipos.

Podríamos hacer un listados de los mitos y prejuicios que se han transmitidos de generación en generación, que son transmitidos pos los adultos y aprendidos por los más jovenes, que considera las personas mayores sin atractivo ni capacidad física para tener relaciones sexuales normales. Entre las falsedades entorno a la sexualidad de los mayores hay que destacar:



1. Las personas mayores pierde el interés por el sexo.

Falso. La sexualidad nace con la persona, y solo se acaba al final de nuestra vida. Forma parte de nuestra personalidad y de nuestra esencia como persona. El interés perdura siempre. Cierto que la actividad sexual puede estar condicionada por la salud o por la existencia de una pareja activa. Se trata de mantener una relación afectiva basada en el cariño y gozar de nuestra capacidad sexual y no de tener una sexualidad como en la juventud.

2. La sexualidad se va agotando con el paso de los años.

Falso. Los impulsos sexuales se mantienen toda la vida. No cabe duda que la capacidad sexual cambia con el proceso de envejecimiento. Y en general, la respuesta sexual suele ser más lenta, pero no desaparece, solo necesecita adaptación y buscar los estimulos adecuados.

3. Que la practica sexual no es buena para las personas mayores.

Falso. Las relación sexual en las personas mayores, igual que en cualquier etapa de la vida, proporcionan bienestar emocional y físico. Contribuye a la eliminación del dolor, aumenta la autoestima y la calidad del sueño. Mantiene la relación social alejando la soledad y preveniendo la ansiedad y la deperesión.

4. Las personas mayores no necesita tener sexo.

Falso. Igual que en cualquier edad, necesitan tener pareja. Aunque prioricen la comapañía y el afecto mutuo. Somos seres emocionales, y nos podemos enamorar a cualquier edad, aunque la pasión sea distinta.

Bibliografía
  1. OMS (2021). Informe Mundial sobre el edadismo 2021. https://www.who.int/es/teams/social-determinants-of-health/demographic-change-and-healthy-ageing/combatting-ageism/global-report-on-ageismNo
  2. SEGG (2021) Guía de la SEGG para los medios de comunicación sobre el tratamiento de la información y la imagen de los mayores 2021.  https://www.segg.es/media/descargas/5GUIASEGGPARAMEDIOS.pdf
  3. LOSADA BALTAR, Andrés (2004).”Edadismo: consecuencias de los estereotipos, del prejuicio y la discriminación en la atención a las personas mayores. Algunas pautas para la intervención”. Madrid, Portal Mayores, Informes Portal Mayores, nº 14. [Fecha de publicación: 28/02/2004]. 
  4. @Misc{BVMC:601889,title = {La vejez: entre la burla y la valoración social. Una visión desde el refranero},url = {http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc5q6p6}}


jueves, 14 de octubre de 2021

Edadismo y leguaje

El edadismo, un término que comprende los estereotipos, los prejuicios y la discriminación que ejercen unas personas sobre otras por su edad. Esta dinámica de exclusión afecta tanto a los mayores como a los jóvenes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que esta discriminación está cada vez más extendida: una de cada dos personas en el mundo es edadista contra las personas mayores, según el Informe mundial sobre el edadismo (OMS, 2021).


Términos como "nuestros mayores", anuncios de cremas “antienvejecimiento". Mayores aislados durante la pandemia Covid-19, son diferente formas de edadismo.

Los medios de comunicación, los públicos también, utilizan un lenguaje edadista sobre las personas mayores, que durante los meses más duro de la pandemia por Covid-19, se puso de manifiesto con más intensidad que nunca.


Numerosos filósofos del lenguaje afirman que las palabras son capaces de configurar nuestros pensamientos. En este sentido, Wittgenstein nos recuerda que el significado de las palabras depende de su uso y de cómo se aplique en cada caso. Grice afirma que somos los hablantes los que damos significados a las palabras a partir del concepto de intención comunicativa. Lo que significan las palabras es lo que nosotros queramos que signifiquen y este significado depende siempre de la intención que pone en comunicante.


