La alegría, la tristeza, la ira y el miedo son cuatro emociones básicas. Cada una tiene diversas manifestaciones, así la tristeza está relacionada con la amargura, la aflición, la pena..., la ira con la irritabilidad, el cólera, el furor..., el miedo con la incertidumbre, el pánico,..y la alegría se puede convertir en diversión, deleite, dicha, satisfacción,...
Nuestra salud mental y emocional depende de varios factores. De todos, hay cuatro, que si bien siempre son importante, ahora tienen mayor importancia, en la situación de confinamiento en la que nos encontramos. Me refiero:
Primero, la Alimentación, que debe ser completa, equilibrada, suficiente, variada, segura y adecuada a las características de la persona y a sus circunstancias, como la edad, el sexo, la constitución corporal, la actividad física y la historia clínica de cada uno, así como los hábitos alimentarios, el estilo de vida, el lugar de residencia y la época del año.
Debemos estar bien hidratados, bebiendo al menos, ocho vasos de agua al día.
Hay que tener mucho cuidados con los tóxicos, huir del tábaco y el alcohol, beber con mucha moderación y responsabilidad.
Segundo, la actividad física y ejercicios, adecuados, también, a nuestras circuntancias personales: edad, salud, enfermedad, estados fisiológicos. Al menos treinta minutos diarios. Los beneficios son muchos y buenos para nuestro organismo.
Tercero, las relaciones familaires y sociales, que a pesar del aislamiento físico y la distancia social, practicamos en estos días, a través de distintos medios. Las TIC (tecnologías de la información y comunicación) nos acerca a familaires y amigos.
Y, cuarto, el descanso y el sueño. No hay que confundir el descanso con la inactividad, se puedo está realizando una actividad y se puede estar descansando, aunque requiere tranquilidad, relajación libre de estrés emocional y de ansiedad. Cada persona entiende el descanso de manera diferente. Unos leen, otros hacen ejercicios de relajación, otros pasean por la casa, ven alguna actividad lúdica o cultural.
Pero en estos días que nos toca vivir, dolidos por lo que ocurre, nos sentimos como si hubieramos perdido el control de nuestras cosas y nuestras vidas, es difícil concilair el sueño, mucho más para los que padecen de inmsonio. Per dormir es tan importante, que nos pasamos durmiendo una tercera parte de nuestras vidas. Sabemos que durante el sueño tienen lugar cambios en las funciones somáticas y en los procesos mentales de vital importancia para el equilibrio psíquico y físico de las personas. El cuerpo y la psiquis se recuperan con las distintas fases del sueño, por el contrario la falta inciden en el buen funcionamiento de nuestras actividades cognitivas como son la atención, la memoria y la creatividad.
Estos cuatro factores mencionados son buenos para nuestro cuerpo y para el corazón, y lo que es bueno para el corazón, es bueno para nuestro cerebro y, por tanto, para nuestra salud mental y bienestar emocional.
No es lo mismo estar alegre que ser feliz. La alegría es un bienestar momentáneo, aunque hay personas más alegres que otras. Cuando tenemos paz interior, bienestar emocional y satisfacción personal nos sentimos felices. Es un estado de ánimo positivo. Pero la felicidad humana, nunca es completa.
Primero, la Alimentación, que debe ser completa, equilibrada, suficiente, variada, segura y adecuada a las características de la persona y a sus circunstancias, como la edad, el sexo, la constitución corporal, la actividad física y la historia clínica de cada uno, así como los hábitos alimentarios, el estilo de vida, el lugar de residencia y la época del año.
Debemos estar bien hidratados, bebiendo al menos, ocho vasos de agua al día.
Hay que tener mucho cuidados con los tóxicos, huir del tábaco y el alcohol, beber con mucha moderación y responsabilidad.
Segundo, la actividad física y ejercicios, adecuados, también, a nuestras circuntancias personales: edad, salud, enfermedad, estados fisiológicos. Al menos treinta minutos diarios. Los beneficios son muchos y buenos para nuestro organismo.
Tercero, las relaciones familaires y sociales, que a pesar del aislamiento físico y la distancia social, practicamos en estos días, a través de distintos medios. Las TIC (tecnologías de la información y comunicación) nos acerca a familaires y amigos.
Y, cuarto, el descanso y el sueño. No hay que confundir el descanso con la inactividad, se puedo está realizando una actividad y se puede estar descansando, aunque requiere tranquilidad, relajación libre de estrés emocional y de ansiedad. Cada persona entiende el descanso de manera diferente. Unos leen, otros hacen ejercicios de relajación, otros pasean por la casa, ven alguna actividad lúdica o cultural.
