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martes, 24 de mayo de 2022

La investigación en la enfermedad de Alzheimer

1. Prevalencia e impacto

Atendiendo a los diferentes estudios epidemiológicos se estima que en la actualidad hay 50 millones de PcD a nivel mundial, de las que casi un 70% están afectadas de enfermedad de Alzheimer y se calcula 152 millones para el 2050.

En el caso de España, la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) estima que en la actualidad, entre enfermos y familiares hay 4,5 millones de personas afectadas por el Alzheimer y su impacto, de los cuales 1,2 millones padecen la enfermedad, y de estos el 9% tienen menos de 65 años. La carga económica familiar para atender un enfermo es de alrededor de 31.000€.
En 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la demencia como una prioridad de salud pública. En mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025. El Plan es un marco integral de referencia para las instancias normativas; los asociados internacionales, regionales y nacionales, y la OMS en las siguientes esferas: la evaluación de la demencia como prioridad para la salud pública; la concienciación y la puesta en marcha de iniciativas para satisfacer las necesidades de las personas afectadas; la reducción de riesgos; el diagnóstico, el tratamiento y la atención; los sistemas de información; el apoyo a los cuidadores, y la investigación y la innovación.

A día de hoy, el Alzheimer no tiene cura y, esta sólo se puede conseguir con la investigación. Pero a pesar de los datos de prevalencia y del impacto económico y social no se destinan lo recursos suficientes. No obstante, numerosas instituciones hacen enormes esfuerzos invirtiendo en investigación consciente de que al Alzheimer sólo se puede vencer desde la investigación biomédica.

2. La investigación biomédica

La investigación biomédica es la investigación científica destinada a obtener conocimientos y proponer soluciones a problemas de salud de las personas y la población. Tiene por objeto generar conocimientos que ayuden al diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades en humanos. Hay varios tipos de investigación biomédica:
  1. Investigación básica: tratando de consolidar e incrementar conocimiento sobre los mecanismos de la enfermedad, generando evidencia científica que sirva de base para pasar a la fase clínica. Se suele realizar en el laboratorio con animales.
  2. Investigación clínica: es la que se realiza con la participación de personas para evaluar nuevos métodos diagnósticos y tratamientos.
  3. Investigación traslacional: enlaza la investigación básica con la clínica. Que facilita la transición de la investigación básica en aplicaciones clínicas, from bench to bed-side, llevando la ciencia desde el laboratorio al paciente. Concebida como una herramienta científica que sirve de puente y evita que los resultados de la investigación básica en se pierdan, favoreciendo su llegada a la clínica, a los pacientes, cerrando de manera eficiente el ciclo productivo de la inversión en investigación biomédica.
  4. Investigación epidemiológica: tiene como objetivo generar conocimiento acerca de todos aquellos aspectos que influyen en la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas por el Alzheimer y otras demencias, paciente-cuidador. La implementación de los resultados en esta investigación permiten realizar una asistencia adecuada y específica para establecer políticas y recursos sociosanitarios, implementar y validar intervenciones o terapias no farmacológicas y, en definitiva, elaborar un plan asistencial global de la enfermedad.

3. Líneas de investigación en la Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad compleja de la cual todavía no se conocen las causas. Hay múltiples líneas de investigación activas, tanto pre-clínicas o básicas como clínicas (se investigan en personas, sanas o pacientes).  Algunas de estas líneas son:
  • Estudio de fármacos contra las proteínas b-amiloide y tau.
  • Investigación en la fase pre-clínica.
  • Genética de la enfermedad de Alzheimer.
  • Estudios de la relación del envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas
3.1 Estudio de fármacos contra las proteínas β-amiloide y tau

Las proteínas β-amiloide y tau se acumulan en el cerebro de los enfermos de Alzheimer. Se están investigando numerosos posibles tratamientos para la EA. Actualmente hay cuatro medicamentos que se utilizan habitualmente, que ayudan a paliar los síntomas de la enfermedad, pero sus resultados son muy limitados (Donepezilo, Galantamina, Rivastigmina y Memantina, aprobados entre 1989 y 2003). 

La Food and Drug Administration (FDA) aprobó otro medicamento en EE.UU (Aducanumab, 2021) que reduce las placas de b-amiloide en regiones corticales del cerebro, pero sus resultados son muy dudosos, de hecho, en Europa no ha sido aprobado por la European Medicines Agency (EMA). 

Para que un medicamento pueda ser comercializado en Europa, debe ser evaluado y aprobado por la (EMA). El 17 de diciembre de 2021 la EMA rechazó la autorización para la comercialización en Europa del fármaco aducanumab, como tratamiento para la enfermedad de Alzheimer. Según la (EMA) los resultados de los ensayos clínicos de fase III en los que se ha testado el medicamento, la evidencia de los estudios “no demuestra que aducanumab sea efectivo para el tratamiento de personas en fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer”. La agencia considera que, aunque reduce la presencia de amiloide en el cerebro, la investigación actual no relaciona este hecho con una mejora clínica de los pacientes. También, argumenta que no existe una clara evidencia de que los posibles beneficios del medicamento sobrepasen los posibles riesgos.
Así pues, la busqueda de nuevos fármacos es una línea de investigación fundamental. El objetivo es prevenir los cambios que hacen posible la muerte de neuronas con lo que se pretende parar su destrucción y revertir el daño de las que aún no están totalmente deterioradas. 

También se trabaja en la investigación de una “vacuna” u otro tipo de fármaco que bloquee la producción de b-amiloide y Tau patológicos, que reaccione con estas proteínas ya acumuladas y las evacuen del cerebro. El ritmo de la investigación es importante: actualmente, la FDA de EEUU tiene registrados 2275 estudios para tratamiento de la EA y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) tiene registrados  105 estudios clínicos sobre el Alzheimer. 

Muchos de estos trabajos están basados en la posible interacción de anticuerpos monoclonales con las proteínas b-amiloide y Tau. Hay otros tres medicamentos similares al aducanumab –todos son anticuerpos monoclonales que imitan las defensas de un cerebro sano– de los laboratorios Roche (gantenerumab), Lilly (donanemab) y Eisai (lecanemab) en estudios de fase III. Estos estudios son muy esperanzadores y abre un hilo de esperanza aunque con todas la reserva. Hay otros estudios con otras líneas de investigación.


