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lunes, 28 de mayo de 2012

La apatía en la enfermedad de Alzheimer

1. Concepto
No es fácil distinguir entre depresión y apatía, ambas presentan falta de motivación, aunque en la depresión puede faltar, en la apatía siempre está presente.

En una persona en la que observamos déficit motivacional puede ocurrir que sea un síndrome apático, con toda sus sintomatología, una depresión con síntomas de apatía o ambas cosas al mismo tiempo. Y es que la apatía la podemos considerar como un síntoma o como un síndrome. Cunado aparece como síndrome se constituye en el problema principal y la gravedad y manifestación es mayor que como síntoma.

En este artículo ahondaremos en la apatía pero referida fundamentalmente a la enfermedad de Alzheimer (EA) como síndrome conductual para distinguirla de la depresión que es una disminución del estado de ánimo.

Según (Marin R, 1991- Clarke D, 2008) la apatía se define como un síndrome neuroconductual complejo que se caracteriza por un déficit persistente de la motivación.

En (Tagariello P, 2009) la apatía es un déficit motivacional primario que hay que diferenciarlo de la depresión y de la discapacidad funcional que aparece en el trastorno cognitivo.

Para (Levy,R y Dubois,B. 2006) la apatía es la “reducción cuantitativa de las conductas autogeneradas voluntarias y propositivas”. Distinguiendo, estos autores tres dimensiones: aplanamiento emocional-afectivo, inercia cognitiva y déficit en pensamiento y conductas autogeneradas.

El modelo conceptual de la apatía que en la actualidad más se sigue es el de Levy,R y Dubois,B. Es decir, no definirla como una falta de motivación puesto que esta definición consiste sólo en una interpretación psicológica de un cambio conductual. Sino como un síndrome conductual observable caracterizado por una disminución cuantitativa de las conductas voluntarias y propositivas. En este sentido hay que tener en cuenta el patrón conductual anterior de la persona y, además, esta modificación puede suceder en ausencia de cambios físicos o contextuales y además debería ser reversible ante la estimulación externa.

Para otros autores, la apatía puede ser un predictor de mayor deterioro cognitivo y un síntoma de sospecha de demencia en los casos de DCL (Turró-Garriga O, 2009).

2. Epidemiología 
Existen estudios de la prevalencia de la apatía en la enfermedad de Alzheimer (EA). Sin embargo los datos epidemiológicos obtenidos son dispares, porque se usan escalas de medición distintas y las características de la muestra como heterogeneidad y el estadio de evolución de la enfermedad. Sin embargo la mayoría de los autores reconoce la alta frecuencia de la apatía en la enfermedad de Alzheimer (EA).

En un estudio realizado por (Mega MG,1996, Cummings JL, 1996) el comportamiento más común fue la apatía, que se manifestó en un 72% de los pacientes, seguido de agitación (60%), ansiedad (48%), irritabilidad (42%), la disforia y la conducta motora aberrante (ambos 38%), desinhibición (36 %), alucinaciones (22%) y alucinaciones (10%). La agitación, disforia, apatía, y la conducta motora aberrante, se correlacionó significativamente con deterioro cognitivo leve (DCL).

Para (Turró-Garriga O, 2009) el 92% de las personas  afectadas de EA presentan apatía a lo largo de la enfermedad.

En el deterioro cognitivo ligero (DCL), la apatía aparece con una frecuencia de hasta un 19%, y son las personas con DCL apáticos los más propensos a desarrollar una demencia establecida (Baquero M, 2004, Apostolova LG,2008).

Recientemente ha sido presentado el estudio TRACA de la Fundación Alzheimer España (FAE), realizado sobre 1.200 cuidadores, que ha demostrado que la apatía afecta al 99% de las personas con enfermedad de Alzheimer. "Hemos descubierto que este trastorno es más frecuente de lo que aseguran las investigaciones médicas", ha explicado el secretario general de la fundación, el doctor Jack Selmes. También afirma que el estado depresivo afecta al 86% de los pacientes según el estudio TRACA. Así que establecer un diagnóstico diferencial temprano es prioritario porque para el tratamiento de la depresión hay fármacos eficaces.

3. La apatía en la enfermedad de Alzheimer
La apatía que forma parte de los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) asociados a la demencia tipo Alzheimer (DTA) que a menudo es difícil de distinguir de una depresión, es de difícil manejo pudiendo ser especialmente estresante para el cuidador aunque a primera vista pareciera que es beneficio para el cuidador por la quietud que a veces manifiesta el paciente pero que no tiene nada que ver con déficit motor.

La mayoría de las personas con demencia y especialmente las que padecen la Enfermedad de Alzheimer, en algún momento de la enfermedad, sufren una insidiosa y progresiva pérdida de interés por su cuidado personal, por sus actividades, falta de iniciativa, aislamiento social, no conversan, retraimiento social, falta de iniciativa, conversan menos o manifiestan un aplanamiento emocional.

Establecer un diagnóstico diferencial precoz es importante para una intervención temprana farmacológica o no farmacológica.

La apatía suele aparece precozmente en la demencia, no desparece a lo largo de la evolución, aunque puede mejorar con algunas TNF´s, como la arteterapia y musicoterapia, y además está fuertemente asociada a la gravedad de la demencia, tanto a nivel cognitivo como funcional.

Existe evidencia clínica de que los pacientes apáticos presentan mayor deterioro funcional en cuanto a actividades de la vida diaria de lo que pudiera corresponder al grado de severidad del deterioro cognitivo que presenta. Además, la presencia de apatía se asocia a una mayor frecuencia y gravedad de otros SPCD, como la depresión, la desinhibición, las alucinaciones y la agresividad. La apatía está presente a lo largo de toda la enfermedad y su prevalencia aumenta en los estadios avanzados.

Por otro lado, el síndrome de la apatía se relaciona con un deterioro funcional de los pacientes y el estrés que presenta casi todos los cuidadores. Su manifestación tiene que ver con el lóbulo frontal, parece ser que está relacionada con la deficiencia colinérgica y cambios neuropatológicos en las regiones frontales del cerebro. (Boyle PA , Malloy PF (2004).

4. Diagnóstico
La apatía no se menciona en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) y en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) no se incluye una definición específica del término apatía, que solo hace referencia a un cambio de la personalidad relacionado con una condición médica general.

Las escalas actuales más usadas que valoran exclusivamente la apatía son las siguientes: Entrevista Clínica Estructurada para la apatía (Structured Clinical Interview for Apathy, SCIA), la Escala de Evaluación de la apatía (Apathy Evaluation Scale, AES), la Escala de apatía (Apathy Scale, AS), el Inventario de la apatía (Apathy Inventory, AI), Entrevista de evaluación de la apatía en la demencia (Dementia Apathy Interview and Rating, DAIR) y la Escala Lille de evaluación de la apatía (de Lille Rating Scale, LARS).

