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domingo, 16 de septiembre de 2012

Estudios epidemiológicos del maltrato a las personas mayores.



El maltrato a las personas mayores ha sido menos visibles que otros tipos de violencias como la de genero y la infantil y en bastante medida sigue siéndolo. En los últimos años, desde diferentes instancias sociales se ha empezado a tomar conciencia de los malos tratos a los mayores. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Gerontología Interdisciplinaria de la Universidad de Ginebra (CIG-UNIGE) pusieron en marcha un proyecto para desarrollar una estrategia global para la prevención del maltrato a personas mayores dentro del contexto de Atención Primaria.

A nivel internacional destacan:
  1. Declaración de Adelaida del Congreso Mundial de Gerontología de agosto 1997.
  2. Conferencia Internacional sobre envejecimiento de 2002 celebrada en MADRID.
  3. Informe Mundial de la OMS sobre la violencia y la salud 2002 que tenia estos nueve apartados:
  • Crear, aplicar y supervisar un plan nacional de acción para prevenir la violencia
  • Aumentar la capacidad de recopilación de datos sobre la violencia
  • Definir las prioridades y apoyar la investigación de las causas, consecuencias, costos y la prevención de la violencia
  • Promover respuestas de prevención primaria
  • Reforzar respuestas al las victimas de la violencia
  • Integrar la prevención de la violencia en las políticas sociales y educativas y promover así la igualdad social entre los sexos
  • Incrementar la colaboración y el intercambio de informaciones sobre la prevención de la violencia
  • Promover y supervisar el cumplimiento de los tratados internacionales y la legislación y otros mecanismos de protección de los derechos humanos
  • Buscar respuestas practicas y consensuadas a nivel internacional
En España el interés por los malos tratos a los ancianos es creciente:
  1. Destacan la Declaración de Almería en 1995.
  2. El Congreso de la Sociedad Española de Gerontología y Geriatría (SEGG) y de la Societat Catalano-Balear de Gerontologia i Geriatria (SCBGG) en Barcelona del año 2000.

Aunque se había realizado algunos estudios epidemiológicos, es a partir de la década de los 80 cuando se realizan investigación sobre la prevalencia de los malos tratos en las personas mayores. De todos modos, aunque algunas de estas investigaciones son importantes, se echa de menos estudios de ámbito nacionales. En este sentido, una investigación completísima y de ámbito nacional sobre maltrato a personas mayores es la realizada por Isabel Iborra (2008) Centro Reina Sofía, España.


Estudios: 
1. Australia (Kurrle, Sadler y Cameron, 1992)
  • Muestra: 1.176 personas mayores de 64 años atendidas por el Servicio Geriátrico de Rehabilitación (residentes todos ellos en domicilios privados).
  • Procedimiento: La información se recogió a través de una revisión retrospectiva de expedientes médicos abiertos en un periodo de 12 meses (de julio de 1990 a junio de 1991).
  • Resultados: La tasa general de maltrato en la población estudiada fue de 4,6%. Con los siguientes casos:
  • Psicológico 29.
  • Físico 25.
  • Negligencia 16.
  • Financiero 13.
  • 18 ancianos habían sufrido más de un tipo de maltrato.
En cuanto a la causa o factores de riesgos, la principal causa del maltrato en cada caso. Por orden de importancia, fueron:
  1. Dependencia en el anciano (42,6%).
  2. Psicopatología del agresor (35,2%).
  3. Violencia familiar (14,8%).
  4. Estrés por parte del cuidador (5,5%).
La mayoría de los agresores vivían con la víctima.
En cuanto a la relación de parentesco, el 51% de los agresores eran las parejas y el 24,5% los hijos. Los restantes eran otros familiares.

2. Canadá (Podnieks y otros, 1989)
  1. Muestra: 2.000 personas mayores elegidas aleatoriamente a escala nacional.
  2. Procedimiento: El procedimiento utilizado fue una encuesta telefónica.
  3. Resultados: Los resultados mostraron tasas de maltrato del 4%:
  • Físico 0,2%.
  • Psicológico 1,1%
  • Negligencia 4%.
  • Abuso 2,5%.
3. China (Tang y Yan, 2001)
  1. Muestra: 355 personas mayores de 60 años: 120 hombres y 235 mujeres, residentes en Hong Kong.
  2. Procedimiento: Los datos se recogieron a través de una entrevista presencial. Se preguntaba a los ancianos si habían sido maltratados en los anteriores doce meses.
  3. Instrumentos: Se utilizaron diferentes instrumentos de medición.
  4. Los instrumentos utilizados fueron los siguientes:
  5. Una escala de 6 ítems para recoger la información sobre las variables demográficas (edad, sexo, estado civil, número de hijos, nivel de formación y condiciones de habitabilidad de la vivieda.
  6. Resultados: La prevalencia total de maltrato de mayores en Hong Kong fue de 21,4%. Se encontró una tasa:
  • Físico 2%.
  • Psicológico 20,8%.
El 17,1% sufrió más de un maltrato. El 61,2% de los agresores eran los hijos, el 26,9% la pareja y el 7,6% los nietos.

4. Estados Unidos (Pillemer y Finkelhor, 1988)
  1. Muestra: 2.000 personas mayores de 64 años del área metropolitana de Boston. Muestra aleatoria estratificada.
  2. Procedimiento: Se realizaron entrevista personales en dos fases:
  • En un primer momento, una entrevista (personal o telefónica) de unos 30 minutos de duración, en la que se trataba de identificar si la persona había sido víctima de maltrato.
  • En un segundo momento, una entrevista (personal o telefónica) de 30 a 45 minutos con los ancianos identificados en la primera fase como víctimas de maltrato. En esta entrevista se recogía información detallada sobre el contexto en el que se había producido el abuso y sobre las consecuencias del maltrato.
  • Resultados: El 3,2% de los mayores sufría algún tipo de maltrato. La prevalencia:
  • Físico 2%.
  • Psicológico 1,1%.
  • Negligencia 0,4%.
El 58,7% de los agresores eran las parejas, el 30,2% los hijos y el resto 17,5%) otros familiares.

5. Israel (Eisikovits, Winterstein y Lowenstein, 2004)
  1. Muestra: 1.045 jubilados que residían en domicilios privados. 392 hombres mayores de 65 años y 650 mujeres mayores de 59 años.
  2. Procedimiento: Se preguntaba a los ancianos, a través de una entrevista personal, si habían sido maltratados en los anteriores doce meses.
  3. Resultados: El 18,4% de los ancianos había sido víctima de maltrato en el año anterior. Por tipos:
  • Negligencia 18%.
  • Psicológico 8%.
  • Físico o sexual 2%.
  • Económico 6,6%.
El maltrato físico, el psicológico y el abuso sexual eran perpetrados principalmente por las parejas, mientras que para el abuso económico los principales agresores eran los hijos.

6. Reino Unido (O’Keeffe y otros, 2007)
  1. Muestra: 2.100 personas mayores de 65 años que residen en domicilios particulares en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
  2. Procedimiento: Se preguntaba a los ancianos, a través de una entrevista personal, si habían sido maltratados en los anteriores doce meses por familiares, amigos o cuidadores (no familiares).
  3. Resultados:
  4. El 2,6% de los ancianos de la muestra eran víctimas de maltrato. Por tipos:
  • Negligencia 1,1%.
  • Económico 0,7.
  • Psicológico 0,4.
  • Físico 0,4.
La prevalencia de maltrato era mayor para las mujeres (3,8%) que para los hombres (1,1%).