Entonces ¿Por qué? Palabras como "viejo", "anciano", "frajil", "dependiente", "vulnerable",... Expresiones como "nuestros mayores", "nuestros ancianos" "anciano enfermo", "anciano fragil", "nuestros abuelos", "residencias de ancianos" , "centros geriátricos... y Frases como "se ha incendiado un piso donde vivían dos personas, una anciana de 87 y un anciano 93, años respectivamente.", "Por primera vez un anciano de 90 años sube al Everest ",... Son edadistas.


Porque en nuestra cultura asociamos a las mismas un significado peyorativo relacionado con lo viejo, lo inútil, lo inservible, la incapacidad, la fragilidad, la indefensión, la incapacidad o la dependencia. Todas estas palabras y expresiones fomentan las actitudes paternalistas, la desigualdad, la discriminación  y la infantilización de las personas mayores quitándole su heterogeneidad, su valía y capacidad. La utilización de este tipo de lenguaje acaba en una visón vulnerable, condescendiente  y paternalista por la edad. 

"El lenguaje tiene una influencia determinante en conductas y creencias sociales. Por eso, es importante la comunicación de estas informaciones con los términos adecuados, reales y no estereotipados. Por ejemplo, es más positivo el término Personas Mayores (que además es una denominación inclusiva). No son recomendables los términos ancianos/as, viejos/as o abuelos/as y mucho menos sus diminutivos (ancianitos/as, viejecitos/as o abuelitos/as). Ni todos las personas mayores son abuelos/as, ni todos los abuelos/as son personas mayores. Si se les pregunta a ellas, es frecuente que contesten que no les gusta el término Nuestros Mayores que indica posesión o paternalismo. Son preferibles las fórmulas “Personas Mayores” o “Adultos Mayores” de nuestra sociedad" (Guía de la SEGG para los medios de comunicación sobre el tratamiento de la información y la imagen de los mayores, 2021).

En mi opinión, no sólo tenemos que usar un lenguaje no edadista, sino cambiar la actitud y la imagen que tenemos de las personas mayores. Si seguimos pensando que una personal mayor, no puede hacer, pensar o sentir ciertas "cosas" por razón de edad no avanzaremos. Si seguimos pensando, que si se enamora "es un viejo verde", que si sale a una hora determinada "a dónde irá estas horas", que si lo roba es porque es vulnerable,.. no habremos cambiados nada.

Bibliografía:
  1. OMS (2021). Informe Mundial sobre el edadismo 2021. https://www.who.int/es/teams/social-determinants-of-health/demographic-change-and-healthy-ageing/combatting-ageism/global-report-on-ageismNo
  2. SEGG (2021) Guía de la SEGG para los medios de comunicación sobre el tratamiento de la información y la imagen de los mayores 2021.  https://www.segg.es/media/descargas/5GUIASEGGPARAMEDIOS.pdf
  3. LOSADA BALTAR, Andrés (2004).”Edadismo: consecuencias de los estereotipos, del prejuicio y la discriminación en la atención a las personas mayores. Algunas pautas para la intervención”. Madrid, Portal Mayores, Informes Portal Mayores, nº 14. [Fecha de publicación: 28/02/2004]. 

martes, 28 de septiembre de 2021

Las personas mayores son diversas

La heterogeneidad de las personas mayores
Los datos del padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que en España hay 47.344.649 personas, de los cuales, 9.307.571 son personas mayores de 65 años que representan el 19,7 por ciento de la población. Los mayores de 80 y 90 años son el 6,09 y 1,22 por ciento respectivamente. Y el 0,03 por ciento son centenarios.

Si bien es cierto que la pandemia ha provocado el primer descenso de la población de los últimos cuatro años, con 106.146 personas menos en 2020, los mayores de 65 años no ha dejado de crecer. Las cifras reflejan con claridad que, a pesar del exceso de mortalidad causado por la Covid y de la especial incidencia de la enfermedad sobre las personas mayores, la estructura de la pirámide de población no varía porque el fenómeno del envejecimiento es más potente estadísticamente que la pandemia.