Todas ellas están inspirada en el modelo conceptual de apatía de (Marin, 1991): “reducción de la motivación no justificada por una alteración del nivel de conciencia, deterioro cognitivo o distrés emocional”.

Para Marin el eje fundamental de su modelo es la motivación, con una reducción de como mínimo de 4 semanas. Partiendo de este concepto, propone: a) disminución o reducción de la conducta dirigida a un fin o meta concreta; b) disminución o reducción de la actividad cognitiva dirigida a un fin o meta concretos; c) disminución o reducción de la respuesta emocional.

También hay que tener presente aquellos síntomas o situaciones que pueden simular apatía: abulia, anhedonia, depresión, etc. y con situaciones no neuropsiquiátricas de carácter transitorio.

El problema es que la motivación no es una variable observable, sino un constructo hipotético, que inferimos a partir de las manifestaciones de la conducta, y esa inferencia puede ser acertada o equivocada, siendo esto el punto débil del modelo teórico de Marin.

Basándose en el modelo teórico de Levy y Dubois se ha creado la escala APADEM-NH-66 (Apatia en Demencia-Nursing Home) que tiene validez y fiabilidad para evaluar la apatía en la enfermedad de Alzheimer y comprende tres subescalas, abarcando las tres dimensiones de la apatía propuestos por Levy y Dubois: aplanamiento emocional (AE), inercia cognitiva (IC) y déficit del pensamiento y conductas autogeneradas (DP) pudiendo ser aplicada a lo largo de toda la enfermedad (Aguera-Ortiz, L.F et al, 2010).

La APADEM-NH-66 es un instrumento heteroaplicado que esta diseñado para las personas institucionalizadas que recoge la información de los cuidadores profesionales que son los que mejor conoce al enfermo. Este informador no es médico ni diplomado universitario en enfermería. Tampoco familiar por la introducción de variables subjetivas (Aguera-Ortiz, L.F et al, 2010).

5. Intervención
En todos los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) asociados a la demencia tipo Alzheimer y entre ellos la apatía es preferible, siempre que se pueda, estrategias no farmacológicas, entre otras cosas porque solo responde alrededor de un 30%. Entre estas técnicas está la psicoestimulación cognitiva para aprovechar las capacidades residuales de la persona. Las técnicas conductuales, la terapia con mascotas son de gran utilidad.

Un estudio multicéntrico a un total de 146 personas con demencia institucionalizados o en centro de día, en los que fueron asignados al azar a la intervención inicial (la música y la terapia del arte y la actividad psicomotora) se obtuvo mejoría muy notable en la apatía moderada (Ferrero-Arias J , Goñi-Imízcoz M , González-Bernal J , Lara-Ortega F , da Silva-González A , Díez-López M 2011).

Las personas con apatía que participan en las actividades de un centro de día especializado son muy beneficiosas ya que inciden en su resocialización. El cambio de entorno (de casa al centro de día) donde aparece un nuevo contexto relacional puede mejorar el síndrome apático.

En el domicilio los cuidadores de las personas con apatía pueden organizarles actividades que le resulten recreativas y placenteras, esto aumentará su estado de ánimo. Si la persona enferma no desea cooperar en algo es preferible no insistir y volver a intentarlo más tarde mientras tanto se puede ocupar en otra actividad o distraerle. La actividad física moderada y la relación con familiares y amigos son muy beneficiosas.

En el caso que sea conveniente utilizar el tratamiento farmacológico para el tratamiento de la apatía, la mayoría de autores recomiendan el uso de fármacos anticolinesterásicos o antidepresivos.

Bibliografía:

  1. Aguera-Ortiz, L.F et al (2010). PSICOGERIATRIA; 2 (4): 207-219
  2. American Psychiatric Association . Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales , cuarta Edn. Washington, DC : American Psychiatric Press , 1994
  3. Apostolova LG, Cummings JL. (2008). Manifestaciones neuropsiquiátricas en eldeterioro cognitivo leve: Una revisión sistemática de la literatura. Dement Geriatr Cogn Disord;25:115-126 .
  4. Boyle PA , Malloy PF (2004). El tratamiento de la apatía en la enfermedad de Alzheimer. Dement Geriatr Cogn Disorders. 17 (1-2):91-9.
  5. Clarke D, Van Reekum R, Simard M, Streiner D, Conn D, Cohen T, Freedman M (2008). Apathy in Dementia: Clinical and Sociodemographic Correlates . J Neuropsychiatry Clin Neurosci 20:337-347.
  6. Ferrero-Arias J , Goñi-Imízcoz M , González-Bernal J , Lara-Ortega F , da Silva-González A , Díez-López M . (2011). The efficacy of nonpharmacological treatment for dementia-related apathy. Alzheimer Disease & Associated Disorders 25 (3) :213-9.
  7. Ferrero-Arias J., Goñi-Imízcoz M., González-Bernal J., Lara-Ortega F., da Silva-González A., Díez-Lopez M. The Efficacy of Nonpharmacological Treatment for Dementia-related Apathy. Alzheimer Disease & Associated Disorders. 25(3):213-219, julio-septiembre 2011.
  8. Levy ML, Cummings JL, Fairbanks LA, et al: Apathy is not depression. J Neuropsychiatry Clin Neurosci 1998; 10:314–319
  9. Levy R, Dubois B. Apathy and the functional anatomy of the prefrontal cortex-basal ganglia circuits. Cerebral Cortex 2006; 16: 916-28.
  10. Marin RS, Biedrzycki RC, Firingiogullari S: (1991a) Reliability and validity of the Apathy Evaluation Scale. Psychiatry Res; 38:143–162
  11. Marin RS. Apathy: (1991b) a neuropsychiatric syndrome. J Neuropsychiatry Clin Neurosci ; 3:243-254.
  12. Marin RS: Differential diagnosis and classification of apathy (1990)Am J Psychiatry; 147:22–30.
  13. Mega MS, Cummings JL, Fiorello T, Gornbein J (1996). The spectrum of behavioral changes in Alzheimer's disease Neurology. Jan;46(1):130-5.
  14. Organización Mundial de la Salud . La CIE-10 Clasificación de Trastornos Mentales y del Comportamiento . Ginebra : OMS , 1993
  15. Tagariello P, Girardi P, Amore M (2009). Depression and apathy in dementia: same syndrome or different constructs? A critical review. Arch Gerontol Geriatr. 49(2):246-9.

domingo, 13 de mayo de 2012

La sexualidad en las personas mayores

«Nadie es viejo porque nació hace mucho tiempo o joven porque nació hace poco. Somos viejos o jóvenes en función de cómo entendemos el mundo, de la disponibilidad con la que nos dedicamos curiosos al saber» Paulo Freire, pedagogo Brasileño.