3.2 Investigaciones en la fase pre-clínica

La enfermedad de Alzheimer se inicia en el cerebro décadas antes de que el paciente empiece a presentar síntomas. En esta fase se han descrito la acumulación progresiva de proteínas en el cerebro y cambios sutiles de la estructura cerebral pero no hay manifestación clínica de la enfermedad.

En este sentido, el avance en diagnóstico precoz es fundamental. Disponemos desde hace más de una década de diversas pruebas o “marcadores” como los de imagen (PET y RMN, sobre todo) o los biomarcadores presentes en LCR (b-amiloide,  Tau y P-Tau). Se investiga, también, nuevos marcadores de LCR y sangre que permiten detectar sustancias que nos indican las alteraciones que se producen en el cerebro: algunos de estos biomarcadores son precisamente las proteínas b-amiloide y Tau que se pueden también rastrear en sangre, aunque con dificultades para medirlos y estandarizarlos. Además, los neurofilamentos de cadena ligera (NF-L), que son marcadores de daño neuronal, están siendo muy estudiados. Otros biomarcadores de inflamación como las citocinas, citocina-I-309, se cree que son indicadores de progresión del Deterioro Cognitivo Leve a Alzheimer. En la saliva se estudia biomarcadores, como la detección de lactoferrina.        

3.3 Genética de la Enfermad de Alzheimer 

Los pacientes con enfermedad de Alzheimer genética nacen con la alteración genética, aunque los síntomas se manifiesten décadas más tarde. 

Que la EA puede ser hereditaria preocupa a los descendientes de un familiar con la enfermedad. Sin embargo, el alzhéimer no es hereditario en la inmensa mayoría de los casos.

Los estudios de la relación que  hay entre genética y Alzheimer comienza en 1987 cuando se publicó el primer ligamiento en el brazo largo del cromosoma 21. Este resultado indicaba que en una región del cromosoma 21 existía un gen que explicaría una proporción de las formas familiares de la EA. Pero no fue hasta 1991 cuando se hallaron en el gen de la proteína precursora del péptido β-amiloide (APP) las primeras mutaciones que se relacionaron de manera indiscutible con la EA familiar.

Tanto el gen de la presenilina 1 (PSEN1), cromosoma 14, como el gen de la presenilina 2 (PSEN2), cromosoma 1 se descubrieron en 1993.

Los genes asociados a la EA son de dos tipos:

• Genes de riesgos, aumentan la probabilidad de padecer la EA.
• Genes determinantes, son causa segura de desarrollar la E, estos son muy raro.

El gen más frecuente asociado con la forma más prevalente de EA es un gen (cromosoma 19) de riesgo llamado apolipoproteína E (APOE), que tiene tres formas comunes: 

• APOE e2 (la menos común en la población y que parece disminuir el riesgo de Alzheimer).
• APOE e3 (la más común y que no parece incidir en el riesgo de Alzheimer).
• APOE e4 (frecuencia intermedia entre las dos anteriores, se relaciona con  incremento del riesgo de padecer Alzheimer). 

Cada persona tiene dos copias de cada gen, una de cada progenitor. Como heredamos un gen APOE de cada progenitor, tendremos dos copias o alelos. Tener una copia APOE e4 aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y, si se tienen dos, el riesgo es mayor. 

El hecho de que esté presente no implica, por sí sola, que vayamos a desarrollar la E. Hay otros factores de riesgo (modificables) que  también influyen y que hemos visto en otras publicaciones.

3.3.1¿En qué casos puede considerarse la herencia genética como causa?

Solo el 1% o menos de los casos de Alzheimer, lo que se conoce como Alzheimer “familiar”,  las causas pueden atribuirse de manera exclusiva a un factor genético o hereditario.

No todos los casos de inicio son genéticamente determinados, sino  que los casos de Alzheimer esporádicos, también puede aparecer en esta franja de edad.
El patrón familiar se caracteriza  por, al menos, tres casos en dos o más generaciones consecutivas y diagnosticados antes de 60 años.
Cuando el Alzheimer está genéticamente determinado, la persona afectada es portadora de una mutación genética que, en la mayoría de los casos, provocará la aparición de la enfermedad a una edad precoz.

Hay 3 genes causantes:
  • el gen de la proteína precursora del amiloide (APP), cromosoma 21.
  • el gen de la presenilina 1 (PSEN1), cromosoma 14.
  • gen de la presenilina 2 (PSEN2), cromosoma 1.
Los hijos de los portadores de una de estas mutaciones genéticas tendrán un 50% de probabilidades de heredarla. Este es un patrón de herencia autosómica dominante.
En muchos casos los síntomas son distintos a los habituales de la EA y el diagnóstico se demora.

3.3.2 Actualidad de la investigación genética
  1. Se están estudiando, además de los genes del APOE y las presenilinas, otros como PICALM, CLU, CR1, BIN1, ABCA7, ... Las técnicas del GWAS (Genome-wide association study-Estudio de asociación del genoma completo) permiten analizar y comparar a la vez cientos o miles de genes y polimorfismos en un gran número de individuos, con enfermedad o sin ella.
  2. Recientemente, una investigación realizada por un consorcio europeo, publicada en la revista Nature Genetics
  3. , han analizados datos genómicos de 111.326 personas con demencias y 677.663 controles sanos, encontrándose 75 alteraciones genéticas relacionadas con el Alzheimer, 42 desconocidas y 33 ya se conocían de estudios anteriores, que aumentan el riesgo de padecer la EA.

4. Estudios de la relación entre el envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas

La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas aumentan con la edad, siendo afectadas, una de cada 10 personas de más de 65 años y al menos a un tercio de las mayores de 85 años. Envejecer es, pues, el principal factor de riesgo para sufrirla. Conocer la relación entre el envejecimiento y las enfermedades degenerativas y por qué unas personas desarrollan estas enfermedades y otras no, puede ayudar a aclarar las causas.

El Azheimer y otras causas de demencia es una pandemia a nivel global, así lo considera la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el 2012. Que insta a los gobiernos e instituciones a que hagan un esfuerzo, ya que hoy por hoy, es insuficiente, más si se compara con otras patologías de menor coste. Tanto es así que el esfuerzo en investigación no es proporcional al impacto y coste de esta enfermedad.