7. España, Centro Reina Sofía (Iborra, I. 2006).
Muestra y características:
2.401 encuestas a personas mayores de 64 años.
789 encuestas a cuidadores. Los mayores   presentaban alguna dependencia (física o intelectual) en mayor o menor medida. La distribución de la muestra ha sido proporcional al peso de cada área geográfica dentro del total nacional. Además, ha habido cumplimentación de cuotas por sexo y edad.
  1. Sistema de selección de la muestra
  • En primer lugar, se ha hecho una selección aleatoria de los hogares dentro de los puntos de muestreo, estratificados por niveles de hábitat y región, con la finalidad de conseguir una muestra aleatoria y representativa.
  • En segundo lugar, en cada hogar se han cumplimentado cuotas cruzadas de sexo y edad, tanto en el caso del colectivo de mayores como en el de cuidadores.
  1. Características sociodemográficas de la muestra
Personas mayores
Por sexo:
  • Mujer: 58% (1.393)
  • Hombre: 42% (1.008)
Por edad:
  • De 65 a 74 años: 57,1% (1.370)
  • Más de 74 años: 42,9% (1.031)
La edad media es de 74,2 años.


Por estado civil:
  • Soltero/a: 5,9% (141)
  • Casado/a o conviviente: 56,3% (1.351)
  • Viudo/a: 35,8% (859)
  • Separado/a o divorciado/a: 2,1% (50)

Por numeros de hijos:
  • Ninguno: 11% (257)
  • Uno: 12,8% (300)
  • Dos: 32,1% (750)
  • Tres: 22,1% (517)
  • Cuatro: 11,7% (275)
  • Cinco o más: 10,3% (241)
Por propiedad de la vivienda:
  • En propiedad: 89,8% (2.149)
  • Alquilada: 5,1% (122)
  • Cedida: 5,1% (121)
Por situación laboral 15:
  • Ama de casa: 22,9% (539)
  • Trabajo a jornada parcial: 0,3% (7)
  • Trabajo a jornada completa: 0,4% (9)
  • Parado/a: 0,1% (3)
  • Jubilado/a: 76,3% (1.798)
El 86% cobra algún tipo de pensión (2.063). En el 73,1% de estos casos, esta pensión es la única o principal fuente de ingresos de la familia (1.491).

Por nivel de estudios:
  • No sabe leer ni escribir: 5,5% (132)
  • Sin estudios: 15,8% (378)
  • Estudios primarios incompletos: 25,7% (615)
  • Primer grado: 22,3% (534)
  • Segundo grado, Primer ciclo: 23,3% (558)
  • Segundo grado, Segundo ciclo: 4,6% (109)
  • Tercer grado (3 años): 1,8% (44)
  • Tercer grado, universitarios: 1% (25)

Por nivel socioeconómico:
  • Alto: 2% (47)
  • Medio alto: 6,8% (163)
  • Medio: 30,9% (742)
  • Medio bajo: 33,9% (815)
  • Modesto: 26,4% (634)
Primer grado equivale a Enseñanza Primaria; Segundo grado, primer ciclo equivale a Primer ciclo de la E.S.O.; Segundo grado, segundo ciclo equivale a Segundo ciclo de la E.S.O. y Bachiller; Tercer grado equivale a una diplomatura; y tercer grado, universitarios equivale a una licenciatura.

Por tamaño de hábitat:
  • Menos de 2.000: 12% (289)
  • De 2.001 a 10.000: 17,7% (424)
  • De 10.001 a 100.000: 31,1% (746)
  • De 100.001 a 500.000: 20,4% (491)
  • Más de 500.000: 18,8% (451)
Por comunidad autónoma:
  • Andalucía: 20,4% (489)
  • Aragón: 3,5% (83)
  • Principado de Asturias: 7,2% (173)
  • Islas Baleares: 0,4% (10)
  • Castilla-La Mancha: 6% (143)
  • Castilla y León: 6,7% (162)
  • Cataluña: 17,2% (412)
  • Comunidad de Madrid: 13,4% (321)
  • Navarra: 0,5% (12)
  • Comunitat Valenciana: 10% (241)
  • Galicia: 1,5% (37)
  • Región de Murcia: 3,6% (87)
  • País Vasco: 9,6% (231)
Por situación de convivencia:
  • Solo/a: 27,3% (656)
  • Con su pareja: 55,6% (1.334)
  • Con un hijo: 16,6% (399)
  • Con una hija: 13% (312)
  • Con un yerno: 2,4% (58)
  • Con una nuera: 0,8% (20)
  • Con un nieto: 3,5% (85)
  • Con una nieta: 2,1% (51)
  • Con otro familiar: 3,7% (89)
  • Con un cuidador/a (no familiar): 0,6% (15)
  • Pasa periodos con distintos familiares: 0,6% (14)
Cuidadores

Por sexo:
  • Mujer: 82% (647)
  • Hombre: 18% (142)
Por edad:
  • Menor de 25 años: 1,9% (15)
  • De 25 a 34 años: 6,3% (50)
  • De 35 a 44 años: 17% (134)
  • De 45 a 54 años: 27,5% (217)
  • De 55 a 64 años: 19,8% (156)
  • 65 años o más: 27,5% (217)
Por estado civil:
  • Soltero/a: 20% (158)
  • Casado/a o conviviente: 70,7% (558)
  • Viudo/a: 3,5% (28)
  • Separado/a o divorciado/a: 5,7% (45)
La edad media es de 54,6 años.

  • Por número de hijos:
  • Ninguno: 22,8% (175)
  • Uno: 17,2% (132)
  • Dos: 35,8% (275)
  • Tres: 13,7% (105)
  • Cuatro: 5,9% (45)
  • Cinco o más: 4,6% (35)

Por nivel de estudios:
  • No sabe leer ni escribir: 2,3% (18)
  • Sin estudios: 7,5% (59)
  • Estudios primarios incompletos: 7,4% (58)
  • Primer grado: 18,1% (143)
  • Segundo grado, Primer ciclo: 38,4% (303)
  • Segundo grado, Segundo ciclo: 18,1% (143)
  • Tercer grado (3 años): 5,4% (43)
  • Tercer grado, universitarios: 2,8% (22)
Por situación laboral:
  • Ama de casa: 47,1% (369)
  • Trabajo a tiempo parcial: 10,1% (79)
  • Trabajo a jornada completa: 22,4% (176)
  • Estudiante: 0,3% (2)
  • Parado/a: 4,7% (37)
  • Jubilado/a: 15,4% (121)

Por nivel socioeconómico:
  • Alto: 2,9% (23)
  • Medio alto: 10,1% (80)
  • Medio: 44,5% (351)
  • Medio bajo: 26,7% (211)
  • Modesto: 15,7% (124)
Por tamaño de hábitat:
  • Menos de 2.000: 10,9% (86)
  • De 2.001 a 10.000: 19,4% (153)
  • De 10.001 a 100.000: 29,2% (230)
  • De 100.001 a 500.000: 20,7% (163)
  • Más de 500.000: 19,9% (157)
Maltrato de personas mayores en la familia en España

Por comunidad autónoma:
  • Andalucía: 20,5% (162)
  • Aragón: 3,5% (28)
  • Principado de Asturias: 11,2% (88)
  • Islas Baleares: 1,5% (12)
  • Castilla - La Mancha: 4,6% (36)
  • Castilla y León: 6,7% (53)
  • Cataluña: 15,5% (122)
  • Comunidad de Madrid: 13,3% (105)
  • Navarra: 0,4% (3)
  • Comunitat Valenciana: 11,2% (88)
  • Región de Murcia: 2% (16)
  • País Vasco: 9,6% (76)
Otras características de la muestra
Personas mayores
Número de personas que residen en el hogar:
  • 1 persona (el anciano vive solo): 26,9% (644)
  • 2 personas: 50,7% (1.213)
  • 3 personas: 14,6% (350)
  • 4 personas: 5,1% (121)
  • 5 personas o más: 2,7% (65)

Características físicas y mentales de los mayores:
Problema psicológico o neurológico: 12,6% (302). En concreto:
  • Trastorno afectivo19: 7,8% (188)
  • Trastorno de ansiedad: 3,8% (92)
Consumo de sustancias tóxicas (alcohol con frecuencia, fármacos sin receta o drogas): 7,5% (181)

Problemas físicos: 67,6% (1.623). En concreto:
  • Problemas óseos o musculares: 41,7% (1.002)
  • Problemas cardiovasculares: 24,1% (578)
  • Diabetes: 14,2% (342)

– Discapacidad física: 12,8% (307)
– Discapacidad intelectual: 1,5% (35)
– Requiere de ayuda para la realización de las actividades diarias 20: 13,6% (323)

En el 92,2% de los casos en la casa residían de 1 a 3 personas. La media es de dos personas por hogar.