En este artículo quiero trata sobre la sexualidad de las personas mayores, como la viven, la influencia de los cambios naturales del proceso de envejecimiento, estrategias para vivirla adecuadamente y, otros muchos factores que inciden en la actividad sexual de los mayores.

La sexualidad forma parte de nuestra personalidad y, practicada de forma libre y segura, es fuente de salud. Nos acompaña toda nuestra vida, aunque se vive y se expresa de diferente manera según la etapa del ciclo vital.


1. Aproximación a la sexualidad humana
La sexualidad humana de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) se define como:

"Un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales."



La sexualidad humana tiene cuatro características que interaccionan entre sí, estas son:
  • Erotismo.
  • Vinculación afectiva o relación emocional.
  • Reproductividad.
  • Sexo genético: (genotipo) y sexo físico o apariencia (fenotipo).
El erotismo es la capacidad de sentir placer a estímulos mediante la respuesta sexual, es decir a través del deseo sexual, la excitación sexual y el orgasmo (la capacidad de sentir deseo, excitación, orgasmo y placer).

La vinculación afectiva o emocional es la capacidad de desarrollar y establecer relaciones interpersonales muy significativas (la capacidad de sentir, amar o enamorarse).

La reproductividad (reproducción) no solo es la capacidad de tener hijos y cuidarlos, sino que abarca los sentimientos de maternidad y paternidad y actitudes para hacer que se desarrollen adecuadamente.

En la construcción de nuestra identidad tiene mucha importancia la sexualidad, en las construcciones mentales y de comportamientos de ser hombre o mujer. Y de la interacción de las cuatro características de la sexualidad se generar las orientaciones de la sexualidad: heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y la transexualidad.

La propuesta de la OMS (2006) orienta la necesidad de atender y educar la sexualidad humana. Para esto es de suma importancia, reconocer los derechos sexuales (WAS, OPS,2000). Estos derechos son:

  • El derecho a la libertad sexual.
  • El derecho a la libre asociación sexual.
  • El derecho a la toma de decisiones reproductivas, libres y responsables.
  • El derecho a información basada en el conocimiento científico.
  • El derecho a la educación sexual integral.
  • El derecho a la atención de la salud sexual.
  • El derecho a la autonomía, integridad y seguridad sexuales del cuerpo.
  • El derecho a la privacidad sexual.
  • El derecho a la equidad sexual.
  • El derecho al placer sexual.
  • El derecho a la expresión sexual emocional.
En la medida que estos Derechos sean reconocidos, ejercidos y respetados, tendremos sociedades más saludables sexualmente.

En las diferentes etapas de la vida, la sexualidad se expresa de diferentes maneras y tiene sus propias necesidades. Lo mismo que los animales, los seres humanos utilizamos la excitación sexual para la reproducción, pero a diferencias de estos le añadimos la dimensión psicológica que comprenden aspectos cognitivos, afectivos, volitivos, culturales y religiosos. Nuestra sexualidad comprende la identidad sexual y de género que constituyen la conciencia de ser una persona sexuada y además con el significado que cada persona dé a este hecho, es decir: es la expresión de la propia identidad sexual y de género.

2. Mitos y creencias
Entorno a las personas mayores y el proceso de envejecimiento existen muchos mitos, esteriotipos y prejuicios que constituyen verdaderos edadismos. Esto empeora cuando nos referimos a la sexualidad. Y es que existen muchos mitos que niegan la sexualidad a las personas mayores. El amor y el sexo es cosa de jovenes.

Esto tiene que ver mucho con nuestro entorno, comenzando por la propia familia, las instituciones, los medios de comunicación social y la sociedad en general, niegan no sólo la expresión de la sexualidad y la afectividad en las personas mayores, sino hasta la capacidad de una respuesta sexual satisfactoria.

Vivimos en una sociedad, en que todo lo bueno esta ligado a la juventud, parecer joven es una prioridad que alimentan los medios de comunicación y la publicidad. Hay que perecer joven a toda costa, porque se considera que lo bello y lo productivo va ligado a la juventud. Y a las personas mayores se le consideras fragiles y debiles, sin atractivo físico y personal, sin capacidad sexual. La sociedad siempre ha intentado, negar su sexualidad. Y esto empeora en el caso de la mujer mayor, pero no hay que permitir que estas actitudes sociales, mitos, estereotipos y creencias religiosas, incluso refranes populares, impidan el desarrollo con normalidad de la sexualidad en esta etapa de la vida.

Afortunadamente, no todas las personas tienen la misma imagen de las personas mayores y poco a poco esto va cambiando; en esto, la información y educación sexual de los más jóvenes tiene importancia capital, porque solo, desde un conocimiento verdadero de la sexualidad, como puede cambiar estas actitudes.

En este sentido, ha sido la gerontología y sus distintas disciplinas, las que están contribuyendo de manera fundamental en las erradicación de estos esteriotipos.

Podríamos hacer un listados de los mitos y prejuicios que se han transmitidos de generación en generación, que son transmitidos pos los adultos y aprendidos por los más jovenes, que considera las personas mayores sin atractivo ni capacidad física para tener relaciones sexuales normales. Entre las falsedades entorno a la sexualidad de los mayores hay que destacar:
1. Las personas mayores pierde el interés por el sexo.

Falso. La sexualidad nace con la persona, y solo se acaba al final de nuestra vida. Forma parte de nuestra personalidad y de nuestra esencia como persona. El interés perdura siempre. Cierto que la actividad sexual puede estar condicionada por la salud o por la existencia de una pareja activa. Se trata de mantener una relación afectiva basada en el cariño y gozar de nuestra capacidad sexual y no de tener una sexualidad como en la juventud.

2. La sexualidad se va agotando con el paso de los años.
Falso. Los impulsos sexuales se mantienen toda la vida. No cabe duda que la capacidad sexual cambia con el proceso de envejecimiento. Y en general la respuesta sexual suele ser más lenta, pero no desaparece, solo necesecita adaptación y busca los estimulos adecuados.

3. Que la practica sexual no es buena para las personas mayores.

Falso. Las relación sexual en las personas mayores, igual que en cualquier etapa de la vida, proporcionan bienestar emocional y físico. Contribuye a la eliminación del dolor, aumenta la autoestima y la calidad del sueño. Mantiene la relación social alejando la soledad y preveniendo la la ansiedad y la deperesión.