La enfermedad de Alzheimer no es consecuencia del envejecimiento pero si que va ligada a este. Los datos epidemiológicos no dejan lugar a dudas.

Referencias:

Artículos evolución histórica sobre la genética del Alzheimer

1. St George-Hyslop PH, Tanzi RE, Polinsky RJ, Haines JL, Nee L, Watkins PC, et alii (et al.). The genetic defect causing  familial Alzheimer’s disease maps on chromosome 21. Science 1987;235:885-90

2. Goldgaber D, Lerman MI, McBride OW, Saffiotti U, Gajdusek DC: Characterization and chromosomal localization of a cDNA encoding brain amyloid of Alzheimer's disease. Science 1987; 235(4791):877-880.

3. Chartier-Harlin MC, Crawford F, Houlden H, Warren A, Hughes D, Fidani L, et alii (et al.). Early-onset Alzheimer’s disease caused by mutations at codon 717 of the beta-amyloid precursor protein gene. Nature 1991;353:844-6.

4. Goate A, Chartier-Harlin MC, Mullan M, Brown J, Crawford F, Fidani L, et alii (et al.). Segregation of a missense mutation in the amyloid precursor protein gene with familial Alzheimer’s disease. Nature 1991;349:704-6

Información sobre tratamiento farmacológico

5. Cummings J, Lee G, Zhong K, Fonseca J, Taghva K.  Alzheimer’s disease drug development pipeline: 2021. Alzheimer’s Dement. Alzheimer's & Dementia: Translational Research & Clinical Interventions 2021;7: e12179.  https://doi.org/10.1002/trc2.12179

Información sobre biomarcadores
6. Altuna-Azkargorta, y Mendioroz-Iriarte. Biomarcadores sanguíneos en la enfermedad de Alzheimer. Neurología 2021. 36 (2021) 704—710.  https://doi.org/10.1016/j.nrl.2018.03.006

Actualidad en investigación genética del Alzheimer
7. Bellenguez, C., Küçükali, F., Jansen, IE et al. Nuevos conocimientos sobre la etiología genética de la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas. Nat Genet 54, 412–436 (2022). https://doi.org/10.1038/s41588-022-01024-z
 8. URL para ensayos clínicos sobre la Enfermedad de Alzheimer registrados en EE.UU
https://clinicaltrials.gov/ct2/results?cond=Alzheimer&Search=Apply&age_v=&gndr=&type=Intr&rslt=
 
URL en España para ensayos clínicos sobre Enfermedad de Alzheimer
9. REEC (2022). Registro español de estudios clínicos 2022.
Registro Español de Estudios Clínicos (aemps.es) (https://reec.aemps.es/reec/public/list.html)

Para actualización sobre genes en la Enfermedad de Alzheimer
10. Alzgene (2022). Sinopsis de campo de los estudios de asociación genética en la EA 2022. http://www.alzgene.org/

Instituciones
12. OMS (2012). Demencia: una prioridad de salud pública 2012. https://www.who.int/entity/mental_health/publications/dementia_report_2012/es/index.html

13. CEAFA (2022). Alzheimer: la enfermedad 2022. https://www.ceafa.es/es/el-alzheimer/la-enfermedad-alzheimer

14. EMA (2021). Refusal of the marketing authorisation for Aduhelm (aducanumab) 2021.https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/withdrawn-applications/aduhelm 


lunes, 2 de mayo de 2022

Los miedos y temores de la persona con demencia

Aunque la mayoría de las personas, antes y después del diagnóstico, intentan aparentar normalidad, muchos nos permiten conocer, a través de sus testimonios, sus miedos:

  • Abandono. Cuando la persona tome consciencia de que conforme avance la enfermedad, la dependencia será mayor y dependerá del cuidado de su familia, de que algún familiar tendrá que dedicar a cuidarlo/a, prácticamente, todo el tiempo o que sus recursos económicos no le permitan tener persona cuidadora profesional, piensa que puede ser abandonado.
  • Al fracaso e inutilidad. Con la evolución de la enfermedad, toma consciencia de la enorme dificultad que tiene para realizar las ac­tividades cotidianas más simples. Por lo que , evitará hacer cosas por miedo a equivocarse, de que en cualquier momento hará algo mal, con lo que su sentimiento de valía y autoestima se verá disminuido.
  • Al Aislamiento social. Conforme siga avanzando la enfermedad las dificultades en el reconocimiento y las alteraciones del lenguaje harán que tenga problemas en conocer y comunicarse con los familiares y amigos.
  • A perderse. La desorientación espacial y temporal y la pérdida de memoria harán que el temor a no saber dónde estar y con quién, puede ser muy angustioso.
  • Perder la independencia. En general, las personas en­fermas, con la evolución de la enfermedad, son conscientes de la pérdida de capacidades. Tienen miedo a la institucionalización.
Tratar de conocer los miedos de la persona con demencia, su mundo interior, es fundamental para cuidar con emoción.

Diana Freil, "Vivir en el laberinto" (1994). Fue la primera enferma diagnosticada de Alzheimer (1992) que relatos sus sentimientos.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Plan Nacional de Alzhéimer y Otras Demencias

Última actualización 18 de Mayo de 2022

España se suma a la treintena de países que cuenta con un plan contra la 
demencia. Por fin el pasado 10 de Octubre de 2019, el Gobierno y las autonomías aprobaron el Plan Nacional de Alzhéimer y Otras Demencias 2019-2023 a través de sus representantes en el Consejo Territorial de Servicios Sociales. Este plan, el primero de su clase en España, recoge los objetivos y las medidas con las que se pretende aumentar el diagnóstico temprano de esta dolencia, que padecen unos 800.000 españoles, aunque entre el 30 o 40 por ciento están sin diagnosticar, cifra que aumenta hasta el 80 por ciento para los casos leves, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). También se pretende mejorar la atención integral a los afectados por la enfermedad y sus familiares que los cuidan.

La secretaria de Estado de Servicios Sociales, Ana Lima, que presidió el consejo territorial por la ausencia de la ministra, explicó que el documento establece un único marco de actuación nacional para enfrentar la apodada como «epidemia silenciosa del siglo XXI» y los objetivos generales y las acciones preferentes que las administraciones deben potenciar y ejecutar entre 2019 y 2023 -plazo de vigencia del plan- para mejorar la vida de enfermos y familias. El fin es impulsar nuevas iniciativas para una mejor atención y aumentar la eficacia mediante la mayor coordinación del Estado con las autonomías y de los servicios sanitarios con los servicios sociales y otros departamentos y colectivos sociales implicados.