Los trastornos afectivos o del estado de ánimo incluyen, según el DSM-IV-TR, los trastornos depresivos y los trastornos bipolares.

Apoyo social:

– Mantiene contacto frecuente y buenas relaciones con vecinos: 96,1% (2.307)
– Mantiene contacto frecuente y buenas relaciones con amigos: 95,7% (2.298)
– Mantiene contacto frecuente y buenas relaciones con familiares cercanos: 96,6% (2.320)
– Recibe ayuda de los Servicios Sociales: 7,3% (175). De éstos:
  • Atención domiciliaria: 43,4% (76)
  • Teleasistencia: 36% (63)
  • Ayuda económica: 25,7% (45)
  • Otras ayudas: 2,3% (4)
Aspectos relacionados con la vivienda observados por el entrevistador:
  • Tiene agua caliente: 99,3% (2.385)
  • Es confortable: 96,6% (2.319)
  • Está limpia y ordenada: 98,5% (2.365)
  • No tiene calefacción o aire acondicionado: 34,4% (825)
  • El anciano cuenta con su propia habitación la comparte con su pareja: 98,7% (2.369)
Aspectos relacionados con el mayor observados por el entrevistador:
  • Actitud agresiva o defensiva frente al entrevistador 24: 10,8% (259)
  • Dificultades para desplazarse: 5,7% (136)
  • Dificultades para comunicarse: 1% (25)
  • Presentan heridas, moratones o rasguños visibles: 0,3% (8)

Cuidadores
  • Número de personas que residen en el hogar:
  • El cuidador vive solo con el anciano: 34,6% (268)
  • El cuidador vive con dos personas más: 22,6% (175)
  • El cuidador vive con tres personas más: 22% (171)
  • El cuidador vive con cuatro o más personas: 20,8% (161)
Las principales personas que proporcionan esta ayuda necesaria a los mayores son, por este orden, un cuidador (31,2%), las hijas (25,5%), la pareja (18,2%) y los hijos varones (7,6%).

De éstos, el 21,9% (68) requiere de atención continua durante todo el día.

La mayoría de las viviendas se encuentra en buen estado. De hecho, la calificación media que los entrevistadores conceden a los aspectos de la vivienda supera en todos los casos los 8 puntos (de 0 a 10). Aun así, un 16,1% de las viviendas (387) cuentan con zonas a las que el anciano no puede acceder por su estado físico.

La calificación media que los entrevistadores conceden a los aspectos relacionados con el mayor supera en todos los casos los 8,5 puntos (de 0 a 10). En concreto, las puntuaciones son de 8,8 para comprensión de las cuestiones; 8,8 para coherencia en las respuestas; 8,7 para aseo personal; y 8,6 para aspecto/apariencia.

Se trata de los mayores que puntúan de 8 a 10 en el ítem de actitud defensiva frente al entrevistador.

La media es de 3 personas por hogar.
Número de personas mayores de 64 años que residen en el hogar:
  • Un anciano: 60,6% (477)
  • Dos ancianos: 35,9% (282)
  • Tres ancianos: 3,4% (27)
  • Cuatro ancianos: 0,1% (1)

Número de personas que requieren cuidados en el hogar:
  • Un anciano: 93,8% (738)
  • Dos ancianos: 5,8% (46)
  • Tres o más personas: 0,4% (3)
Número de horas que los cuidadores prestan su ayuda:
  • Todo el día (gran dependencia): 53,6% (421)
  • Más de tres horas de ayuda diaria (dependencia severa): 18,6% (146)
  • Hasta tres horas de ayuda diaria (dependencia moderada): 27,9% (219)
Características físicas y mentales de los cuidadores:
– Problema psicológico o neurológico: 21,2% (167). En concreto:
  • Trastorno afectivo: 11,8% (93)
  • Trastorno de ansiedad: 10% (79)
– Consumo de sustancias potencialmente peligrosas: 7,6% (58). En concreto:
  • Alcohol con frecuencia: 1,3% (10)
  • Fármacos sin receta: 6% (47)
– Problemas físicos: 37,6% (297). En concreto:
  • Problemas óseos o musculares: 25,7% (203)
  • Problemas cardiovasculares: 9,3% (73)
Resultados
Prevalencia de maltrato

El 0,8% de las personas mayores entrevistadas ha sido víctima de maltrato por parte de algún familiar a lo largo del año 2005. Este porcentaje aumenta hasta el 1,5% entre los ancianos dependientes.

La tasa de maltrato aumenta, asimismo, conforme se incrementa el nivel de dependencia; así, sufren maltrato:
  • El 1% de los mayores con dependencia moderada (reciben hasta 3 horas de ayuda diaria).
  • El 2,2% de los que tienen una dependencia severa (reciben más de 3 horas de ayuda diaria).
  • El 2,9% de los que presentan una gran dependencia (necesitan ayuda todo el día).
La prevalencia es el resultado de poner en relación el número de casos con la población de referencia; en este caso, con la muestra representativa de personas mayores de 64 años.

Se entiende por ancianos dependientes aquellos que necesitan ayuda diaria para la realización de las actividades de la vida diaria (AVD).



Muestra total ancianos dependientes:
  • Maltrato físico (0,2%, total); (0,3%, dependientes)
  • Maltrato psicológico (0,3%, total): (0,6%, dependientes)
  • Negligencia (0,3%, total); (0,6%, dependientes)
  • Abuso económico (0,2%, total); (0,9%, dependientes)
  • Abuso sexual (0,1%, total): (0,3%, dependientes)
  • TOTAL (0,8%, total); (1,5%, dependientes)
Los ancianos dependientes presentan mayores tasas de todos los tipos de maltrato. La diferencia se hace especialmente evidente en el caso del abuso económico, que es más del cuádruple entre los ancianos que necesitan ayuda (0,9%) que en la muestra general.


Bibliografía:
Iborra, I (2006). Maltrato a las personas mayores en la familia española. Centro Reina Sofía. España.
Maltrato a la personas mayores. (OMS, 2012)

domingo, 9 de septiembre de 2012

Maltrato a las personas mayores

Actualizado, Junio de 2022
Entre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará, y pasará de aproximadamente el 11% al 22%. Se prevé que el número absoluto de personas mayores de 60 años pase de 605 millones a dos mil millones, durante el mismo periodo.

En la Unión Europea, los mayores de 65 años se estima que en 2050 alcanzará un 27,5%. Por lo que respecta a España, en esta misma facha alrededor del 35% de la población superará los 65 años; y los mayores de 80 años, siguen la misma progresión y serán más del 4% en 2025 y más del 8% en 2050.

El envejecimiento demográfico se puede ver como un problema, pero en sí, no lo es, todo lo contrario, es una riqueza, eso sí plantea necesidades de orden personal, familiar, de salud, socioeconómicas, etc. a la que hay que da respuestas, pero teniendo en cuenta que los verdaderos protagonistas son las personas mayores.