4. Las personas mayores no necesita tener sexo.

Falso. Igual que en cualquier edad necesitan tener pareja. Aunque prioricen la comapañía y el afecto mutuo. Somos seres emocionales, y nos podemos enamorar, aunque la pasión sea distinta.


Existen otros muchos mitos, como que:
  • La menopausia es el fin de la sexualidad.
  • La andropausia lleva aparajada impotencia.
  • Los mayores no tienen eyacualción.
  • La sexualidad tiene que imperar la capacidad física.
  • Sin coito, la relación sexual es de mala calaidad.
Prejuicios:
  • Se puede aceptar que un hombre tenga pareja más joven (aunque a veces se tache de "viejo verde"), pero se le niega a la mujer. Si la mujer enviuda, y se interesa por buscar pareja más joven, tenemos el mito de la "viuda alegre". Y así se puede elaborar un listados interminables de todas estas falsedades entorno a la sexualidad de las personas mayores.


3. La respuesta sexual en la persona mayorSon muchos los cambios que se producen con el proceso de envejecimiento, que pueden modificar o limitar la respuesta sexual en los mayores, pero no impedirla. Lo que si obligan es a una adaptación del patrón sexual, primando más las caricias y tocamientos que la genitalidad (coito) de etapas más jovenes.

3.1. En los hombres los cambios más significativos son:
  • Distensión del escroto
  • Disminuye el tamaño de los testículos
  • Hiperplasia prostática Benigna (aumenta el tamaño de próstata)
  • Disminución de la espermatogénesis (producción de espermatozoides).
  • Disminución de la calidad de los espermatozoides.
  • Reducción de la producción hormonal (testosterona).
3.2. En las mujeres aparecen los siguientes modificaciones:
  • Disminución progresiva del ritmo de ovulación.
  • Pérdida progresiva de la capacidad funcional de los ovarios.
  • Modificaciones en la figura corporal.
  • Disminución gradual del tejido graso pubiano.
  • Disminución del tamaño del útero.
  • Disminución del tamaño de las trompas de Falopio.
  • Disminución del tamaño del ovario.
  • Pérdida de elasticidad del tejido vaginal.
  • Atrofia progresiva de la mucosa del cuello uterino.
  • Atrofia de la mucosa vaginal
  • Disminución de la vulva, labios mayores, menores y clítoris.
  • Acortamiento de la vagina.
  • Disminución de la secreción hormonal.
4. Cambio en la respuesta sexual El envejecimiento inflyen en la respauestas sexuales del hombre y la muejer mayores.

4.1 Cambios en la respuesta sexual de la mujer mayor:
  • Disminuye la libido
  • Menor lubricación vaginal.
  • Mayor tiempo de estimulación para alcanzar una lubricación vaginal adecuada.
  • Disminución de la elasticidad vaginal.
  • Micciones abrasivas después del coito.
  • Se conserva la capacidad multiorgásmica.
  • Durante la excitación aumenta el tamaño del clítoris.
4.2 Cambios en la respuesta sexual del hombre:
  • Disminución de la sensibilidad erótica.
  • Aumento del tiempo de estimulación necesario para lograr la erección.
  • Menor ángulo de elevación del pene.
  • Si cede la erección, durante la fase de excitación, antes de eyacular, puede presentarse un periodo de recuperación de varias horas, llamado refractario fisiológico.
  • El periodo de resolución es más breve (rápida pérdida de erección tras la eyaculación).
  • El periodo para conseguir una nueva erección post eyaculación se alarga 24-48 horas.

5. Disfunciones que condiconan la respuesta sexual

En los hombres son:
  • Disminución de la libido: problema de baja incidencia en los hombres. Asociado la mayoría de las veces con un déficit hormonal (andrógenos), un trastorno psicológico (depresión, ansiedad) o relacionado con el uso medicamentos (psicofármacos, beta-bloqueantes, hipotensores).
  • Disfunción eréctil: es la incapacidad para alcanzar o mantener una erección suficiente para la penetración. Trastorno muy frecuente en los hombres mayores, según algunos estudios, a los 80 años, pueden alcanzar hasta el 80 por ciento. Influyen mucho en la calidad de vida de las peronas afectadas. Las causas más frecuentes de disfunción eréctil en los mayores son de tipo orgánico, los problemas cardiovasculares, los problemas neurológicos (ictus, enfermedad Parkinson, demencias), y los trastornos endocrinos (diabetes mellitus, disfunción tiroidea). También son muchos los fármacos que pueden producirla (antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos, antihipertensivos). Los factores psicológicos son poco frecuentes.
  • Trastornos de la eyaculación: algunos problemas médicos, casi siempre secundarios a intervenciones quirúrgicas (sobre todo de la glándula prostática), pueden generar una salida del semen hacia la vejiga (eyaculación retrógrada). La eyaculación precoz es infrecuente en los mayores.
En las mujeres:
  • Trastorno del deseo: disminución de la libido o del deseo sexual. A las consecuencias del envejecimiento fisiológico, hay que añadirles problemas médicos crónicos (diabetes mellitus, ictus, enfermedad Parkinson, artrosis, cardiopatías), trastornos psicológicos (depresión, ansiedad), así como el uso de medicamentos (psicofármacos, diuréticos, antihistamínicos) que tienen efecto negativo sobre el deseo sexual.
  • Trastornos "dolorosos": como la dispareunia que es la aparición de dolor durante el coito (coitalgia) y puede deberse tanto a factores orgánicos como a psicológicos o a la suma de ambos. Puede ir acompañada de otros síntomas otros síntomas como el picor, el ardor. La causa más común tras la menopausia suele ser la vaginitis atrófica por la disminución de los estrógeneos (hipoestrogenismo), aunque puede deberse también a otras causas menos frecuentes (infecciones, quistes de Bartolino, retroversión uterina, tumores pélvicos). Suele responder bien al tratamiento hormonal sustitutivo (especialmente estrógenos locales), al lograr mejorar la lubricación vaginal.
  • Dificultad, retardo o ausencia de orgasmo: requiere haber tenido previamente una excitación sexual normal, siendo la causa en las mujeres mayores casi siempre problemas médicos (diabetes mellitus, enfermedad cerebrovascular, alteraciones medulares, ...) o farmacológicos (psicofármacos).