El plan aprobado se ha elaborado a lo largo de más de un año por el Grupo Estatal de Demencias, la Fiscalía General del Estado, las principales sociedades científicas, organizaciones profesionales, centros de investigación, y las afals (asociaciones que representan a los enfermos y sus familias), entre otros agentes y colectivos.

1. Ejes de actuación

 El primer objetivo que se enmarca en este plan nacional va enfocado a sensibilizar y transformar el entorno con el propósito de cambiar la visión que la sociedad tiene del Alzheimer. 

El segundo consiste en situar a la persona en el centro de la atención sanitaria y social, y por eso tendrá en cuenta a los profesionales y su formación.
 

El tercero apunta a hacer prevalecer los derechos, la ética y la dignidad de la persona afectada mejorando los servicios, apoyos y prestaciones destinados a la atención. 

Y, finalmente, en el cuarto se recogen medidas para impulsar la investigación, la innovación y el conocimiento.

2. Preparar para el futuro
La estrategia para el próximo cuatrienio busca también obtener una imagen real de la dimensión actual del problema para saber cuáles y cuántas son las necesidades ahora y en el futuro. Realizará actuaciones para mejorar el conocimiento relativo a la dimensión y necesidades de las personas con alzhéimer y de sus familias, de la investigación biomédica, social y sanitaria para enfrentar estas dolencias, y de la innovación en soluciones y respuestas. Las proyecciones apuntan a que, debido al envejecimiento acelerado de la población española, estas patologías podrían afectar en 2050 hasta a dos millones de ciudadanos. Nada extraño si se tiene en cuenta que la prevalencia actual del alzhéimer es del 5% en los mayores de 60 años, del 20% en los mayores de 80, y del casi el 40% en los mayores de 90.


3. El Plan nace sin presupuesto
La Secretaria de Estado, Lima admitió que el plan no nace con una dotación presupuestaria específica, pero aseguró que hay un «compromiso expreso» para mejorar en los Presupuestos del Estado de 2020 y de años siguientes las partidas que ya se destinan a la lucha contra las demencias -10 millones de euros en 2019- y añadir dinero adicional para financiar las iniciativas de nuevo cuño que incluye el documento.

La aprobación de un plan que no cuenta con ningún recurso específico y real, no sirve para nada. Esperemos que pronto el tan deseado plan durante tantos años, cuente con una dotación económica suficiente y con todos los medios necesarios para su implantación.

Han transcurrido tres años desde que se aprobó el Plan Nacional de Alzhéimer y otras demencias y seguimos sin dotación presupuestarias. En los presupuestos del 2021 se asignó una partida de algo más de 1 millón de euros, desde luego, algo ridículo. 

Fuente:
- Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias(2019-2023). Ministerio de Sanidad, 2019.
- Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025. OMS, 2117.
- Plan Nacional Alzheimer. AlzheimerCatalunya, 2019.

jueves, 27 de febrero de 2020

Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025.


A. El impacto de la demencia

1. Datos y cifras
La demencia es un síndrome, crónico o progresivo, que afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo y la capacidad de aprendizaje. A perte del deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el trastornos del control, el comportamiento social o la motivación.

Aunque no conocemos la causa de la demencia, si sabemos los factores de riesgos y las enfermedades y lesiones que afectan al cerebro que pueden desembocar de forma primaria o secundaria, en una demencia, como la enfermedad de Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares.

La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo. Puede resultar abrumadora no solo para quienes la padecen, sino también para sus cuidadores y familiares. A menudo hay una falta de concienciación y comprensión de la demencia, lo que puede causar estigmatización y suponer un obstáculo para que las personas acudan a los oportunos servicios de diagnóstico y atención. El impacto de la demencia en los cuidadores, la familia y la sociedad puede ser de carácter físico, psicológico, social y económico.

Conviene resaltar los siguientes datos:

  • La demencia es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria.
  • La demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento.
  • El número de personas con demencia está aumentando rápidamente.
  • La enfermedad de Alzheimer, que es la forma más común de demencia, acapara entre un 60% y un 70% de los casos.
  • La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en el mundo entero.
  • La mayoría de los cuidadores de personas con demencia son familiares.
2. Formas más comunes de demencia
Las formas de la demencia son múltiples y diversas. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos. Otras formas frecuentes son la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy (agregados anormales de proteínas en el interior de las células nerviosas) y un grupo de enfermedades que pueden contribuir a la demencia frontotemporal (degeneración del lóbulo frontal del cerebro). Los límites entre las distintas formas de demencia son difusos y frecuentemente coexisten formas mixtas.

2. Frecuencia de demencia
La demencia afecta a nivel mundial a unos 50 millones de personas, de las cuales alrededor del 60% viven en países de ingresos bajos y medios. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos.

Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.

Se prevé que el número total de personas con demencia alcance los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050. Buena parte de ese incremento puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más.

3. Factores de riesgo y prevención
Aunque la edad es el principal factor de riesgo de demencia, la enfermedad no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Además, no afecta exclusivamente a personas mayores. La demencia de inicio temprano (aparición de los síntomas antes de los 65 años) representa hasta un 9% de los casos.

Los estudios demuestran que se puede reducir el riesgo de padecer demencia haciendo ejercicio con regularidad, no fumando, evitando el uso nocivo del alcohol, controlando el peso, tomando una alimentación saludable y manteniendo una tensión arterial y unas concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa, es decir, llevando un estilo de vida saludable. En definitiva, todo lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Por tanto, reduce el riesgo de padecer demencia. Otros factores de riesgo potencialmente modificables son la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social y la inactividad cognitiva.

4. Impactos sociales y económicos
La demencia tiene importantes repercusiones a nivel social y económico. Según la revisión de algunos estudios, el análisis diferencia entre costes directos (el coste de la atención médica y la asistencia social pagada), indirectos (como el cuidado informal y la reducción de la productividad de los cuidadores que no pueden trabajar) y los costes intangibles, incluyendo la reducción de la calidad de vida que experimentan tanto las personas con demencia como sus cuidadores.