Una de las problemática que plantea el envejecimiento, sobre todo en los muy mayores, y más si tienen algún tipo de deterioro cognitivo, son los malos tratos.

La Declaración de Toronto para la Prevención Global del Maltrato de las Personas Mayores, dice: “El maltrato de personas mayores se define como la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana.”

Puede ser de varios tipos: 
  • Físico.
  • Fsicológico/emocional.
  • Sexual.
  • Financiero Acto de negligencia intencional o por omisión.
En el ámbito familiar y en los proveedores de salud y cuidados, sean estos de internamientos o domiciliarios, es donde más se dan los malos tratos a las personas mayores.

La OMS calcula que entre un 4% y un 6% de las personas mayores han sufrido alguna forma de maltrato: físico, psicológico, emocional, financiero o debido a negligencias. El maltrato de las personas mayores es una violación de los derechos humanos.

Cumplir años no debe ser un problema, sino todo lo contrario, una riqueza en todos los sentidos. Es lo que se pretende en este 2012 "Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional", concienciar del rápido envejecimiento de la población europea, promover la convivencia entre generaciones y buscar la forma de que cumplir años sea una oportunidad, nunca un problema.

Para profundizar en los aspectos estadísticos del maltrato a las personas mayores lean el siguiente artículo de este mismo blog.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Cuidando la memoria

Este escrito ya fue publicado en el Facebook, ahora lo hago en mi Blog. El próximo día 21 de setiembre es el Día Mundial del Alzheimer.
Luis Fernández
Barcelona, 23.10,2011
Cuidando la memoria

"Veredas era una ciudad pequeña donde todos se conocían y sabían de sus virtudes y maldades. En la parte alta vivía una dama por la que no pasaban los años, como Fausto de Goethe parecía haber hecho un pacto con el diablo. Era de mediana estatura pero esbelta pero con las curvas suficientes para llamar la atención. Todos los días, sobre
las nueve y media de la mañana jóvenes y no tan jóvenes se juntaban en una pequeña plaza por donde ella seguro pasaría camino de la única iglesia del pueblo, no se sabe muy bien si daba gracias o pedía favores o ambas cosas.
De pronto el murmullo se tornó silencio y todos miraron en la misma dirección, hacia el otro extremo de la calle de Santa María la Mayor, y alli estaba ella que avanzaba erguida en sus diez centrimetro de color negro y faldilla ajustada azúl marino blusa blanca y rebeca de un celeste precioso y bolso perfectamente conjuntado. Y conforme pasaba todos giraban la cabeza para mirar y admirar su atractivo personal, y es que su piel era de un moreno trigueño y ojos verdoso que nadie se atrevían a mantener la mirada no más de unos segundos lo suficiente para que ella le regalara una leve sonrisa que todos aceptaban como un cumplido, pues sabían que eso era lo máximo que conseguirían, para ellos era la Amada Imposible.
Cuando salía de la Iglesia se dirigía a un café que estaba en la plaza Mayor esquina General Atienza. Pero ese día sería distinto, tanto que cambiaría su vida para siempre. Al entrar, al fondo del salón allí estaba él, un hombre de mediana edad, muy guapo y abogado que había venido a pleitear por unas lindes que en los pueblos agrícolas suelen ser motivos de discordias y a veces de tragedias. Al verlo, ella supo que era la persona que tantos años había esperado, motivo por el cual la gente supo que todos los días visitaba a un santo muy especial para ella. El al verla sintió un pellizco en el estómago y balbuceando unas palabras la invitó a sentarse..." Y con esto comienza esta historia que ha sido un sueño que escribo para que no se me olvide nunca...Nunca? Si Mamá, tu no te acuerdas porque tuviste el Alzheimer..pero te la contaba cuando ya no recordabas nada y esta noche la he soñado. Tu eres la dama de Veredas, Maricielo, y Pedro que se enamoró de ti en el bar del pueblo..Siempre estaréis en el recuerdo porque mis hijas ya saben tu historia y se la contaran a sus hijos y ellos a los suyos...Y siempre permaneceréis en la memoria de nuestra familia..! Continuará!!! Feliz domingo!!!
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domingo, 1 de julio de 2012

Alteración del lenguaje en la Enfermedad de Alzheimer

1. Alteraciones del lenguaje
El Alzheimer es una enfermedad progresiva y neurodegenerativa, que provoca un deterioro en las funciones cognitivas, en la esfera afectiva y en el comportamiento de la persona que la padece. Hasta el momento es irreversible e incurable.
Las lesiones empiezan siempre en unas estructuras del sistema nervioso, bien determinadas, que son el hipocampo y las amígdalas cerebrales. Estas áreas son las que controlan nuestra memoria, lo que explicaría el trastorno de memoria y consecuentemente, por qué perdemos la información almacenada en nuestro cerebro. Pero estas zonas cerebrales también intervienen en nuestra vida afectiva, en nuestras emociones, y en nuestra vida de relación, lo que podría explicar el cambio de carácter y de personalidad y posiblemente las alteraciones de comportamiento.

Conforme progresa la enfermedad se afectan otras zonas de la corteza cerebral, en particular los lóbulos frontales y temporales que intervienen en la vida social y en el lenguaje. El avance progresivo de la enfermedad afecta prácticamente a todas las estructura cerebrales, conduciendo a una desintegración operativa, es decir, funcional de nuestro cerebro, dando lugar a la demencia que conlleva la pérdida irreversible de las funciones intelectuales, incluyendo la memoria, la capacidad de expresarse y comunicarse adecuadamente, de la organización de la vida diaria y de llevar una vida familiar, laboral y social independiente, lo que conduce a un estado de dependencia total en fases avanzadas de la dolencia.

Conforme evoluciona la enfermedad de Alzheimer el lenguaje se verá más alterado y por tanto la comunicación estará más afectada. El problema de la comunicación en el Alzheimer abarca tres ámbitos:

  • La comunicación del diagnóstico y profesionales de la salud con la persona con la enfemedad y su familia.
  • La comunicación entre familiares y de estos con la persona enfema.
  • La comunicación del cuidador principal y la persona enferma.
El deterioro del lenguaje en las personas que tienen la enfermedad de Alzheimer y otras demencias es un síntoma prácticamente común a todas ellas. Pero el problema es que la afectación de la memoria es marca distintiva de todos los pacientes con algún síndrome demencial. Esta afectación de la memoria dificulta extraordinariamente en la práctica diaria, la valoración correcta del estado del lenguaje por un lado, y por otro, la determinación de qué corresponde estrictamente a un deterioro de memoria y qué corresponde a una alteración del lenguaje.

En este sentido, la memoria está implicada principalmente mediante los sistemas de memoria operativa o de trabajo (Working Memory) y de la memoria semántica. Esta menoria es un sistema encargado de mantener la información por un periodo breve de tiempo (entre 15 y 30 segundos), al mismo tiempo que se realizan otras operaciones cognitivas. Cuando se prodeuce alguna alteración de la Memoria operativa hay muchas dificultades para un lenguaje normal, fundamentalmente la comprensión y expresión del habla.

En relación con la alteración de la memoria semántica (memoria de conocimientos): se manifiesta por pérdida progresivo de los conocimientos adquiridos a lo largo de la vida. Se va perdiendo el conocimiento de los objetos, de su uso, de los gestos, de la palabra. El trastorno de la memoria semántica se manifiesta en múltiples situaciones: ser capaz de repetir o leer una palabra pero no poder evocar su significado (denominación), mostrar extrañeza ante un objeto y no saber manipularlo (semántica de uso), ser incapaz de clasificar objetos, etc.