Pero en estos días que nos toca vivir, dolidos por lo que ocurre, nos sentimos como si hubieramos perdido el control de nuestras cosas y nuestras vidas, es difícil concilair el sueño, mucho más para los que padecen de inmsonio. Per dormir es tan importante, que nos pasamos durmiendo una tercera parte de nuestras vidas. Sabemos que durante el sueño tienen lugar cambios en las funciones somáticas y en los procesos mentales de vital importancia para el equilibrio psíquico y físico de las personas. El cuerpo y la psiquis se recuperan con las distintas fases del sueño, por el contrario la falta inciden en el buen funcionamiento de nuestras actividades cognitivas como son la atención, la memoria y la creatividad.
Estos cuatro factores mencionados son buenos para nuestro cuerpo y para el corazón, y lo que es bueno para el corazón, es bueno para nuestro cerebro y, por tanto, para nuestra salud mental y bienestar emocional.
No es lo mismo estar alegre que ser feliz. La alegría es un bienestar momentáneo, aunque hay personas más alegres que otras. Cuando tenemos paz interior, bienestar emocional y satisfacción personal nos sentimos felices. Es un estado de ánimo positivo. Pero la felicidad humana, nunca es completa.
Tener un estado de felicidad completo, es imposible. Por ejemplo, Sigmund Freud, afirmaba que la felicidad era algo utópico y que lo máximo que el ser humano podría alcanzar sería una felicidad parcial. Así, que tenemos que luchar, día a día, por ser felices.
Pero la pregunta que todos los seres humanos nos hacemos es que necesitamos para ser felices: podemos decir que cada persona es feliz a su manera.
En este sentido, seguro que los lectores de este escrito, serán felices de maneras diferentes. Pero algo habrá en común, que casi todos compartiremos, para ser felices o al menos tener momentos de felicidad.
Y, ese algo, lo escribía el teólogo Thomas Chalmer, cuando afirmaba: «La dicha consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quién amar y alguna cosa que esperar».
Y, ese algo, lo escribía el teólogo Thomas Chalmer, cuando afirmaba: «La dicha consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quién amar y alguna cosa que esperar».
A estos tres ingredientes, podríamos añadir otros muchos, pero destacaría dos más: disfrutar y agradecer. Estas cinco palabras serían los ejes de la felicidad.
Tener algo que hacer
Tener ilusiones, sueños e inquietudes e intentar realizarlos. Sobre todo haciendo lo que más nos gusta. Y poniendo pasión en ello. El no tener nada que hacer nos lleva al aburrimiento, al aislamiento, la temidad soledad no deseada y, hacia la tristeza y la depresión. En las personas mayores el tener “algo que hacer” es fundamental para un envejecimiento saludable.
Tener alguien a quien amar
Amar y ser amado/a. Pero un amor real, sin toxicidad, razonado. El amor a nuestra pareja, familia, amigos, animales y, por supuesto, a la naturaleza en su conjunto, nos hace felices.
Tener algo que esperar
La esperazanza de que algo bueno va ocurrir. El deseo que se cumpla nuestros objetivos y nuestras metas, las ilusiones y la inquietudes. Pero, sin obsesionando por con el futuro, viviendo el presente, gestionándo adecuadamente las emociones, potencciando las positivas y canalizando las negativas.
Tener la convicción de disfrutar
Cuando queremos conseguir algo, tenemos que recorrer un camino, y tan importante es éste como la la meta. De este modo, aunque no consigamos lo deseado, no será un fracaso, porque hemos disfrutado del viaje y hemos aprendido, seguro, algo nuevo,
Y, Agradecer
Es un sentimiento de estima, de reconocimiento y agradecimiento, que debemos mostrar siempre, hacia quien nos hace un bien o prestado un servicio.
En estos días difíciles, a causa del coronavirus, con miles de fallecidos, sentimos que nuestra salud y nuestra vida, están amenazadas de muerte. El hecho de salir a nuestros balcones a aplaudir a quiénes están en primera línea, agradecer su abnegación y profesionalidad, no solamente da ánimo a estos profesionales, sino que nos sentimos reconfortados, y son momentos de alegría en el que todos nos aplaudimos.
Nuestra Esperanza nos es ciega, sabemos que todos de una u otra manera, trabajamos para ser felices.
Nuestra Esperanza nos es ciega, sabemos que todos de una u otra manera, trabajamos para ser felices.