El envejecimiento es un proceso fisiológico progresivo, universal e irreversible. Determinado por factores genéticos, psicológicos y sociales, condicionado decisivamente por factores externos como la alimentación, los hábitos tóxicos, la falta de ejercicio, enfermedades crónicas, entre otros. Es decir, es un proceso multifactorial, que además es heterogéneo, individual y asincrónico. Cada especie tiene una velocidad característica de envejecimiento, pero la velocidad de declinación funcional varía enormemente de individuo a individuo, y de órgano a órgano dentro de la misma persona.
Así, no todos envejecemos igual, es como si el tiempo pasara de manera diferente para cada uno de nosotros. Hay personas de edades avanzadas que parecen más jóvenes, en su comportamiento o en su aspecto, o en ambos a la vez. Y, por el contrario, conocemos a personas que aparentan todo lo contario.

La esperanza de vida no aumenta sólo al nacer. Las personas que llegan a los 65 años también continúan viviendo cada vez más años. Un equipo formado por investigadores del Instituto Nacional de Estadística (INE), del Instituto de Salud Carlos III y del departamento de Población (CSIC) ha estudiado el tiempo que le queda por vivir a las personas, según su edad y sexo, con las actuales condiciones de mortalidad. El resultado es que a partir de los 65 años hay probabilidades de vivir 10, 20 o 30 años más.

El envejecimiento normal no condiciona la capacidad funcional y la salud de las personas mayores, sino los distintos factores que influyen en él, incluido las enfermedades crónicas. Es lo que se conoce como envejecimiento patológico.

No hay una edad cronológica determinada que convierta a una persona, en una persona mayor. Tradicionalmente, la edad de 65 años se considera como el comienzo de la vejez. Pero el motivo de esta consideración no se fundamenta en la biología, sino en aspectos sociohistóricos.

Cada persona mayor es el resultado de la interacción de una dimensión biológica, psicológica, social y espiritual. Precisamente de esta interacción nace la complejidad y genera la heterogeneidad.

Decir que una persona es mayor a partir de los 65 años, ha quedado desfasado. Es evidente, que no se pueden considerar como iguales una persona de 65 con otra de 80 o 90 años. Pertenecen grupos distintos que han vividos acontecimientos históricos diversos.

A día de hoy, para los expertos, la definición de que el mayor es una persona de 65 años o más, está obsoleta. "No hay una persona mayor típica". Es necesario redefinir este concepto, porque no importa si la persona tiene 65 años o más, lo importante es que está en una etapa vital que se prolongará muchos años y en unas condiciones físicas y psíquicas que le permiten asumir roles y actividades prácticamente iguales a otros grupos etarios.

La manera de informar de las personas mayores
Como vemos las personas mayores forman un grupo muy heterogéneo, siendo más diversos que cualquier otro grupo de edad, y sin embargo, se las considera a todas iguales y con una imagen generalmente negativa.

Por otra parte, las personas mayores son vistas más como receptoras de todo tipo de ayuda, cuidados y apoyo económico, que como cuidadoras de otras personas y donantes de su tiempo, conocimientos, apoyo emocional, material y económico a la familia y a la sociedad.

Hay que trasmitir, porque es una evidencia, que la mayoría de las personas con 60, 70, 80 o muchos más, pueden llevar una vida plena y activa que tiene mucho que aportar. Es una realidad totalmente distinta a la de una persona con dependencia física o deterioro cognitivo, independiente de su edad. En España el 69,81 por ciento de los mayores no tienen ningún tipo de dependencia, por tanto, son independiente. 

Sin embargo, los medios de comunicación transmiten a la sociedad, que las personas mayores constituyen un bloque uniforme y homogéneo, dependiente y vulnerable, cuando en realidad son de distintas generaciones, con costumbres y historias de vida muy distintos, con edades, creencias, conocimientos, orientación sexual, origen y costumbres muy diferentes.

Fuentes:
1.https://ec.europa.eu/eurostat/cache/digpub/ageing/
2. Naciones Unidas. (2019).World Population Prospects 2019. New York, EEUU. https://population.un.org/wpp/
3. Naciones Unidas. (2021). Día Internacional de las personas de edad 2021. New York, EEUU. https://www.un.org/es/observances/older-persons-day

martes, 7 de abril de 2020

En el Día Mundial de la Salud 2020

Desde 1948, cada 7 de abril, se conmemora la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 2020 es el Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería. 