Conforme avanza la enfermedad de Alzheimer, en sus distintas fases se manifiesta un acusado deterioro del lenguaje:

Fase inicial:
  • Disminución de la riqueza expresiva, con parafasias.
  • Disminución en la iniciativa del habla.
  • Lenguaje menos conciso.
  • Repeticiones conceptuales.
  • Dificultad para encontrar las palabras (ANOMIA).
  • Dificultad para la comprensión compleja.
  • Alteraciones leves en la escritura.
  • Dificultades leves en la lectura. 
Fase moderada: 
  • Aumento empobrecimiento expresivo.
  • Aumenta la perseverancia en la comunicación de conceptos.
  • Circunloquios, ecolalias y jerga.
  •  Escasas comprensión sintáctica.
  •  Repetición levemente alterada.
  •  Lecto-escitura más alterada.
Fase avanzada:
  • Disminución severa del lenguaje espontáneo con aumento del número de errores.
  • Lenguaje incomprensible con estereotipias y aumento de ecolalias y palilalias.
  • Aumenta la Anomia.
  • La comprensión muy alterada, incluso para órdenes muy sencillas.
  • La lecto-escritura nula o casi desaparecida.
  • Conforme avanzada la enfermedad, aparece el síndrome afásico-apráxico-agnósico.
2. La comunicación con la persona que padece Alzheimer y otras demencias.

Comunicarse con una persona con Alzheimer es todo un reto. Con el fin de mantenerle en contacto con las personas que le rodean tendrá que motivarle a pesar de que sus funciones cognitivas estén muy reducidas.
Saber cómo hay que comunicarse es importante. Necesitará utilizar diferentes maneras para hacer que le lleguen los mensajes, porque la persona cada vez será más incapaz de expresar sus ideas en palabras y menos capaz de entender lo que se le está diciendo. El lenguaje verbal deberá ir acompañado de la comunicación no verbal. Teniendo en cuenta que una suave caricia (comunicación dérmica), movimientos corporales, la expresión de la cara… (kinesia) y el tono de su voz (paralenguaje)…etc, pueden conformar mensajes a los que la persona con Alzheimer puede que responda. Estas estrategias se deberán hacer a lo largo de toda la enfermedad, en todo momento y fases de la misma.

Deberemos tener en cuenta los principios generales de la comunicación y poner en prácticas las habilidades y estrategias comunicativas que en parte ya henos vistos cuando hemos tratado de los aspectos generales de la comunicación.

La comunicación con la persona con Alzheimer requiere de mucha paciencia y mucha imaginación. Las siguientes orientaciones pueden resultarle útiles:

2.1. El entorno

La comunicación siempre es más fácil si no están pasando otras cosas al mismo tiempo. Mantenga su domicilio tranquilo y silencioso. Por ejemplo, si la televisión o radio está distrayendo a la persona que padece la Enfermedad, apáguelo.

2.2. Cuando se acerque llama su atención

Acérquese a la persona despacio y de frente, háblele presentándose con su nombre y quién eres (0,46-1,20 metros; si entra en su espació intimo (menos de 46 cm) puede desencadenar una reacción no deseada "catastrófica". Suavemente, toque su mano o su brazo para llamar su atención. No empiece a hablar hasta que sepa que está preparado para escuchar.

2.3. Contacto ocular

Si es posible, siéntese frente a él, quédese así y mantenga el contacto ocular sonriendo, a la misma altura de su ojo; si mira desde arriba puede asustarse y, también, desencadenar una reacción catastrófica.

2.4. Hable despacio y claro

Utilice palabras sencillas y frases cortas. Hable claramente y despacio. Si la persona tiene problemas auditivos, acérquese y baje el tono de su voz. Y no le hable como si fuera un niño (edadismo).

2.5. Enviar un solo mensaje

Mantenga una conversación sencilla dependiendo de la fase de la enfermedad y de la evolución del lenguaje. No incluya muchos pensamientos e ideas al mismo tiempo. No dé muchas opciones. Las preguntas que se pueden contestar con un “si” o un “no” son mucho más fáciles de contestar que las preguntas abiertas. Repita la pregunta exactamente igual, si ha de hacerlo.

2.6. Atento a las reacciones
Las reacciones que tenga a lo que dice pueden darle una idea de lo que entiende. Ponga atención en las expresiones de su cara, a la comunicación no verbal.

2.7. Repita la información importante

Si la persona no ha entendido el mensaje en un primer momento, repítalo, utilizando las mismas palabras. No lo interrumpa y dele tiempo para contestar.

2.8. Háblele bien y enséñale objetos

Hable despacio y con un tono de voz adecuado. No grite, y mucho meno le riña. Muéstrele lo que quiere decir con palabras. Por ejemplo, si le va a lavar la cabeza, tenga el champú y la toalla en sus manos mientras se lo explica. Muéstrele objetos con valor sentimental, fotos, libros,..etc.

2.9. Hágale participar de las reuniones familiares.
La persona con alzheimer tiene que participar de los acontecimientos familiares, en todas las etapas la enfermedad, incluso en estado avanzado se deben reunir alrededor con precaución de no alterarlo.

10. La importancia de la comunicación no verbal
Un gesto, una caricia, una sonrisa, un beso, una lagrima, una mirada son elementos cargados de afectos que se convierten en los únicos vínculos comunicacionales afectivos cuando la persona esté sumida en un mutismo prácticamente absoluto.

Bibliografía:

    González-Cosío M. Manual para el cuidador de pacientes con demencia. Recomendaciones para un cuidado de calidad. Ed. Lundbeck, 2009.
    Junqué, C. Y Jurado, MA (1994) Envejecimiento y demencias ... Barcelona, ​​Martínez Roca .
    Perelló, J.: Trastornos del habla , 5.ª edición, Barcelona, Masson, 2004

    martes, 26 de junio de 2012

    Aspectos generales de la comunicación

    1. Concepto
    A la comunicación nos podemos acercar desde la lingüística, la psicología, la neurobiología y otras muchas disciplinas. Para los seres humanos saber  comunicarnos bien es la clave principal para un perfecto entendimiento entre personas o grupos.
    Etimológicamente, la palabra comunicación deriva del latín "communicare", que puede traducirse como "poner en común, compartir algo".En sentido amplio, todo en la Naturaleza se comunica. Todos los seres vivos, racionales o no, se comunican entre los de su misma especie y con el entorno que les rodea. Hasta tal punto es primordial la comunicación, que a más capacidad comunicativa de una especie más elevado es su grado evolutivo. Alcanzando su máximo nivel en los seres humanos.
    Si nos fijamos en los elementos que intervienen en la comunicación, la podemos definir como la transmisión de señales, a través de un canal, mediante un código común al emisor y al receptor, en un contexto determinado. Con la comunicación emitimos un mensaje que transmite ideas, emociones y sentimientos, necesidades y cualquier otro acontecimiento que deseemos dar a conocer. De aquí podemos deducir que la comunicación tiene dos funciones principales: 
    • Transmitir información (informativ  a).
    • Da a conocer emociones y sentimientos (emocional).
    En el tema que nos ocupa, la comunicación en la EA y otras demencias una comunicación eficaz es de importancia capital como veremos a lo largo del desarrollo del tema. En este sentido, lo primero es no confundir lenguaje con comunicación. Porque en los seres humanos no solo interviene el lenguaje verbal, sino el no verbal. Por poner un ejemplo, si una persona ve a otra desnuda se produce una midriasis (dilatación) pupilar que en principio denota un interés por parte del receptor del mensaje. Igual podríamos decir de los gestos, posturas, suspiros y quejidos. Sancho, nos dices en el Quijote: “Y quedose mi Señor suspirando…por Dulcinea”.

