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miércoles, 9 de mayo de 2012

Optimismo y felicidad

La medicina, la psiquiatría y la psicología tradicionalmente se han ocupados de estudiar aspectos negativos y patológicos del ser humano como son la depresión, la ansiedad, el estrés, y un largo etc. Y se ha dejado de lado capacidades o aspectos como el optimismo, la felicidad, la creatividad, el humor, la inteligencia emocional, la resilencia, la autoestima, etc.

EL enfoque capaz de crear salud fue realmente impulsado por Martin Seliman de la Universidad de Pennsyvalnia padre de la Psicología positiva que es una rama de la psicología que estudia las bases científicas del bienestar psicológico y felicidad así como de las fortalezas y otras capacidades mentales.

Ya Aristóteles escribió sobre la felicidad (eudaimonia), y en psicólogos humanistas como Abraham Maslow o Carl Rogers también encontramos antecedentes como la capacidad autorrealizadora del ser humano. La psicología positiva estudia distintos aspectos del ser humano, por un lado emociones: la alegría, la felicidad o el amor; por otro, fortalezas como el optimismo, la sabiduría, la creatividad, la gratitud o la resilencia.

El optimismo tiene que ver con la esperanza, se define como una actitud que nos dice que las cosas irán bien, que alcanzaremos nuestras expectativas, en definitiva que llegaremos a la meta propuesta a pesar de las adversidades y sinsabores de la vida.

La felicidad es un estado de ánimo que nos indica que hemos alcanzado una meta deseada, es decir, nos sentimos felices, contentos, alegres y nos sentimos nuevamente preparados para conquistar nuevas metas. Sería como una dimensión interna que se retroaliemnta con lo conseguido y nos prepara para seguir adelante.

Los estudios sobre que las personas optimistas y felices tienen mejor salud son numerosos. Ya el gran Rey Salomón en uno de sus escritos bíblicos afirma “: “Un corazón gozoso tiene buen efecto en el semblante, pero a causa del dolor del corazón hay un espíritu herido” (Proverbios 15:13).
 
Los niños cuyos padres son optimistas serán más felices y se sienten mejor y responderán mejor ante adversidades, así lo demuestra un estudio realizado por las Universidades de Jacksonville y Davis. Que además afirma que el factor que determina si un niño tiene o no esta actitud positiva es si sus padres la tienen.

Muchas investigaciones demuestran que la depresión, la ansiedad y el estrés inciden sobre el corazón muy negativamente y sobre la salud en general. Pero que ocurre si somos felices y optimista pues que nos protege muy positivamente en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Así, lo demuestra una investigación en la universidad de Harvard que afirma que las personas optimista tienen un 50% menos de padecer enfermedades cardiovascuales.

Un estudio de la Universidad de Michigan, publicado en 2011 en la revista Stroke, concluía que el optimismo puede desempeñar un papel importante en la protección contra el accidente cerebrovascular o ictus en los adultos mayores.

Los trabajadores con mayor inteligencia emocional tienen una dedicación y satisfacción laboral superior a la de sus compañeros, según un estudio difundido por la Universidad de Haifa, en el norte de Israel. El autor de la investigación, Galit Meisler, dijo que "los empleados con mayores niveles de inteligencia emocional tienen una menor tendencia a emplear formas enérgicas y agresivas de persuasión, e intentan persuadir a sus supervisores con tácticas de influencia más delicadas".

Las mujeres emocionalmente inteligentes disfrutan más del sexo, según una investigación del King's College de Londres que publicó el "Journal of Sexual Medicine". "La inteligencia emocional parece tener una incidencia directa en el funcionamiento sexual de las mujeres, al influir en su capacidad para comunicar sus expectativas y deseos sexuales a su pareja", explicó la psiquiatra Andrea Burri, directora de la investigación.

Pero se nace optimista y feliz o se puede aprender, pues como siempre hay algo de genético y una enorme influencia del ambiente. O sea, podemos aprender a ser optimistas y felices, primero porque es más una condición que esta en nosotros y no fuera, y segundo porque lo conseguido aumenta nuestra felicidad y optimismo.

El ser humano dispone de herramientas que con estrategias adecuadas nos hará alegres, felices y optimistas a pesar de saber que no siempre las cosas salen bien. Esta actitud positiva beneficia notablemente nuestra salud, y algo muy importante la de las personas con las que convivimos en el trabajo, con los amigos y con la familia.

Así, para potencial nuestras fortalezas positivas podemos empezar por: este decálogo:
  1. El dar las gracias por el simple hecho de estar vivo, y lo más importante que podemos compartir con los demás este hecho.
  2. Tenemos la capacidad de aprender, es decir adquirir conocimientos y utilizarlos para mejorar, aprendiendo de nuestros errores, o dicho de otro modo podemos desaprender.
  3. Tenemos una enorme capacidad de espera pero utilicémosla positivamente, “esperanza” de que algo bueno va ocurrir. Es más tenemos la capacidad de fe, de certeza de que ocurrirá.
  4. Tenemos la capacidad de mejorar nuestro lenguaje. La palabra tiene un potencial intrínseco que debemos utilizar. Para ello debemos comenzar eliminando de nuestro vocabulario palabras como “nunca”, “no puedo”, “es demasiado”.
  5. Para ser optimista hay que ser perseverante y tener confianza en nosotros mismo, fomentemos la autoconfianza. Sabiendo que podemos superar cualquier desafío.
  6. Aprender a decir no cuando tenemos que decirlo, y desterrar las quejas y los reproches también nos ayudarán a sentirnos más seguros.
  7. Tenemos la capacidad cognitiva de valorarnos a nosotros y a los demás, hagámoslos objetivamente; así aumentaremos el autoconcepto y la autoestisma.
  8. Confiemos en nuestra resiliencia, autocntrol y proactividad que son nuestras capacidades encargadas de crear las condiciones favorables para resolver situaciones adversas.
  9. Utilicemos una comunicación asertiva y empatía. Con ello mejoraremos nuestras relaciones interpersonales y nos sentiremos más felices.
  10. Deberemos tener cuidados con las personas que perturban nuestro bienestar y nos aportan infelicidad.
Y, si las relaciones interpersoanles son tóxicas debemos huir de ellas, apostando siempre por relaciones saludables e inteligentes.
 
Fuente:
Goleman, Daniel (1995). Inteligencia Emocional.
David Jiménez Matthieu Ricard, declarado el hombre más feliz del mundo., Magazine El Mundo, Domingo, 22/4/2007
Sociedad Española de Psicología Positiva
Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pennsylvania

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