Actualmente, a nivel mundial, se estima que la demencia cuesta cada año 1 billón de dólares en todo el mundo, mientras que para la economía de los Estados Unidos supone unos 290.000 millones de dólares anuales, y, para el Reindo Unido, 26.000 millones de libras.

Según estimaciones actuales, sitúan el coste de las demencias en España en unos 60 millones de euros diarios, con un coste total anual de 20.800 millones de euros y unos 24.184 euros por persona afectada al año.

Así pues, el Alzheimer, y las demencias en general, se encuentran entre las enfermedades de más impacto económico, aun sin tener en cuenta todos los costes ocultos que los estudios resaltan.

Impacto en las familias y los cuidadores
La demencia tiene un efecto devastador en las familias de las personas afectadas y sus cuidadores. A menudo surgen presiones físicas, emocionales y económicas que pueden causar mucho estrés a las familias y cuidadores, que necesitan recibir apoyo por parte de los servicios sanitarios, sociales, financieros y jurídicos adecuados.

5. Derechos humanos
Con frecuencia a las personas que padecen demencia se les deniegan libertades y derechos básicos de los que las demás personas disfrutan sin problema. En muchos países, el uso de medios de inmovilización o contención tanto físicos como químicos es habitual en las resisdencias personas mayores o en los servicios de cuidados intensivos, aunque haya en vigor normativas que defienden el derecho de las personas a ver preservada su libertad y tomar sus propias decisiones.

Hace falta un marco legislativo apropiado y favorable basado en normas de derechos humanos internacionalmente aceptadas para garantizar la máxima calidad en la prestación de servicios a las personas con demencia y sus cuidadores.

B. Respuesta de la OMS a la demencia

La OMS ha elaborado un Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025.

La OMS reconoce la demencia como una prioridad de salud pública. En mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó el Plan. Este plan es un marco integral de referencia para las instancias normativas; los asociados internacionales, regionales y nacionales, y la OMS en las siguientes esferas:
  • La evaluación de la demencia como prioridad para la salud pública.
  • La concienciación y la puesta en marcha de iniciativas para satisfacer las necesidades de las personas afectadas.
  • La reducción de riesgos.
  • El diagnóstico, el tratamiento y la atención.
  • Los sistemas de información.
  • El apoyo a los cuidadores.
  • Y la investigación y la innovación.
Se ha creado para los planificadores de políticas y los investigadores una plataforma internacional de vigilancia, el Observatorio Mundial de las Demencias, que facilitará el seguimiento y el intercambio de información sobre las políticas relacionadas con la demencia, la prestación de servicios, la epidemiología y la investigación.

El documento Towards a dementia plan: a WHO guide («Hacia un plan sobre la demencia: una guía de la OMS») proporciona orientaciones a los Estados Miembros para establecer y aplicar un plan sobre esta enfermedad. Está muy relacionado con el Observatorio Mundial de la Demencia de la OMS y proporciona varias herramientas, como una lista de verificación para preparar, elaborar y aplicar un plan sobre la demencia. Además, se puede utilizar para conocer cuáles son las partes interesadas y para establecer prioridades.

Las Directrices de la OMS para la reducción del riesgo de deterioro cognitivo y de demencia ofrecen recomendaciones basadas en datos científicos sobre intervenciones que reducen los factores de riesgo modificables de la demencia, como el sedentarismo y las dietas no saludables, así como sobre problemas de salud relacionados con la demencia, como la hipertensión y la diabetes.

La demencia es una de las enfermedades prioritarias del Programa de Acción Mundial para Superar las Brechas en Salud Mental (mhGAP, por sus siglas en inglés), un instrumento que pueden utilizar los médicos de cabecera, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos, para atender directamente a las personas con trastornos mentales, neurológicos o relacionados con el uso de sustancias.

La OMS ha creado iSupport, una solución de cibersalud que ofrece información y capacitación a los cuidadores de las personas con demencia. iSupport ya se utiliza en varios países.

Fuentes:
- OMS. (2017). Demencia y plan de acción mundial de salud pública. Ginebra.
   https://www.who.int /mental_health/neurology/dementia /infographic_dementia/es/#
- Naciones Unidas. (2019).World Population Prospects 2019. New York, EEUU.                           https://population.un.org/wpp/


























lunes, 31 de diciembre de 2012

Alzheimer 2012

1. Aspectos terminológicosAunque en la actualidad sabemos que el término demencia ha evolucionado y no significa lo mismo que hace 50 años, es frecuente encontrarse en muchas publicaciones que se dedican a la promoción y educación para la salud, algunas muy populares como blogs, páginas de Facebook y otras, en las que podemos leer: demencia presenil o senil (Alzheimer). Mucho peor es cuando el profesional de la salud, emplea estos términos, bien porque no conoce el diagnóstico (por falta de tiempo o de recursos) y se apresuran a considerar que los olvidos de memoria y desorientación de una persona adulta mayor lo identifican con una posible demencia senil.

Estos términos de presenil y senil no se deben emplear porque no tienen ningún valor diagnóstico al no establecer la causa de las alteraciones, y además da la sensación de que la demencia se debe al propio proceso de envejecimiento. Y las consecuencias de todo esto son graves porque retrasan la instauración de un tratamiento, si no para curar (la EA no tiene cura por ahora) si para retrasar su evolución.

Hasta mediado del siglo la EA se la denominaba demencia degenerativa presenil porque se pensaba que solo afectaba a personas alrededor de los 50 años. Y demencia senil a las personas que la padecían a partir de los 75 años.

Cuando se descubrió que las alteraciones neurodegenerativas de la demencia degenerativa presenil y demencia senil eran iguales, se propuso el término de Demencia Tipo Alzheimer (DTA), en la que distinguíamos la Enfermedad de Alzheimer (EA) en personas más jóvenes y la Demencia senil tipo Alzheimer (DSTA) en los más mayores.

En la actualidad simplemente hablamos de Enfermedad de Alzheimer (EA), que puede ser de Inicio Precoz o temprana (antes de los 65 años) y de Inicio Tardío (después de los 65 años).

2. El envejecimiento y las demenciasEntre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará, y pasará de aproximadamente el 11% al 22%. Se prevé que el número absoluto de personas mayores de 60 años pase de 605 millones a dos mil millones, durante el mismo periodo.
 