    2. El proceso de comunicación. Elementos
    En la comunicación intervienen diversos elementos que pueden facilitar o dificultar el proceso.

    • Emisor: la persona (o personas) que emite un mensaje.
    • Receptor: la persona (o personas) que recibe el mensaje.
    • Mensaje: contenido de la información que se envía.
    • Canal: medio por el que se envía el mensaje.
    • Código: signos y reglas empleadas para enviar el mensaje.
    • Contexto: situación en la que se produce la comunicación.
    La comunicación eficaz entre dos personas o grupo se produce cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor.

    3. Tipos de comunicación
    Las formas de comunicación humana pueden agruparse en dos grandes categorías: la comunicación verbal y la comunicación no verbal.


    3.1. La comunicación verbal se refiere a las palabras que utilizamos y a las inflexiones de nuestra voz (tono de voz).

    • Palabras (lo que decimos)
    • Tono de nuestra voz
    3.2. La no comunicación verbal
    No es fácil realizar una definición de lo que es la comunicación no verbal, algunos autores la llaman “conducta no verbal”, siendo la comunicación uno de los componentes de esa conducta. Podemos decir que es “un conjunto de medios de comunicación existentes entre individuos vivos que no usan lenguaje humano o sus derivados sonoros (escritos, signos…)”.


    3.2.1 El término no verbal abarca diferentes ámbitos o sistemas:

    • Paralingüistica o paralenguaje, es el componente vocal del discurso, una vez se le ha eliminado su contenido. Comprenden el timbre o cualidad individual de la voz, el ritmo, la prosodia (entonación y pausas), y la intensidad.
    • La quinésica o Kinésica (kinesia), comprende los movimientos y posturas corporales, incluidos la mirada y el contacto corporal.
    • La proxémica (proxemia), comprende la concepción, la estructuración y uso del espacio (proximidad al interlocutor).
    • La cronémica, la concepción, la estructuración y el uso del tiempo.
    • El paraleguaje y la quinesia son sistemas básicos o primarios van ligados a cualquier acto de comunicación humana, ya que se ponen en funcionamiento a la vez que el sistema verbal para producir cualquier enunciado; el proxémico y el cronémico, son sistemas secundarios o culturales, dado que actúan, generalmente, modificando o reforzando el significado de los elementos de los sistemas básicos, ofreciendo información social o cultural.
    3.2.2 Otros sistemas que pueden intervenir en la comunicación son:

    • El químico, lágrimas, humedecimiento de ojos o de labios, sudor corporal etc.
    • El dérmico, sonrojo o rubor, palidez, sequedad e irritación cutánea.
    • El dérmico, cambios de temperatura corporal.
    4. Técnicas de comunicación eficaz
    Cuando hablamos, las palabras que utilizamos solo aportan a la totalidad del mensaje el 7%; el paralenguaje (cómo las decimos, tono, volumen, etc.) el 38%; los gestos y toda nuestra comunicación no verbal, el 55%.
     
    Así pues, en la captación de un mensaje no es tan importante lo que decimos sino como lo de decimos. Algunas de las estrategias que podemos utilizar para una comunicación eficaz son:

    4.1. La escucha activa

    En la comunicación uno de los principios fundamentales es saber escuchar pero no es nada sencillo, y en muchos de los problemas comunicativos que tenemos, se deben precisamente a que no sabemos escuchar. Y esto es debido a varios factores, primero porque pensamos que se escucha de manera automática, y segundo porque estamos más preocupados por lo que vamos a decir nosotros que de lo que dice nuestro interlocutor.


    Escuchar activamente supone un gran esfuerzo, si no lo hacemos perdemos la lo principal de la comunicación que es compartir ideas, pensamientos, emociones y sentimientos.

    La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla.

    Elementos que facilitan la escucha activa:

    • Disposición psicológica: prepararse interiormente para escuchar.  
    • Observar al otro: identificar el contenido de lo que dice, los objetivos y los sentimientos.
    • Expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal (ya veo, umm, uh, etc.) y no verbal (contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).
    Elementos a evitar en la escucha activa:
    Cuando estamos en pleno proceso comunicativo, hacia la mitad de la conversación se produce una disminución de nuestra atención. Puede ser porque nos distraemos, por cansancio y es en ese momento donde tenemos que hacer un esfuerzo para seguir escuchando activamente. Hay algunos elementos que hay que evitar en la escucha activa, y algunos de estos son:

    • No interrumpir al que habla.
    • No juzgar.
    • No contar "tu historia" cuando el otro necesita hablarte.
    • No contraargumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento mal" y tú respondes "y yo también".
    • No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
    • No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te preocupes, eso no es nada".
    • Evitar el todo lo sabe, "síndrome del experto": ya tienes las soluciones y respuestas al problema de la su interlocutor, antes incluso de acabar.
    4.2. Habilidades para la escucha activa:
    4.2.1. La empatía

    Una de las estrategias de la escucha activa es escuchar de manera activa las emociones de los demás, tratando de ponernos “en su lugar”, “meternos en sus zapatos” o "meternos en su pellejo", es decir “escuchar con el corazón” comprendiendo y entendiendo los motivos, en definitiva entender lo que siente la otra persona. Podemos reforzar nuestra actitud empática con frases como: “entiendo lo que sientes”, “noto que...”.

    4.2.2. La asertividad

    Una persona asertiva es aquella que afirma o dar una opinión con certeza. Al mismo tiempo es una estrategia y un estilo de comunicación ubicado o interpuesto entre dos comportamientos extremo: la comunicación agresiva y la comunicación pasiva. Se dice que es un comportamiento comunicacional maduro en el que mantenemos nuestras opiniones y derechos pero siempre respetando al otro.

    La asertividad se puede aprender emocionalmente como estrategia de comunicación o también refleja una autoconfianza o autoestima. Si nos comunicamos con asertividad nuestras expresiones son sencillas y directas, claras y conscientes y, sobretodo, equilibradas. Nuestro objetivo fundamental es expresar nuestras emociones y sentimientos respecta a nuestro/a interlocutor/a.

    Veamos algunos ejemplos de comunicación asertiva

    Situación 1.

    Un paciente nos dice que se encuentra mejor y pide, en contra de la orden médica, que por favor le levantemos y le sentemos.

    Le damos una de las siguientes respuestas:

    Respuesta 1:

    “- No es posible. Comprendo su interés por levantarse, pero no es lo indicado en la orden médica”. Es una comunicación asertiva, sería la correcta.

    Respuesta 2:

    “- No, no es lo indicado”. Comunicación agresiva.

    Respuesta 3:

    “- Bueno... no lo sé. Ya veremos lo que se puede hacer”. Pasiva.


    Situación 2.

    Estás hablando con un paciente y su compañero de habitación te está interrumpiendo constantemente. Al final, le das una respuesta a este último.

    Respuesta 1:

    “- ¡Cállate! ¿No ves que estoy hablando?” Agresiva.

    Respuesta 2:

    “- Sí, dime qué es lo que quieres”. Pasiva.

    Respuesta 3:

    “- Si no le importa, voy a terminar con este paciente y ahora le atiendo.” Asertiva, es la correcta.


    Parafrasear

    Este concepto significa confirmar o decir con las palabras propias lo que parece que el emisor quiere y acaba de decir. El parafrasear ayuda en el proceso de escucha activa a comprender lo que la otra persona está diciendo y permite verificar si realmente se está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice. Un ejemplo de parafrasear puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba era que...”, “¿Quieres decir que te sentiste...?”.