Este  año el lema elegido es en apoyo del personal de enfermería, coincidiendo con el Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería.

En estos días difíciles en los que nuestra salud y nustras vidas se ven amanazadas de muerte por el Covid-19, las enefermeras y enfermeros, junto con el resto de personal sanitario y no sanitario, luchan en primera línea para parar al virus. 

El personal de enfermería y partería, unos 28 millones, representa casi el 50% de los trabajadores sanitarios del mundo. El objetivo es poner de relieve el papel fundamental que desempeñan estos profesionales en la prestación de servicios de salud en todo el mundo, y a hacer un llamamiento para fortalecerlo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), quiere poner de releieve la importancia del personal de enfermería, marcando unos objetivos:

  • Generar una corriente de reconocimiento público de la labor que lleva a cabo personal de enfermería y de partería y del papel que desempeña en la prestación de servicios de salud.
  • Darle mayor visibilidad en el seno del personal de salud.
  • Fomentar los apoyos y las inversiones en pro de este personal.
Y ha propuesto, diferentes iniciativas para dar las Gracías a este personal, fundamental para mantener y mejorar la salud de todas las personas.
 
Es un sentimiento de estima, de reconocimiento y agradecimiento, que debemos mostrar siempre, hacia quien nos hace un bien o prestado un servicio.

En estos días difíciles, con miles de fallecidos. El hecho de salir a nuestros balcones a aplaudir a quienes están en primera línea, agradeciendo su abnegación y profesionalidad, no solamente da ánimo a estos profesionales, sino que nos sentimos reconfortados, y son momentos de alegría en el que todos nos aplaudimos.

Nuestra Esperanza nos es ciega, sabemos que todos de una u otra manera, trabajamos para ser felices.

 
Fuente:
- Organización Mundial de la Salud (OMS, WHO). 2020
- Naciones Unidades (ONU). 2019



sábado, 4 de abril de 2020

Los ingredientes de la felicidad

La alegría, la tristeza, la ira y el miedo son cuatro emociones básicas. Cada una tiene diversas manifestaciones, así la tristeza está relacionada con la amargura, la aflición, la pena..., la ira con la irritabilidad, el cólera, el furor..., el miedo con la incertidumbre, el pánico,..y la alegría se puede convertir en diversión, deleite, dicha, satisfacción,...

Nuestra salud mental y emocional depende de varios factores. De todos, hay cuatro, que si bien siempre son importante, ahora tienen mayor importancia, en la situación de confinamiento en la que nos encontramos. Me refiero:

Primero, la Alimentación, que debe ser completa, equilibrada, suficiente, variada, segura y adecuada a las características de la persona y a sus circunstancias, como la edad, el sexo, la constitución  corporal, la actividad física y la historia clínica de cada uno, así como los hábitos alimentarios, el estilo de vida, el lugar de residencia y la época del año. 

Debemos estar bien hidratados, bebiendo al menos, ocho vasos de agua al día.

Hay que tener mucho cuidados con los tóxicos, huir del tábaco y el alcohol, beber con mucha moderación y responsabilidad.

Segundo, la actividad física y ejercicios, adecuados, también, a nuestras circuntancias personales: edad, salud, enfermedad, estados fisiológicos. Al menos treinta minutos diarios. Los beneficios son muchos y buenos para nuestro organismo.

Tercero, las relaciones familaires y sociales, que a pesar del aislamiento físico y la distancia social, practicamos en estos días, a través de distintos medios. Las TIC (tecnologías de la información y comunicación) nos acerca a familaires y amigos.

Y, cuarto, el descanso y el sueño. No hay que confundir el descanso con la inactividad, se puedo está realizando una actividad y se puede estar descansando, aunque requiere tranquilidad, relajación libre de estrés emocional y de ansiedad. Cada persona entiende el descanso de manera diferente. Unos leen, otros hacen ejercicios de relajación, otros pasean por la casa, ven alguna actividad lúdica o cultural.