En la Unión Europea, los mayores de 65 años se estima que en 2050 alcanzará un 27,5%. Por lo que respecta a España, en esta misma facha alrededor del 35% de la población superará los 65 años; y los mayores de 80 años, siguen la misma progresión y serán más del 4% en 2025 y más del 8% en 2050.

Este envejecimiento poblacional se produce a nivel mundial, y será más rápido en los países de ingresos medios y bajos. En la América Latina el envejecimiento es elevado como ocurre en Uruguay con 17,7% de personas mayores de 60 años.

El envejecimiento demográfico se puede ver como un problema, pero en sí, no lo es, todo lo contrario, es una riqueza, eso sí plantea necesidades de orden personal, familiar, de salud, socioeconómicas, etc. Así que lo que plantea el aumento de las personas mayores es un reto, al que hay que da respuestas con políticas adecuadas e innovadoras, pero teniendo en cuenta que los verdaderos protagonistas son los mayores.

Un informe titulado “Dementia: a Public Health Priority” (“Demencia: una Prioridad de la Salud Pública”) de la Organización Mundial de la salud (OMS/WHO) publicado en el 2012, insta a los países a considerar a las demencias como prioridad de salud pública. En este informe podemos extraer interesantes datos.

3. Frecuencia
A nivel mundial la prevalencia de las demencias, aumenta de forma exponencial entre 65 y 85 años y se multiplica por 2 cada 5 años, alcanzando un 20% para personas mayores de 80 años, y un 25% para personas mayores de 85 años, es decir una de cada cuatro personas.

Son muchos los estudios que confirman que la demencia más frecuente es la que provoca la enfermedad Alzheimer (EA), llegando hasta el 86%, le sigue la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy y la demencia fronto-temporal. Si quieren ampliar estos datos.

4. Los nuevos criterios en el diagnóstico de EA
Las investigaciones llevadas a cabo entorno al Deterioro Cognitivo Leve (DCL) y la EA han hecho que cambien los criterios para el diagnóstico de esta enfermedad. Por primera vez en 27 años se han actualizado las directrices para el diagnóstico clínico de la enfermedad de Alzheimer. Actualmente hay datos suficientes para confirmar que el Alzheimer es un proceso continuo de etapas, definiéndose tres estadios de la misma. Así para llegar a tener una demencia la secuencia sería envejecimiento normal (con estado cognitivo normal), un envejecimiento con signos patológicos leves (DCL) y demencia que dependiendo del subtipo de DCL pueden evolucionar a diferentes tipos de demencia.

El criterio original ponía el foco en la última etapa, en la que los síntomas de demencia eran ya evidentes.
Las tres etapas o fases serían:
  • Preclínica: no hay sintomatología pero si puede haber cambios a niveles moleculares y celulares.
  • Deterioro cognitivo leve (DCL): síntomas leves.
  • Enfermedad de Alzheimer: con sintomatología manifiesta.
En la fase preclínica si bien no hay síntomas, si hay cambio cerebrales. Aparecen placas amiloide que se pueden detectar con escáneres funcionales como PET (tomografía por emisión de positrones). También se puede emplear la Tomografía por emisión de fotón único (SPECT) que mide imágenes tridimensionales del metabolismo cerebral.

En el liquido cefalorraquídeo (LCF) se pueden detectar elementos que son verdaderos biomarcadores.

Los criterios de Petersen se han considerados demasiado restrictivos; lo que ha llevado al Grupo de Trabajo de DCL del Consorcio Europeo sobre la Enfermedad de Alzheimer, a proponer nuevos criterios que fueron publicado en el Journal of Neurology, Neurosurgery & Psichiatry (2006)
 
Estos criterios diagnósticos son:
  • Quejas cognitivas procedente de los pacientes o sus familiares.
  • La presentación de una disminución de la función cognitiva en relación a las capacidades previas durante los 12 últimos meses por el paciente o informante.
  • Los trastornos cognitivos como se evidencia por la evaluación clínica (deterioro de la memoria o en otro dominio cognitivo).
  • Ausencia de grandes repercusiones en las actividades de la vida diaria, aunque el paciente puede referir dificultades en las actividades diaria complejas.
  • Ausencia de demencia.
Seguidamente se establece el subtipo de DCL: amnésico, no amnésico de multidominios cognitivos, no amnésico de un solo dominio cognitivo.

Y finalmente identificar el subtipo etiopatogénico. El subtipo amnésico evolucionaría a AE. El subtipo único no amnésico podría evolucionar a demencia frontotemporal, demencia cuerpos de Lewy, demencia vascular o Afasia primaria progresiva. En la afectación multidominio podría evolucionar a EA, demencia vascular, seguir como un envejecimiento normal o depresión.

El problema de basarse en los criterios establecidos para determinar el DCL qué pacientes evolucionaran a EA de las personas con , un DCL, el 10-15% evolucionan a EA al cabo de un año; tras tres años de seguimiento desarrollaran la enfermedad el 50%; otros a los distintos tipos demencias vistos anteriormente; y, en algunos, incluso puede desaparecer el DCL.

Esta fase Prodrómica de la enfermedad suele ser larga, hasta 10 años, y algunas investigaciones detectan cambios cerebrales hasta 15, 20 o más años antes de que aparezcan los primeros síntomas de la EA.

Si quieren ampliar los nuevos criterios para el diagnóstico puede hacerlo aquí.

El diagnóstico preclínico de la EA prácticamente solo se emplea en los proyectos de investigación. Las técnicas son muy complejas y muy costosas para aplicar en la práctica clínica de manera rutinaria.

Podemos afirmar que el diagnóstico preclínico de la EA (personas sin síntomas) se puede realizar en la actualidad. Muchas personas a las que se le analizan su LCR en busca de biomarcadores, dan positivos, siendo indicio de que en su cerebro se han producido alteraciones compatibles con la EA pero sin presentar síntomas ni deterioro cognitivo. El problema radica en averiguar que personas desarrollaran la EA y que factores de riesgos intervienen. En definitiva, la cuestión es elaborar perfiles de riesgos de personas a las que se les pueda aplicar tratamientos específicos preventivos. Esto sería lo ideal porque estaríamos ante una prevención primaria. Pero es necesario encontrar algún biomarcador fiable y especifico.