    Emitir palabras de refuerzo o cumplidosPueden definirse como verbalizaciones que suponen un halago para la otra persona que actúan como o refuerzo de su discurso al transmitir que uno aprueba, está de acuerdo, comparte o comprende lo que acaba de decir. Ejemplo: "Me encanta hablar contigo". También frases menos directas ayudan a transmitir el interés por la conversación: "Bien", "¡Estupendo!".

    Resumir
    Con esta habilidad comunicativa expresamos a la otra persona nuestro grado de comprensión o que necesitamos más aclaración. Ejemplos: "Si no te he entendido mal...", "O sea, que lo que me estás diciendo es...", "A ver si te he entendido bien....". Expresiones de aclaración serían: "¿Es correcto?", "¿Estoy en lo cierto?"


    4.3. Otras habilidades que mejoran la comunicación

    Cuidar mucho la comunicación no verbal. Para ello, tendremos en cuenta lo siguiente:

    • La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Decir " ya sabes que te quiero" con cara de fastidio dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada.
    • Contacto visual. Es el porcentaje de tiempo que se está mirando a los ojos de la otra persona. El contacto visual debe ser frecuente, pero no exagerado, no mas de 10 segundo cada vez.
    • Afecto. Es el tono emocional adecuado para la situación en la que se está interactuando. Adecuado tono de voz, con expresión facial y el volumen de voz (ni muy alto ni muy bajo).
    • Al criticar a otra persona, hablar de lo que hace, no de lo que es. Las etiquetas no ayudan a que la persona cambie, sino que refuerzan sus defensas. Hablar de lo que es una persona sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Eres un desastre"; mientras que hablar de lo que hace sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Últimamente te olvidas mucho de las cosas".
    • No hablar del pasado. Sacar a relucir los “trapos sucios”, no sólo no aporta nada provechoso, sino que despierta malos sentimientos. El pasado sólo debe sacarse a colación constructivamente, para utilizarlo de modelo cuando ha sido bueno e intentamos volver a poner en marcha conductas positivas quizá algo olvidadas. Pero es evidente que el pasado no puede cambiarse; por tanto hay que dirigir las energías al presente y al futuro.
    • Ser específico. Es una habilidad muy importante, ser específico, concreto, preciso. Tras una comunicación específica, hay cambios; es una forma concreta de avanzar. Cuando se es inespecífico, es difícil consiguir el objetivo comunicativo. Si por ejemplo, nos sentimos solos/as y deseamos más tiempo para estar con nuestra pareja, no le diga únicamente algo así: “No me haces caso”, “Me siento solo/a”, “Siempre estás ocupado/a”. Aunque tal formulación exprese un sentimiento, si no hacemos una propuesta específica, probablemente las cosas no cambiarán. Sería apropiado añadir algo más. Por ejemplo: “¿Qué te parece si ambos nos comprometemos a dejar todo lo que tenemos entre manos a las 8 de la noche, y así podremos cenar juntos y charlar?”.
    • Evitar las generalizaciones. Los términos "siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y tienden a formar etiquetas. Es mucho mejor decir: "últimamente te veo algo ausente" que "siempre estás en las nubes". Para ser justos y honestos, para llegar a acuerdos, para producir cambios, resultan más efectivas expresiones del tipo: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”.
    • Ser breve. Repetir varias veces lo mismo con distintas palabras, o alargar la exposición, no es agradable para quién escucha. Produce la sensación de ser tratado como alguien de pocas luces o como un niño. En todo caso, corre el peligro de que le rehúya por pesado cuando empiece a hablar. Hay que recordar que.
    • Elegir el lugar y el momento adecuados. En ocasiones, un buen estilo comunicativo, un modelo coherente o un contenido adecuado pueden irse al traste si no hemos elegido el momento adecuado para transmitirlo o entablar una relación. Es importante cuidar algunos aspectos que se refieren al momento en el que se quiere establecer la comunicación:
    • El ambiente: el lugar, el ruido que exista, el nivel de intimidad, etc.
    • Si vamos a criticar o pedir explicaciones debemos esperar a estar a solas con nuestro interlocutor.
    • Si vamos a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas significativas.
    • Si ha comenzado una discusión y vemos que se nos escapa de las manos o que no es el momento apropiado utilizaremos frases como: “si no te importa podemos seguir discutiendo esto en... más tarde”.

    Discutir los temas de uno en uno. No "aprovechar" que se está discutiendo, por ejemplo sobre la impuntualidad de la pareja, para reprocharle de paso que es un despistado/a, que no es amable, que no es detallista, un olvidadizo/a y que no es cariñoso/a.

    No ir acumulando emociones negativas sin comunicarlas. Ya que producirían un estallido que conduciría a una hostilidad destructiva y una relación poco saludable.


    Bibliografía:

    CIBANAL, Luís (2006). Teoría de la comunicación humana.
    GALINDO, Jesús (2008). Comunicación, ciencia e historia. Mcgraw hill.
    Knapp, Mark L. (1995). La communication no verbal : El cuerpo y el entorno. Ediciones Paidós Ibérica.
    OLIVAR ZÚÑIGA, Antonio (2006). Fundamentos teóricos de la comunicación.

    lunes, 28 de mayo de 2012

    La apatía en la enfermedad de Alzheimer

    1. Concepto
    No es fácil distinguir entre depresión y apatía, ambas presentan falta de motivación, aunque en la depresión puede faltar, en la apatía siempre está presente.

    En una persona en la que observamos déficit motivacional puede ocurrir que sea un síndrome apático, con toda sus sintomatología, una depresión con síntomas de apatía o ambas cosas al mismo tiempo. Y es que la apatía la podemos considerar como un síntoma o como un síndrome. Cunado aparece como síndrome se constituye en el problema principal y la gravedad y manifestación es mayor que como síntoma.

    En este artículo ahondaremos en la apatía pero referida fundamentalmente a la enfermedad de Alzheimer (EA) como síndrome conductual para distinguirla de la depresión que es una disminución del estado de ánimo.

    Según (Marin R, 1991- Clarke D, 2008) la apatía se define como un síndrome neuroconductual complejo que se caracteriza por un déficit persistente de la motivación.

    En (Tagariello P, 2009) la apatía es un déficit motivacional primario que hay que diferenciarlo de la depresión y de la discapacidad funcional que aparece en el trastorno cognitivo.

    Para (Levy,R y Dubois,B. 2006) la apatía es la “reducción cuantitativa de las conductas autogeneradas voluntarias y propositivas”. Distinguiendo, estos autores tres dimensiones: aplanamiento emocional-afectivo, inercia cognitiva y déficit en pensamiento y conductas autogeneradas.

    El modelo conceptual de la apatía que en la actualidad más se sigue es el de Levy,R y Dubois,B. Es decir, no definirla como una falta de motivación puesto que esta definición consiste sólo en una interpretación psicológica de un cambio conductual. Sino como un síndrome conductual observable caracterizado por una disminución cuantitativa de las conductas voluntarias y propositivas. En este sentido hay que tener en cuenta el patrón conductual anterior de la persona y, además, esta modificación puede suceder en ausencia de cambios físicos o contextuales y además debería ser reversible ante la estimulación externa.

    Para otros autores, la apatía puede ser un predictor de mayor deterioro cognitivo y un síntoma de sospecha de demencia en los casos de DCL (Turró-Garriga O, 2009).

    2. Epidemiología 
    Existen estudios de la prevalencia de la apatía en la enfermedad de Alzheimer (EA). Sin embargo los datos epidemiológicos obtenidos son dispares, porque se usan escalas de medición distintas y las características de la muestra como heterogeneidad y el estadio de evolución de la enfermedad. Sin embargo la mayoría de los autores reconoce la alta frecuencia de la apatía en la enfermedad de Alzheimer (EA).