Pero en estos días que nos toca vivir, dolidos por lo que ocurre, nos sentimos como si hubieramos perdido el control de nuestras cosas y nuestras vidas, es difícil concilair el sueño, mucho más para los que padecen de inmsonio. Per dormir es tan importante, que nos pasamos durmiendo una tercera parte de nuestras vidas. Sabemos que durante el sueño tienen lugar cambios en las funciones somáticas y en los procesos mentales de vital importancia para el equilibrio psíquico y físico de las personas. El cuerpo y la psiquis se recuperan con las distintas fases del sueño, por el contrario la falta inciden en el buen funcionamiento de nuestras actividades cognitivas como son la atención, la memoria y la creatividad.

Estos cuatro factores mencionados son buenos para nuestro cuerpo y para el corazón, y lo que es bueno para el corazón, es bueno para nuestro cerebro y, por tanto, para nuestra salud mental y bienestar emocional.

No es lo mismo estar alegre que ser feliz. La alegría  es un bienestar momentáneo, aunque hay personas más alegres que otras. Cuando tenemos paz interior, bienestar emocional y satisfacción personal nos sentimos felices. Es un estado de ánimo positivo. Pero la felicidad humana, nunca es completa.

Tener un estado de felicidad completo, es imposible. Por ejemplo, Sigmund Freud, afirmaba que la felicidad era algo utópico y que lo máximo que el ser humano podría alcanzar sería una felicidad parcial. Así, que tenemos que luchar, día a día, por ser felices.

Pero la pregunta que todos los seres humanos nos  hacemos es que necesitamos para ser felices: podemos decir que cada persona es feliz a su manera. 

En este sentido, seguro que los lectores de este escrito, serán felices de maneras diferentes. Pero algo habrá en común, que casi todos compartiremos, para ser felices o al menos tener momentos de felicidad.
 

Y, ese algo, lo escribía el teólogo Thomas Chalmer, cuando afirmaba: «La dicha consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quién amar y alguna cosa que esperar». 

A estos tres ingredientes, podríamos añadir otros  muchos, pero destacaría dos más: disfrutar y agradecer. Estas cinco palabras serían los ejes de la felicidad.

Tener algo que hacer
Tener ilusiones, sueños e inquietudes e intentar realizarlos. Sobre todo haciendo lo que más nos gusta. Y poniendo pasión en ello. El no tener nada que hacer nos lleva al aburrimiento, al aislamiento, la temidad soledad no deseada y, hacia la tristeza y la depresión. En las personas mayores el tener “algo que hacer” es fundamental para un envejecimiento saludable.
 
Tener alguien a quien amar
Amar y ser amado/a. Pero un amor real, sin toxicidad, razonado. El amor a nuestra pareja, familia, amigos, animales y, por supuesto, a la naturaleza en su conjunto, nos hace felices.
 
Tener algo que esperar
La esperazanza de que algo bueno va ocurrir. El deseo que se cumpla nuestros objetivos y nuestras metas, las ilusiones y la inquietudes. Pero, sin obsesionando por con el futuro, viviendo el presente, gestionándo adecuadamente las emociones, potencciando las positivas y canalizando las negativas.
 
Tener la convicción de disfrutar
Cuando queremos conseguir algo, tenemos que recorrer un camino, y tan importante es éste como la la meta. De este modo, aunque no consigamos lo deseado, no será un fracaso, porque hemos disfrutado del viaje y hemos aprendido, seguro, algo nuevo,

Y, Agradecer
Es un sentimiento de estima, de reconocimiento y agradecimiento, que debemos mostrar siempre, hacia quien nos hace un bien o prestado un servicio.

En estos días difíciles, a causa del coronavirus, con miles de fallecidos, sentimos que nuestra salud y nuestra vida, están amenazadas de muerte. El hecho de salir a nuestros balcones a aplaudir a quiénes están en primera línea, agradecer su abnegación y profesionalidad, no solamente da ánimo a estos profesionales, sino que nos sentimos reconfortados, y son momentos de alegría en el que todos nos aplaudimos.

Nuestra Esperanza nos es ciega, sabemos que todos de una u otra manera, trabajamos para ser felices.