Por ahora se sigue realizando el diagnóstico habitual cuando han aparecidos los síntomas de la enfermedad que lleva al paciente y/o familiar a las primeras consultas médicas.

Mi blog
En este mismo blog podéis encontrar artículos sobre el envejecimiento en general y la EA en particular. Así, Habilidades Comunicativas en general y Alteraciones del Lenguaje en la EA, En cuanto capacidades cognitivas los Sistemas de Memoría y Alteraciones de la Memoria en la EA.
 
En cuanto a los trastornos psicológicos y conductuales: la Apatía en la EA, Trastornos de la Conducta Alimentaria, Síntomas Psicológicos en la EA.

Sabido es que la EA la padece la persona enferma y la sufre los familiares. En este sentido el cuidador principal debe de formarse, informarse y cuidarse, en el Impacto en el Cuidador de la EA, encontrará algunas pautas importantes.

También en temas como Diabetes y Deterioro Cognitivo, la Anosmia en la EA, Aproximación a la Enfermedad de Parkinson, La Disfagia encontraréis conceptos y herramientas de manejo de la persona co Alzheimer.

Y otros artículos que creo que le puede resultar interesante.
 
Fuentes:
En el blog también hay referencias importantes en las que se basan los artículos.

En los últimos años se ha incrementado los estudios y la investigación sobre la EA en particular y las demencias en general, sobresaliendo el diagnóstico y la búsqueda de biomarcadores, la etiopatogenia, aceptándose que su causa es compleja y multifactorial, la genética de la EA ha avanzado notablemente hasta el punto de que hace 15 años no conocíamos nada de los mecanismos genéticos de esta enfermedad. A partir del 2004 aparecen los biomarcadores.

Por otro lado la OMS, consiente de los retos que plantea las demencias ha instado a los países llevar a cabo políticas comunitarias en la que concreticen Planes Nacionales que presten atiendan a estas enfermedades de una manera global e integral, desde la investigación a la atención Sociosanitaria Centrada en la persona.

Quiero hacer mención aparte de Alzheimeruniversal 2.0, extraordinario Blog de referencia.

Las Afas (asociaciones de familiares de Alzheimer) desempeñan una labor muy importante de información, formación y asistencia, en la que los familiares y cuidadores encuentran apoyo constante.

Evidentemente para las personas con formación en la búsqueda de información pueden acudir a las Bases de datos especializados.

Deseo que esta última publicación del 2012 sea de vuestro interés.

FELIZ 2013.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La depresión en la persona mayor


El estado de ánimo más frecuente entre las personas mayores es el estado de ánimo positivo "estar bien/contento", pero las trastornos psicopatológicos más frecuentes son la ansiedad y la depresión.

El envejecimiento no debe ser sinónimo de enfermedad, depresión o discapacidad. Sin embargo, la depresión es uno de los 5 problemas de salud más importantes que tienen que hacer frente las personas mayores.

La depresión, con frecuencia no es reconocida, diagnosticada ni tratada adecuadamente, debido a que en muchas ocasiones los síntomas depresivos son interpretados como algo normal asociado al envejecimiento. A ello contribuye:

  • Que las propias personas mayores suelen quitar importancia a su tristeza, incluso negarla.
  • Que suelen tener autoestima con sentimiento de incompetencia y poca valía.
  • Que los familiares piensan que el ánimo depresivo es un estado normal del envejecimiento.
  • Que los médicos de AP no tengan las herramientas adecuada para diagnósticos o piensen que la sintomatoligía es propia del envejecimiento.
No se deben confundir el envejecimiento normal con la presencia de una enfermedad por más que en ocasiones estén presentes una mayor introversión, reiteración y presencia del pasado en algunos mayores.

La sintomatología en las depresiones geriátricas tiene características que la distingue de los Trastornos afectivos del adulto más joven. Estas particularidades son las siguientes:

  • Sintomatología
  • Síntomas somáticos y quejas
Menor presencia de síntomas afectivos y más síntomas somáticos. Tanto la tristeza patológica como el bajo estado de ánimo pueden manifestarse en el anciano como apatía y retracción o aislamiento. Las problemas corporales y quejas somáticas son muy abundantes y son causa de un sinfín de pruebas en busca de otras patologías. Que por otro lado son muy frecuente en la persona mayor.

  • La pérdida de peso e insomnio
La pérdida de peso por falta de apetito y el insomnio que son síntomas muy característicos de la depresión abundan en las personas mayores. En este sentido hay que tener en cuenta que estas personas necesitan menos horas de sueño, y no hay que confundirlo con el despertar precoz muy frecuente en las depresiones de los adultos más jóvenes. Las ideas delirantes pueden llegar a constituir verdaderos cuadros psicóticos.

  • Las enfermedades orgánicas
Otras veces las depresiones en los mayores tienen como bases enfermedades orgánicas, la mayoría ya la hemos visto anteriormente, en estos casos la depresión se constituye en un síntoma de la enfermedad. Se conocen como depresiones somatógenas.

  • La polimedicación
Los mayores suelen padecer polipatologia lo que los obliga a consumir varios fármacos, induciendo no pocas reacciones de todo tipo, y veces, episodios depresivos, días o semanas más tardes.

  • Depresión y deterioro cognitivo
En relación a la demencia y la depresión se pueden dar las siguientes presentaciones clínicas: demencia más episodio depresivo, depresión con apariencia de demencia (pseudodemencia) y depresión que evoluciona a demencia.

En no pocas ocasiones la depresión en la persona mayor se presenta como deterioro cognitivo (pseudodemencia), con sintomatología que obliga a diferenciarla de una demencia. También, la depresión puede ser difícil de identificar en pacientes con demencia. Determinados síntomas como: la apatía, pérdida de apetito, pérdida de interés por el entorno, insomnio, inquietud, alteraciones de la memoria o alteraciones de la concentración; pueden pertenecer tanto a la esfera de la depresión primaria como a la demencia.

También puede ocurrir lo contrario (pseudodepresión), que la EA se puede manifestar en su inicio y en fases intermedias con sintomatología depresiva, que se calculan en un 30%-50%, pudiendo llegar a establecerse como verdadera depresión empeorando aún más su rendimiento cognitivo.

La demencia con mayor prevalencia de síntomas depresivos es la demencia asociada a degeneración tipo corticobasal, seguida de la demencia por cuerpos de Lewy y posteriormente otras con prevalencias ligeramente superiores a un tercio de los pacientes como es la EA, la demencia con Parkinson o la demencia frontotemporal (DFT).