    En un estudio realizado por (Mega MG,1996, Cummings JL, 1996) el comportamiento más común fue la apatía, que se manifestó en un 72% de los pacientes, seguido de agitación (60%), ansiedad (48%), irritabilidad (42%), la disforia y la conducta motora aberrante (ambos 38%), desinhibición (36 %), alucinaciones (22%) y alucinaciones (10%). La agitación, disforia, apatía, y la conducta motora aberrante, se correlacionó significativamente con deterioro cognitivo leve (DCL).

    Para (Turró-Garriga O, 2009) el 92% de las personas  afectadas de EA presentan apatía a lo largo de la enfermedad.

    En el deterioro cognitivo ligero (DCL), la apatía aparece con una frecuencia de hasta un 19%, y son las personas con DCL apáticos los más propensos a desarrollar una demencia establecida (Baquero M, 2004, Apostolova LG,2008).

    Recientemente ha sido presentado el estudio TRACA de la Fundación Alzheimer España (FAE), realizado sobre 1.200 cuidadores, que ha demostrado que la apatía afecta al 99% de las personas con enfermedad de Alzheimer. "Hemos descubierto que este trastorno es más frecuente de lo que aseguran las investigaciones médicas", ha explicado el secretario general de la fundación, el doctor Jack Selmes. También afirma que el estado depresivo afecta al 86% de los pacientes según el estudio TRACA. Así que establecer un diagnóstico diferencial temprano es prioritario porque para el tratamiento de la depresión hay fármacos eficaces.

    3. La apatía en la enfermedad de Alzheimer
    La apatía que forma parte de los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) asociados a la demencia tipo Alzheimer (DTA) que a menudo es difícil de distinguir de una depresión, es de difícil manejo pudiendo ser especialmente estresante para el cuidador aunque a primera vista pareciera que es beneficio para el cuidador por la quietud que a veces manifiesta el paciente pero que no tiene nada que ver con déficit motor.

    La mayoría de las personas con demencia y especialmente las que padecen la Enfermedad de Alzheimer, en algún momento de la enfermedad, sufren una insidiosa y progresiva pérdida de interés por su cuidado personal, por sus actividades, falta de iniciativa, aislamiento social, no conversan, retraimiento social, falta de iniciativa, conversan menos o manifiestan un aplanamiento emocional.

    Establecer un diagnóstico diferencial precoz es importante para una intervención temprana farmacológica o no farmacológica.

    La apatía suele aparece precozmente en la demencia, no desparece a lo largo de la evolución, aunque puede mejorar con algunas TNF´s, como la arteterapia y musicoterapia, y además está fuertemente asociada a la gravedad de la demencia, tanto a nivel cognitivo como funcional.

    Existe evidencia clínica de que los pacientes apáticos presentan mayor deterioro funcional en cuanto a actividades de la vida diaria de lo que pudiera corresponder al grado de severidad del deterioro cognitivo que presenta. Además, la presencia de apatía se asocia a una mayor frecuencia y gravedad de otros SPCD, como la depresión, la desinhibición, las alucinaciones y la agresividad. La apatía está presente a lo largo de toda la enfermedad y su prevalencia aumenta en los estadios avanzados.

    Por otro lado, el síndrome de la apatía se relaciona con un deterioro funcional de los pacientes y el estrés que presenta casi todos los cuidadores. Su manifestación tiene que ver con el lóbulo frontal, parece ser que está relacionada con la deficiencia colinérgica y cambios neuropatológicos en las regiones frontales del cerebro. (Boyle PA , Malloy PF (2004).

    4. Diagnóstico
    La apatía no se menciona en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) y en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) no se incluye una definición específica del término apatía, que solo hace referencia a un cambio de la personalidad relacionado con una condición médica general.

    Las escalas actuales más usadas que valoran exclusivamente la apatía son las siguientes: Entrevista Clínica Estructurada para la apatía (Structured Clinical Interview for Apathy, SCIA), la Escala de Evaluación de la apatía (Apathy Evaluation Scale, AES), la Escala de apatía (Apathy Scale, AS), el Inventario de la apatía (Apathy Inventory, AI), Entrevista de evaluación de la apatía en la demencia (Dementia Apathy Interview and Rating, DAIR) y la Escala Lille de evaluación de la apatía (de Lille Rating Scale, LARS).

    Todas ellas están inspirada en el modelo conceptual de apatía de (Marin, 1991): “reducción de la motivación no justificada por una alteración del nivel de conciencia, deterioro cognitivo o distrés emocional”.

    Para Marin el eje fundamental de su modelo es la motivación, con una reducción de como mínimo de 4 semanas. Partiendo de este concepto, propone: a) disminución o reducción de la conducta dirigida a un fin o meta concreta; b) disminución o reducción de la actividad cognitiva dirigida a un fin o meta concretos; c) disminución o reducción de la respuesta emocional.

    También hay que tener presente aquellos síntomas o situaciones que pueden simular apatía: abulia, anhedonia, depresión, etc. y con situaciones no neuropsiquiátricas de carácter transitorio.

    El problema es que la motivación no es una variable observable, sino un constructo hipotético, que inferimos a partir de las manifestaciones de la conducta, y esa inferencia puede ser acertada o equivocada, siendo esto el punto débil del modelo teórico de Marin.

    Basándose en el modelo teórico de Levy y Dubois se ha creado la escala APADEM-NH-66 (Apatia en Demencia-Nursing Home) que tiene validez y fiabilidad para evaluar la apatía en la enfermedad de Alzheimer y comprende tres subescalas, abarcando las tres dimensiones de la apatía propuestos por Levy y Dubois: aplanamiento emocional (AE), inercia cognitiva (IC) y déficit del pensamiento y conductas autogeneradas (DP) pudiendo ser aplicada a lo largo de toda la enfermedad (Aguera-Ortiz, L.F et al, 2010).

    La APADEM-NH-66 es un instrumento heteroaplicado que esta diseñado para las personas institucionalizadas que recoge la información de los cuidadores profesionales que son los que mejor conoce al enfermo. Este informador no es médico ni diplomado universitario en enfermería. Tampoco familiar por la introducción de variables subjetivas (Aguera-Ortiz, L.F et al, 2010).

    5. Intervención
    En todos los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) asociados a la demencia tipo Alzheimer y entre ellos la apatía es preferible, siempre que se pueda, estrategias no farmacológicas, entre otras cosas porque solo responde alrededor de un 30%. Entre estas técnicas está la psicoestimulación cognitiva para aprovechar las capacidades residuales de la persona. Las técnicas conductuales, la terapia con mascotas son de gran utilidad.

    Un estudio multicéntrico a un total de 146 personas con demencia institucionalizados o en centro de día, en los que fueron asignados al azar a la intervención inicial (la música y la terapia del arte y la actividad psicomotora) se obtuvo mejoría muy notable en la apatía moderada (Ferrero-Arias J , Goñi-Imízcoz M , González-Bernal J , Lara-Ortega F , da Silva-González A , Díez-López M 2011).

    Las personas con apatía que participan en las actividades de un centro de día especializado son muy beneficiosas ya que inciden en su resocialización. El cambio de entorno (de casa al centro de día) donde aparece un nuevo contexto relacional puede mejorar el síndrome apático.

    En el domicilio los cuidadores de las personas con apatía pueden organizarles actividades que le resulten recreativas y placenteras, esto aumentará su estado de ánimo. Si la persona enferma no desea cooperar en algo es preferible no insistir y volver a intentarlo más tarde mientras tanto se puede ocupar en otra actividad o distraerle. La actividad física moderada y la relación con familiares y amigos son muy beneficiosas.

    En el caso que sea conveniente utilizar el tratamiento farmacológico para el tratamiento de la apatía, la mayoría de autores recomiendan el uso de fármacos anticolinesterásicos o antidepresivos.

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