6. Factores que influyen en la actividad sexual de la personas mayores.
De todo lo visto hasta aquí podemos deducir que los factores que más influyen en la actividad y calidad de la relación sexual son:
  • Los cambios que conlleva el proceso de envejecimiento. Es un proceso natural que disminuyen nuestra reserva funcional, pero ninguno de los cambios impide por si solo tener una actividad sexual satisfactoria.
  • El estado de salud físico, nuestro y de la pareja. En este sentido, la movilidad es un factor muy a tener en cuenta.
  • La salud mental y emocional, la deperesión y la ansiedad.
  • La censura social y familiar. Que no te importe el que dirán, el amor no solo es cosa de jovenes.
  • La pérdida de la pareja.
  • Las relaciones previas.
7. Estrategías para tener una relación sexual satisfactoria.
Lo primero
Son muchas las causas que influen en la actividad sexual, ante cualquier problemas de salud, no dude en consultar a tu médico, te aclarará dudas y te prescribirá un tratamiento, si lo cree conveniente. O te derivará al profesional de salud adecuado, geriatra, urólogo, psicológo, fisioterapeuta, otros especialistas.
 
7.1 ¿Y tú que puedes hacer?
El aprendizaje es acumulativo, así que tenemos un buen bagaje, en todo, también en la relación sexual. Utiliza este caudad de conocimentos para una buena relación afectiva y sexual. Si tiene pareja desde hacer mucho tiempo, mejor, y si has iniciado una nueva relación, procura conocer a tu pareja, la comunicación es la mejor herramienta.

A parte del atractivo físico, también está el personal, más importante aún. Descubre los gustos de tú pareja. La sedución no se acaba con la edad, utilícela. Y entabla una relación basada en la sinceridad y la confiaza, desde el máximo respeto.

El amor no es patrimonios de los más jovenes. Si te vuelve a enemorar, exprese sus prefencias y ten encuenta los reparos de tu pareja. Hay tantos patrones sexuales como parejas.

La salud sexual es muy importante, y la transmisión de enfermedad sexual se da en todas las edades. Si son relaciones nuevas utiliza el preservativo.

8. La sexualidad de los mayores en las instituciones
Si la persona mayor está institucionalizada, se ve difucultada sus prácticas sexuales, por tanto alterada sus derchos y su salud sexual. Este tema lo trataremos enotro artículo.
Fuente:
- Derechos sexuales (WAS, OPS, 2000)
- Concepto de sexualidad (OMS, 2006)
- Verdejo Bravo, Carlos (2012). "Ponencia Sobre Sexualidad". 54º Congreso de la Sociedad
Española de Geriatría y Gerontología. Santiago de Compostela, 2012.
- Varios Autores. (2011). Inmserso. Madrid. Recuperado de https://www.imserso.es/imserso_01
/envejecimiento_activo/libro_blanco/index.htm
- Guía de la Fund. Pilares sobre «Sexualidad en entornos residenciales en persones mayores» de 2017
- PANEQUE SOSA, M. (2007). «La protección de los derechos de las personas mayores en España por los defensores del pueblo», Madrid, Portal de Mayo-res, Informe 79
- Sexualidad (OMS, 2011)
- López Sánchez, F. (2005) La sexualidad en la vejez. 2ª edición
- Benbow, S., & Beeston, D. (2012). Sexuality, aging, and dementia. International Psychogeriatrics, 24(7), 1026-1033. doi:10.1017/S1041610212000257

miércoles, 9 de mayo de 2012

Ejes de la felicidad

La alegría, la tristeza, la cólera y el miedo son las cuatro emociones básicas. Cada una tiene diversas manifestaciones, así de la alegría nace: el disfrute, la felicidad, la diversión, el estremecimiento, el éxtasis, la gratificación, el orgullo, el alivio, el capricho, la extravagancia, el deleite, la dicha, el placer sensual, la satisfacción y la manía patológica.

La felicidad humana, entendida como la capacidad para disfrutar de los placeres de la vida, es un estado de ánimo positivo.

Al estudio de la felicidad nos podemos aproximar desde la filosofía, la psicología, la sociología y la antropología. Podemos buscar las bases anatómicas y los neurotransmisores que intervienen cuando vivimos un momento feliz.

Pero la pregunta que todos los seres humanos nos podemos hacer es que necesitamos para ser felices: pues diría que cada persona es feliz a su manera. En general, para los “occidentales” autorrealizarnos, ser autosuficiente, sentir placer, evitar el sufrimiento, estar enamorado. Para los orientales, según su filosofía de vida, la mayor felicidad la alcanzaría viviendo en armonía. Desde el punto de vista de un creyente, la unión con Dios sería el máximo de felicidad. Para un cristiano el seguimiento y comunión con Cristo Resucitado por medio del Espíritu Santo.

Seguro que cada uno de los lectores que lean este artículo serán felices de maneras diferentes. Pero algo habrá en común que casi todos compartimos para ser felices o al menos tener momentos de felicidad.

La clave están en cuatro palabras que son, desde mi punto de vista, los elementos comunes, los ejes básicos de un estado de ánimo feliz: Hacer, Amar, Esperar y Disfrutar.

1. Tener algo que hacer: ilusiones, sueños e inquietudes e intentar llevarlos a cabo. Sobre todo haciendo lo que más nos gusta, y si no puede ser, hacerlo en los ratos libres. Y siendo apasionado en ello. El no tener nada que hacer nos lleva al aburrimiento, al aislamiento, a veces a la tristeza y a la depresión. En las personas mayores el tener “algo que hacer” es fundamental para un envejecimiento saludable.

2. Tener alguien a quien amar: el afecto a nuestra familia, amigos, animales y la naturaleza en general.
 
3. Tener algo que esperar: el deseo que se cumpla nuestras metas, las ilusiones y la inquietudes pero teniendo los pies en el suelo. Viviendo el presente, sin obsesionando por el futuro.
 
4. Tener la convicción de disfrutar: tan importante como la meta es el camino recorrido. De este modo aunque no consigamos lo deseado, no será un fracaso porque hemos disfrutado del viaje y hemos aprendidos seguro algo nuevo.

Optimismo y felicidad

La medicina, la psiquiatría y la psicología tradicionalmente se han ocupados de estudiar aspectos negativos y patológicos del ser humano como son la depresión, la ansiedad, el estrés, y un largo etc. Y se ha dejado de lado capacidades o aspectos como el optimismo, la felicidad, la creatividad, el humor, la inteligencia emocional, la resilencia, la autoestima, etc.

EL enfoque capaz de crear salud fue realmente impulsado por Martin Seliman de la Universidad de Pennsyvalnia padre de la Psicología positiva que es una rama de la psicología que estudia las bases científicas del bienestar psicológico y felicidad así como de las fortalezas y otras capacidades mentales.

Ya Aristóteles escribió sobre la felicidad (eudaimonia), y en psicólogos humanistas como Abraham Maslow o Carl Rogers también encontramos antecedentes como la capacidad autorrealizadora del ser humano. La psicología positiva estudia distintos aspectos del ser humano, por un lado emociones: la alegría, la felicidad o el amor; por otro, fortalezas como el optimismo, la sabiduría, la creatividad, la gratitud o la resilencia.