Debido al progresivo envejecimiento poblacional, la depresión en las demencias representa un problema de salud. Se ha observado que la coexistencia simultanea de ambos trastornos, implica una fuente adicional de incapacidad.

Como nos recuerda Nina Romero (2012) “tenemos que estar atentos a esos procesos depresivos de aparición insidiosa en los adultos mayores con tendencia al aislamiento social” y añade “no hace falta perder la memoria para estar iniciando una demencia que conlleve perdida de memoria tipo alzheimer, Pick, Lewy....”

  • Los trastornos adaptativos
Son frecuentes en el ámbito de las depresiones de las personas mayores, y es que ciertos factores muy estresantes, como muerte de un familiar, un ictus, etc. que se identifica fácilmente en el tiempo previo, a la depresión, produce una falta de adaptación psíquica a este agente estresante dando lugar a sintomatología depresiva o ansiosa.

Causas

Factores psicosociales

  • Pérdidas y cambios
  • De salud: deterioro funcional, con pérdida de autonomía.
  • De familiares, amigos y seres queridos con reacción de duelo patológico.
  • Menor capacidad económica.
  • Pérdida del rol y estatus familiar: con salidas de los hijos, menor papel de la abuelidad y a veces utilización interesada de esta por parte de los hijos.
  • Crisis de la jubilación con cambio brusco de actividad y alteraciones de las relaciones sociales.

Factores biológicos
Los cambios y modificaciones estructurales y fisiológicas que conlleva el proceso de envejecimiento se han postulado como factores de vulnerabilidad en la depresión del anciano. Entre estos:

  • Cambios en estructura cerebral.
  • En la neurotransmisión.
  • En los sistemas hormonales.
La polipatologia con presencia de enfermedades crónicas están en la base de muchas depresiones en la persona mayor. Cabe destacar a:
  • La enfermedad de Alzheimer.
  • La enfermedad de Parkinson.
  • La demencia multiinfarto o vascular.
  • Los traumatismos craneales.
  • Y otras muchas patologías.
Impacto de la depresión en la persona mayor

La depresión tiene un enorme impacto por su elevada frecuencia, por su importancia en la calidad de vida y por ser causa de suicidio en la persona mayor. Por tanto, el diagnostico y el tratamiento de los trastornos depresivos en este grupo de edad es la mejor manera para disminuir su impacto.

En cuanto a su frecuencia, los estudios son contradictorios, la depresión mayor en el anciano oscila entre el 1-2% de las personas mayores de 65 años. De acuerdo con muchos autores, parece una frecuencia muy baja, afirmándose que los instrumentos de diagnósticos no son adecuados para este grupo de edad, ya que se suelen emplear los mismos que para los adultos más jóvenes. Esta metodología es inadecuada para detectar las depresión mayor ya que la sintomatología en la persona mayor tiene particularidades el deterioro cognitivo, con disminución de los síntomas afectivos, como la tristeza, y mayor manifestaciones somáticas.

En cuanto a los episodios depresivos menores alcanzan entre 15-20%. Estos datos son válidos para mayores que viven en su domicilio.

Para los hospitalizados con depresión mayor llegan al 10%, y para los trastornos menores alcanzan el 30%. En cambios, para la depresión mayor en residencias son el 15%, y para los menores entre el 30-35%. Pero hay algunos estudios en que estas cifras están más elevadas.

Por otra parte, la depresión es un factor negativo en la evolución de enfermedades en el mayor. Dificulta la rehabilitación de patologías incapacitantes como los accidentes cerebrovasculares (ACV). Y es un factor de muy mal pronóstico en la en la EA y en el Parkinson.

Por otro lado, y en cuanto al suicidio que no se considera una enfermedad mental, sino un trastorno de conducta asociado a un trastorno mental, como la depresión, la esquizofrenia y el deterioro cognitivo, entre otras, ha alcanzado cifra preocupante en todo el mundo. Por lo que respecta a España, y según la OMS, el nivel más alarmante es a partir de los 75 años, cuando la tasa suicida entre personas mayores, hombres es 32,6 por 100.000 habitantes; entre las mujeres mayores, se alcanza otra peligrosa tasa: 6,6 por 100.000 habitantes, si bien se observa la profunda brecha entre géneros. En la franja de 65 a 74 años, los hombres tienen cifra de 19,4 por 100.000 habitantes, y entre mujeres es 5,8 por 100.000 habitantes. Todas estas datos están referidos al 2008. Con la crisis económica Europea, y española en particular parece que estas cifras están muy incrementadas en el 2012. En muchos países, parece existir un consenso entre los medios de comunicación social, en todo aquello que hace referencia al suicidio, y sobre todo a sus datos estadísticos. Este silencio, también, de las instituciones políticas, es para evitar su aumento por aquello de la imitación.

En definitiva que la depresión tiene un enorme impacto en la población mayor, aumentando tanto la comorbilidad como la mortalidad, Y esto se debe, según varios estudios a:

  • Menores recursos sociales para los adultos mayores deprimidos, aumentado su aislamiento y soledad.
  • Peor estado nutricional por pérdida del apetito.
  • Posibles efectos de la depresión sobre el sistema inmunitario
  • Pérdida de motivación para el autocuidado.
Referencias:
- Cummings JL. The impact of depressive symptoms on patients with Alzheimer disease. Alzheimer  
   Dis.Assoc.Disord. 17[2], 61-62. 2003
- Eccles M, Clarke J, Livingstone M, Freemantle N, Mason J. North of England evidence based 
  guidelines development project: guideline for the primary care management of dementia. BMJ.   
  317[7161], 802-808. 19-9-1998.
- Eisch AJ, Petrik D.(2012)Depression and hippocampal neurogenesis: a road to remission? Science.  
  2012 Oct 5;338(6103):72-5. doi: 10.1126/science.1222941.
- Bland P. Tackling anxiety and depression in older people in primary care. Practitioner.    
  2012 Jan;256  (1747):17-20, 2-3.
- Knesper DJ. The depressions of Alzheimer's disease: sorting, pharmacotherapy, and clinical advice.
  J.Geriatr.Psychiatry Neurol. 8, Suppl-51. 1995.