El optimismo tiene que ver con la esperanza, se define como una actitud que nos dice que las cosas irán bien, que alcanzaremos nuestras expectativas, en definitiva que llegaremos a la meta propuesta a pesar de las adversidades y sinsabores de la vida.

La felicidad es un estado de ánimo que nos indica que hemos alcanzado una meta deseada, es decir, nos sentimos felices, contentos, alegres y nos sentimos nuevamente preparados para conquistar nuevas metas. Sería como una dimensión interna que se retroaliemnta con lo conseguido y nos prepara para seguir adelante.

Los estudios sobre que las personas optimistas y felices tienen mejor salud son numerosos. Ya el gran Rey Salomón en uno de sus escritos bíblicos afirma “: “Un corazón gozoso tiene buen efecto en el semblante, pero a causa del dolor del corazón hay un espíritu herido” (Proverbios 15:13).
 
Los niños cuyos padres son optimistas serán más felices y se sienten mejor y responderán mejor ante adversidades, así lo demuestra un estudio realizado por las Universidades de Jacksonville y Davis. Que además afirma que el factor que determina si un niño tiene o no esta actitud positiva es si sus padres la tienen.

Muchas investigaciones demuestran que la depresión, la ansiedad y el estrés inciden sobre el corazón muy negativamente y sobre la salud en general. Pero que ocurre si somos felices y optimista pues que nos protege muy positivamente en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Así, lo demuestra una investigación en la universidad de Harvard que afirma que las personas optimista tienen un 50% menos de padecer enfermedades cardiovascuales.

Un estudio de la Universidad de Michigan, publicado en 2011 en la revista Stroke, concluía que el optimismo puede desempeñar un papel importante en la protección contra el accidente cerebrovascular o ictus en los adultos mayores.

Los trabajadores con mayor inteligencia emocional tienen una dedicación y satisfacción laboral superior a la de sus compañeros, según un estudio difundido por la Universidad de Haifa, en el norte de Israel. El autor de la investigación, Galit Meisler, dijo que "los empleados con mayores niveles de inteligencia emocional tienen una menor tendencia a emplear formas enérgicas y agresivas de persuasión, e intentan persuadir a sus supervisores con tácticas de influencia más delicadas".

Las mujeres emocionalmente inteligentes disfrutan más del sexo, según una investigación del King's College de Londres que publicó el "Journal of Sexual Medicine". "La inteligencia emocional parece tener una incidencia directa en el funcionamiento sexual de las mujeres, al influir en su capacidad para comunicar sus expectativas y deseos sexuales a su pareja", explicó la psiquiatra Andrea Burri, directora de la investigación.

Pero se nace optimista y feliz o se puede aprender, pues como siempre hay algo de genético y una enorme influencia del ambiente. O sea, podemos aprender a ser optimistas y felices, primero porque es más una condición que esta en nosotros y no fuera, y segundo porque lo conseguido aumenta nuestra felicidad y optimismo.

El ser humano dispone de herramientas que con estrategias adecuadas nos hará alegres, felices y optimistas a pesar de saber que no siempre las cosas salen bien. Esta actitud positiva beneficia notablemente nuestra salud, y algo muy importante la de las personas con las que convivimos en el trabajo, con los amigos y con la familia.

Así, para potencial nuestras fortalezas positivas podemos empezar por: este decálogo:
  1. El dar las gracias por el simple hecho de estar vivo, y lo más importante que podemos compartir con los demás este hecho.
  2. Tenemos la capacidad de aprender, es decir adquirir conocimientos y utilizarlos para mejorar, aprendiendo de nuestros errores, o dicho de otro modo podemos desaprender.
  3. Tenemos una enorme capacidad de espera pero utilicémosla positivamente, “esperanza” de que algo bueno va ocurrir. Es más tenemos la capacidad de fe, de certeza de que ocurrirá.
  4. Tenemos la capacidad de mejorar nuestro lenguaje. La palabra tiene un potencial intrínseco que debemos utilizar. Para ello debemos comenzar eliminando de nuestro vocabulario palabras como “nunca”, “no puedo”, “es demasiado”.
  5. Para ser optimista hay que ser perseverante y tener confianza en nosotros mismo, fomentemos la autoconfianza. Sabiendo que podemos superar cualquier desafío.
  6. Aprender a decir no cuando tenemos que decirlo, y desterrar las quejas y los reproches también nos ayudarán a sentirnos más seguros.
  7. Tenemos la capacidad cognitiva de valorarnos a nosotros y a los demás, hagámoslos objetivamente; así aumentaremos el autoconcepto y la autoestisma.
  8. Confiemos en nuestra resiliencia, autocntrol y proactividad que son nuestras capacidades encargadas de crear las condiciones favorables para resolver situaciones adversas.
  9. Utilicemos una comunicación asertiva y empatía. Con ello mejoraremos nuestras relaciones interpersonales y nos sentiremos más felices.
  10. Deberemos tener cuidados con las personas que perturban nuestro bienestar y nos aportan infelicidad.
Y, si las relaciones interpersoanles son tóxicas debemos huir de ellas, apostando siempre por relaciones saludables e inteligentes.
 
Fuente:
Goleman, Daniel (1995). Inteligencia Emocional.
David Jiménez Matthieu Ricard, declarado el hombre más feliz del mundo., Magazine El Mundo, Domingo, 22/4/2007
Sociedad Española de Psicología Positiva
Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pennsylvania

miércoles, 2 de mayo de 2012

Impacto en el cuidador de la enfermedad de Alzheimer

Cuidar de una persona con la Enfermedad de Alzheimer no es una tarea fácil. Es muy importante comprender la enfermedad y sus efectos en la conducta de la persona. El comportamiento de una persona que tiene demencia, evidentemente, no es el mismo que el de una persona sana, por eso, incluso cuando nos parezca que actúa sin sentido, tenemos que pensar y actuar que para esa persona sí que tiene sentido. Así, si dobla constantemente cualquier trapo o servilleta, posiblemente fuera una persona muy ordenada y pulida con la ropa, o su profesión tenia que ver con la lencería; si pone los cubiertos y los platos en el lavabo igual quería colocarlo en el fregadero para ayudar.

La EA no solamente afecta a la persona que lo padece sino a toda la familia y su entorno. La familia es una estructura en la que se distinguen tres sistemas; el conyugal, el matrimonio o pareja; el parental formados por los abuelos; y, el filial, integrado por los hijos. Antes, y hoy aun en mucho países, estos tres sistemas formaban la llamada familia extensa, con un gran número de miembros viviendo en una misma casa que se ayudaban unos a otros. Desde hace ya años y en los países más desarrollado económicamente, la familia se ha hecho nuclear, con pocos miembros y, a veces monoparetal, en que los sistemas que la componen suelen vivir separados.

Para algunos cuidadores la familia es la mayor fuente de ayuda, para otros es la mayor fuente de angustia. Dentro de lo posible, es importante aceptar ayuda de otros miembros de la familia, y no llevar la carga uno solo. Si se siente angustiado porque su familia no está ayudando y hasta pueden llegar a criticarlo, porque desconocen la enfermedad de Alzheimer, puede ser útil convocar a una reunión familiar para hablar del cuidado de la persona.

La peor carga la lleva el cuidador familiar. El estrés personal y emocional de cuidar a una persona con EA es enorme y hay que plantearse planificar el manejo de la enfermedad en el futuro.

El cuidador primario, principal o familiar es un cuidador informal, es decir, no profesional y en principio
carece de los conocimientos, tantos teóricos como prácticos, para cuidar adecuadamente a su familiar. En este sentido, si el cuidador no tiene la preparación que necesita, debe recibir asesoramiento de los profesionales de salud, principalmente de los especialistas que tratan con demencias, enfermedades neurodegenerativas y otras. El cuidador se tendrá que enfrentar a:

  • A trastornos cognitivos que llevarán a su familiar enfermo a estar cada vez más “ausente”.
  • A cambios progresivos e inesperados en la conducta del paciente.
  • A un gran deterioro físico y funcional de su familiar con dependencia total.
  • A resolver asuntos, familiares, conyugales, laborales, económicos y legales.
En definitiva a estar constantemente tomando decisiones.

Aunque el familiar cuidador puede y tiene el derecho de equivocarse e intenta hacer y atender lo mejor posible a su ser querido, no siempre lo consigue. Y aquí si que es importante resaltar que no se debe aprender a bases de “experimentar” con el enfermo o recibir informaciones que puede servir para un paciente pero no para otro. En este sentido, los especialistas, los equipos de enfermería y los cuidares profesionales son de gran ayuda. Los mismos que asociaciones y grupos de profesiones y cuidadores.

A. Emociones que puede sentir el cuidado familiar
Cuando se cuida a una persona con Alzheimer, tendrá muchas emociones y sentimientos encontrados. En un mismo día, puede sentirse contento, enfadado, enojado, soledad, frustrado, culpable, feliz, triste, pena, desesperanzado, cariñoso, avergonzado, temeroso, resentido, esperanzado, desamparado, etc.

Son muchas las emociones negativas que pude sufrir el cuidador familiar:

1. Negación. A veces el cuidador niega la enfermedad y sobre todo sus consecuencia en la persona que ha sido diagnosticada.

2. Soledad. Muchos cuidadores terminan apartándose de la sociedad produciéndose un verdadero aislamiento social, limitándose a estar con la persona enferma en casa. Ser un cuidador puede resultarle solitario, puede haber perdido la relación con la persona y haber perdido otros contactos sociales debido a las exigencias de su tarea. La soledad dificulta el sobrellevar los problemas. Es importante mantener las amistades y contactos sociales.

4. Pena. Esta es una respuesta natural para alguien que haya experimentado una pérdida. Por causa de la EA puede sentir que ha perdido un compañero, un amigo, o uno de los padres y muy a menudo lamentarse por lo que fue esa persona. Justo cuando usted se adapta, la persona vuelve a cambiar de nuevo. Puede ser devastador cuando la persona no lo reconoce más. Muchos cuidadores han encontrado que la integración en grupos de autoayuda de Alzheimer es la mejor manera de poder continuar.

5. Culpa. Es muy común sentirse culpable por sentirse incómodo por el comportamiento de la persona, por enojarse con ella, o por sentir que ya no puede continuar y está pensando en un internamiento. Puede ser útil hablar con otros cuidadores y amigos sobre estos sentimientos.

6. Vergüenza. Usted puede sentir vergüenza cuando la persona tiene un comportamiento inapropiado en público. Su incomodidad puede desaparecer cuando comparta sus sentimientos con otros cuidadores que están pasando por las mismas situaciones. También ayuda el dar explicaciones sobre la enfermedad a amigos y vecinos para que puedan comprender mejor los comportamientos de la persona.

8. Tristeza. La tristeza es una emoción básica del ser humano. Es la expresión del dolor afectivo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, etc. A menudo nos sentimos tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las circunstancias de la vida son dolorosas.

B. Trastornos y problemas de salud en el cuidador
Los cuidadores familiares de enfermos de Alzheimer pueden presentar trastornos físicos, psicológicos y conductuales, según varios estudios con muy alta incidencia en algunos de ellos.

1. Trastornos físicos

  • Dolores articulares y musculares.
  • Patologías cardiovasculares
  • Trastornos gastrointestinales
  • Trastornos del sistema inmunológico
  • Trastornos respiratorios
La conducta del cuidador suele ser que acude poco al médico y en general presta poca atención a su propia salud, con un estilo de vida poco saludable: duerme poco, se automedica, etc.

2. Trastornos psicológicos y conductuales 

 
La enfermedad de Alzheimer y otras demencias tienen un enorme impacto en la salud mental del cuidador principal familiar, con una incidencia alta, así lo demuestras números estudios. 

Problemas emocionales y afectivos:

  • Ansiedad: nerviosismo, angustia, estrés.
  • Depresión: pesimismo, tristeza, apatía. Que disminuye su capacidad para enfrentar los problemas.
  • Ideas obsesivas, paranoides y hasta suicidas.
3. Trastornos psicosomáticos y cognitivos
  • Dolores de cabeza y otros, anorexia, temblor, sudoraciones, alergias, etc.
  • Insomnio: causado por una lista interminable de preocupaciones.
  • Fatiga y cansancio. Que hace prácticamente imposible completar las tareas diarias.
  • Problema de memoria, atención y concentración.
4. Conductas y hábitos negativos
  • Abandono o falta de atención a otros familiares, relación conyugal, hijos.
  • Abandono o menor atención personal: alimentación, peluquería, vestimenta, ejercicio.
  • Abandono o falta de interés de actividades laborales y económicas.
  • Aumento café, tabaco, alcohol.
  • Aumento de fármacos: analgésicos, ansiolíticos, inductores del sueño.
5. Alteraciones en la personalidad
  • Sentimientos de sentirse desbordados: por estar todo el díacentrado en el enfermo, excesiva implicación, etc.
  • Hostilidad: irritabilidad con sentimientos hacia el enfermo u otras personas.
  • Actos rutinarios y repetitivos: dedicación a la limpieza, a la ropa, etc.
C. Estrategias para afrontar el estrés emocional y los trastornos de salud del cuidador.

Para que un cuidador familiar pueda cuidar lo mejor posible a su familiar enfermo y haciéndolo de manera que el impacto sobre su salud sea el mínimo tiene que recibir información, cuidarse en todas sus dimensiones y planificar su futuro.

Pero puede ocurrir que el cuidador entre en lo que se conoce como síndrome del cuidador quemado (burn-out) que se puede definir como un enorme agotamiento físico y emocional que sufre quien cuida de manera intensiva a enfermos como los que padecen demencias. Pero se puede establecer estrategias para afrontar las consecuencias del proceso del cuidar.

Estrategias de información y asesoramiento

1. Sea realista. Es importante que, a pesar de lo difícil que puede ser, sea realista sobre la enfermedad y sus efectos. Antes que nada tiene que admitir que la persona con Alzheimer no va a mejorar, todo lo contrario, aunque parezca que está el estado del paciente es estacionario, la enfermedad sigue su curso.

2. Comprender la Enfermedad.  Busque asesoramiento. Tiene que comprender qué es la Enfermedad de Alzheimer y saber explicar cuáles son sus consecuencias al resto de su familia y amigos. Explíquele todo lo que haya aprendido sobre la enfermedad. Con estos conocimiento, adquirido se sentirá más cómodo y dominará mejor la situación como familiar y cuidador.

3. La atención primaria (AP) base de la información y atención. En los países que hay un buen sistema de salud, la AP es básica en el inicio del diagnóstico, seguimiento de la enfermedad e información y asesoramiento al cuidador familiar. Su médico, enfermera, asistente social, auxiliares y otros profesionales pueden aconsejarle que hacer conforme la enfermedad va progresando y van pareciendo los cambios cognitivos y de conductas en el enfermo de Alzheimer.

4. Asociaciones y fundaciones. Estas entidades principalmente las de familiares de personas con enfermedad de Alzheimer son una fuente extraordinaria de recursos y de información, y lo más importantes proporcionan conocimientos en base a los avances de la ciencia y de esta enfermedad en particular. Así que todo cuidador familiar debe tener también como referencia a estas instituciones, su labor divulgativa, de asesoramiento y asistencial muchas de ellas es muy importante. Me recomendación es que, si tiene un familiar con alzheimer y eres el cuidador principal, no dude en hacer socio.

5. El grupo de autoayuda. Los grupos de apoyo mutuo son una buena fuente de información y ayuda. Además de ser una buena terapia grupal gestionando mejor las emociones y donde los cuidadores comparten sus problemas y soluciones.

Estrategias de afrontamiento emocional

1. Acepte sus sentimientos. Ya hemos dicho que cuando se cuida a una persona con Alzheimer, aparecen muchos sentimientos encontrados. Todas estas emociones tiene que ser aceptadas y aprender a gestión, los grupos de autoayuda son un buen recurso. Cuando la tristeza, la desesperanza y el desamparo se han instalado hay que buscar ayuda médica y/o psicológica de inmediato pues estamos ante un estado de ánimo depresivo.

2. Comparta sus sentimientos. Es bueno compartir las emociones y sentimientos con familiares, amigos o con miembros de grupos de apoyo mutuo.

3. Comparta sus problemas. Es necesario que comparta con familiares, amigos, otros cuidadores y profesionales sus emociones y experiencias como cuidador. Esto le ayudará a su estabilidad emocional y a cuidar de manera más eficaz.

4. No se culpe. La situación que vive como cuidador familiar es producto de la EA que padece su familiar, así que no se culpe ni culpe a su familia. No se culpe ni haga lo mismo con la persona con la EA por los problemas que atraviesa.

5. Busque cosas positivas. Busque el lado positivo de la situación y en los momentos felices vividos y los que aún pueden vivir juntos. El paciente se irá deteriorando y empeorando en su estado general, mental y funcionalmente pero siempre hay momentos para el humor. Ver un programa de televisión juntos, ver fotos de acontecimientos importantes, etc. No olvide que hasta siempre existe, hasta en la fase más avanzada de la enfermedad, la comunicación afectiva. En este sentido, acariciarle la mano al enfermo pude producir una sonrisa, etc.

Estrategias de autocuidados y atención

1. Cuide de sí mismo. Tiene que cuidar su propia salud, con una alimentación adecuada en calidad y cualidad, visite al médico con regularidad. Una buena salud le ayudará a afrontar el estrés y seguir cuidando a su familiar.

2. Dedíquese tiempo. Hay que seguir haciendo las cosas que eran importantes para el cuidador y sobre todo tiene que tener tiempo recreativo, cultural, de ocio, etc. Naturalmente para esto se necesita tiempo, lo que se llama un Respiro. Los programas de respiro pueden ser:

  • Informales, prestados por otros familiares o amigos, en este caso tendrá el cuidador principal que formar e informar a su sustituto de todas las actividades que requieren el enfermo.
  • Formales, prestados por un cuidador profesional (atención domiciliaria) o trasladando al paciente a un centro de día.
3. Aceptar ayuda. Acepte ayuda de sus familiares y amigos. A veces no saben como pueden ayudar. Lo primero es pedirlo y lo segundo es darle confianza e informarlo adecuadamente.

D. Algunos derechos de los cuidadores

  1. Tiene derecho a recibir información para buscar soluciones para el familiar enfermo y sus necesidades.
  2. Tiene derecho a tener un tiempo libre real. Dedicando tiempo a actividades propias, sin sentimientos de culpa.
  3. Tiene derecho a cometer errores, y ser disculpados por ello.
  4. Tiene derecho a mantener contacto social con familiares y amigos.
  5. Tiene derecho a cansarse de cuidar y desear no seguir haciéndolo.
  6. Tiene derecho a expresar sus sentimientos y buscar a alguien que le apoye.
  7. Tiene derecho a ser tratado con respeto por aquellos a los solicita ayuda.
  8. Tiene derecho a enfadarse y sentir emociones negativas.
  9. Tiene derecho a ser considerados como miembros valiosos por la familia y sociedad.
  10. Tiene derecho a decir no ante demanda excesiva, inadecuada o poco realista.
  11. Tiene derecho a planificar su futuro y seguir su propia vida.
  12. Tiene derecho a ser atendido en la pérdida del familiar y en el proceso de duelo.
Referencias:
  1. Alzheimer´s Disease International: Hoja Informativa 3, Abril 1999.
  2. Bakker C, …. El uso de los cuidados formales e informales en la demencia de inicio temprano. Resultados del Estudio NeedYD Am J Geriatr Psiquiatría. 2012 04 de abril.
  3. APA. DSM-IV-TR: Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders, Fourth Edition. Washington, D.C.: American Psychiatric Association, 2002.
  4. Fernández, L.: Geros. Temas de gerontología, 2012